La propia luz quizás fuera la que te sacará de ese letargo o a lo mejor soy yo que con suavidad susurraré cerca de tu oído una bella poesía salida de mi interior. Con seguridad y aun medio dormida no te enteres de nada pero no me importaría volvértela a repetir. Abrirías finalmente los ojos y con ternura mis caricias se expandirían hasta otros lugares como aquellos labios por los que pasearían dos dedos que dejarían su impronta de calor emocional dentro de mi propia alma ante el sencillo recuerdo de haberlos rozado con las yemas de los dedos. Girarías tu rostro y nos miraríamos a los ojos por un momento mientras tu aun sales de ese mundo que te echará de menos así como este te extraña cuando te vas a dormir. Tu voz medio adormilada seguramente me daría un escueto y enternecedor saludo con esa susurrante cadencia que a veces me vuelve loco y otras veces me alegra el día como no te haces a la idea. Con una sonrisa y conteniendo las ganas de comerte ya en el momento por todo ese cariño que nace en mi cuando escucho tu voz te devolvería el saludo junto a un beso en esa extensa frente y no te harías a la idea en toda la vida de cuan maravillado estaré observándote, quizás una medida no muy original pero ciertamente ni te haces a la idea de cuan maravillado me dejas con tu sola presencia en mi vida.
Y pensaría en todo lo bonito que me ha pasado en la vida. Pensaría en triunfos y derrotas, premios y castigos que he tenido que recibir y sufrir por mal comportamiento, el cual nunca tuve pero siempre he temido, a esa transformación en un ser oscuro que me aparte de todo aquello que quiero y me acerque al mal, a la soledad y a la muerte prematura por falta de motivos vitales a los que agarrarse. Pero ahí estarías tu, con tu sonrisa, tus ojos brillantes y enormes, mirándome y sintiéndome atrapar por esa mirada que a veces veo en medio de cualquier paraje en el que se puede dar fe de que no estás presente, pero como si lo estuvieras. Y te miraría con una ternura que ni te imaginas, que ni yo puedo llegar a imaginar en lo mas absoluto. Estaría tan bellamente acompañado por ti que nada mas me importaría, ni el tiempo importaría lo mas mínimo, o los planes o las prisas. Solamente tu y yo en esa bella zona de aquel gran castillo, en aquella gran cama siendo saludados por los rayos del Sol, la fresca brisa que poco a poco se iría refrescando mucho mas y acercaría los cuerpos en busca de calor. Me acercaría a ti haciéndole todo el caso del mundo al aire que nos rodea y suavemente deslizaría mis dedos por tu rostro, sin poder creerme tanta belleza junta, dentro y fuera de una sola persona. Mi mirada de adoración no se apartaría de tus rasgos que lentamente se volverían interrogantes, como siempre hacen. Y yo te diría que no pasa nada y te pediría una sola cosa . Que cerraras los ojos. Y si los cerraras con suavidad te daría tres besos.
El primero en la frente, queriendo expresar sentimiento de abierta protección. Nada te afectará en tanto yo esté a tu lado en los sueños y la realidad. Con ese beso te haría ver que no me importa como seas ni lo que seas, que tal y como te muestras siempre vas a ser especial para mi. En ese dulce tributo a tu frente pausaría los labios para que fuera un tributo al tiempo que lentamente pasaría pero no por afán de torturar, sino por concederme mas y mas tiempo, el suficiente al menos para que me dejaran demostrarte con gestos todo aquello que te quiero decir con palabras, dejar que los pequeños trazos de mis dedos dibujaran en tus mejillas pequeños ríos de cariño. Al son de los corazones pasarían los minutos, deliciosamente lentos. No se escucharía otro sonido que no fuera e de las respiraciones poco a poco alterándose por el continuo ir y venir de las manos en tu rostro y que descenderían por tu brazo para entrelazar los dedos, en ese gesto de apoyo, de ´´yo siempre voy a estar ahí, diga lo que diga el destino´´. En un deslizar cadencioso por tu rostro, mi aliento se encontraría por unos segundos con el tuyo y se llevaría a cabo la mas bella hazaña que nunca se pueda realizar. En un susurro te pediría que cerraras los ojos y así sería el momento.
Tus ojos cerrados me daría la suficiente intimidad como para acercarme sin temor a esos labios dulces como la misma miel, tentadores que parecen pedir besos a gritos en mis mas bonitos sueños. Me acercaría con cautela, con respecto, adoración y muy suavemente posaría mis labios sobre tu labio inferior, lo atraparía con sutileza y lo mimaría con la ternura con la que mi mano se desliza por tu rostro o la seda por una corriente de aire. De mil amores le daría cobijo al frío invernal de la angustia y la tristeza, de la soledad y los miedos. Te ofrecería el humilde refugio de mis labios para que te ocultaras de todo aquello que te da miedo. Entre suspiro y suspiro iríamos forjando esa armadura que nos haría invencibles, imparables ante las envidias, las mentiras o cualquier otro mal. Miraríamos al destino o la tragedia a los ojos y le diríamos con toda amabilidad ´´cinco minutitos mas´´. Crearía un mundo solo con las sensaciones de ese momento único que tendría lugar entre tus labios y los míos, lentamente bailando al compás de un lento pero a la vez enérgico vals. Mis dedos se enlazarían con los tuyos, dándose la unión por otro punto mas junto a los alientos y los labios. La textura de tus labios no haría mas que incitarme a seguir y seguir, dejando los problemas a un lado para que únicamente nosotros podamos llevar a cabo tan delicadas acciones.
En algún momento posterior una rosa en mi mano se deslizaría por tu mejilla. Nuestras miradas se dirían todo con respecto a las sensaciones que nos llenaran en ese momento tan dulce de un día largo y sempiternamente recordado. Por tu mejilla se deslizaría esa azulada caricia de inferior calidad a la de tu piel, tu delicada y cálida piel que me inspira los sentimientos mas bellos cuando la siento bajo la yema de mis dedos. El tiempo dejaría de tener sentido: ya no serían latidos ni nada por el estilo, sencillamente no habría tiempo, ni espacio, ni palabras con las que encuadrar este momento en una época. Yo te confesaría con miradas, con pequeños gestos aquellas bellas sensaciones que causaste en mi desde un primer momento y que nunca pensé que llegaría a expresarte de alguna forma. Te narraría con esa rosa cada uno de los detalles que te he dedicado en forma de nuevos gestos en los que recrearse de la mas dulce de las formas, con una total entrega a ese momento que por todos los medios volvería inolvidable para tu recuerdo.
Y en aquella mañana nos perderíamos, entre conversaciones, risas, problemas olvidados y detalles... una infinidad de detalles.
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