martes, 25 de diciembre de 2012
Carta a la Musa V
Bella Musa de mi inspiración:
Mis labios susurran de vez en cuando tu nombre para afianzar mi cordura. Esto es en sí una locura, lo se, pero es la única forma en medio de todo este frío de evocar la idea del calor que llegue con la suficiente fuerza como para poder seguir adelante. No paro de pensar en ti para tener un objetivo por el que luchar, un indicio de algo bueno que me ayude a seguir adelante. La imagen de tu sonrisa me devuelve la esperanza y me ayuda a tener una fe casi inquebrantable, que echa fuera de mi corazón a la desesperanza y las tristezas de los malos resultados. Te preguntarás porque no pienso en cosas mas cercanas, en gente que puedo tocar y cosas similares. Eso tiene una sencilla respuesta.
Porque yo te quiero. Porque sonrío al pensar en tus ojos mostrándome un mundo tierno, delicado, dulce, salvaje, seductor. Porque no puedo evitar preguntarme que se sentirá al rozar tu piel, sentir tu aliento o acariciar tu rostro cuando la luna sale a dar su paseo por los cielos. Por tonto que parezca me mata la curiosidad de querer saber como es el sabor de tus labios, morderlos y darles muchos mimos mañaneros. Quiero sentir el vaivén de esas caderas en medio de tus bailes llenos de sensualidad y pasión, de amor por la danza o buscando la evasión total. Quiero saber y saborear todo de ti, Exaltar nuestros ánimos juntos, donde la pasión funda incluso los metales mas resistentes al calor de los amantes. Me estremezco de la idea de poder acariciar ese cabello y girar contigo en algún momento para sentir todas tus formas sobre mi piel, deleitando a mis manos en caricias, a mis labios con besos, a mis oídos con susurros.
Quiero que tu sonrisa muera solamente cuando mis labios se amolden a los tuyos en el mas dulce y entregado de los besos, que nos haga olvidar toda la tristeza que rodea y cubre al mundo. Creo que será lo mas delicioso que haya saboreado en mi vida y no querré separarme de esos labios dulces, que cuando sean catados por mi propia alma me hagan soñar despierto, sentir que alcancé el punto mas alto de mi vida. No habría nada que me diera miedo si en cada mañana fueran tus labios mi desayuno y tu cuerpo el altar de una misa blanca, pura, con una santidad que residiera en la blancura de tu sonrisa al mirarnos a los ojos, esos ojos que echo tanto de menos. Tanto que te echo de menos que el otro día te vi.
Estaba yo en medio de mis pensamientos cuando de pronto veo a un lado y ahí estabas tu. Te acercabas, no eras real, yo eso ya lo suponía, pero te acercabas y me tomabas del brazo con suma delicadeza haciéndome sentir vulnerable, como si el viento me fuera a romper a mi en vez de a ti, antes de colocar tu cabeza sobre mi hombro. Susurré tu nombre y tu me mirabas, acariciabas mi rostro con una mano que dejaba grabada mi piel con tu ternura como el fuego puede hacerlo sobre la madera y el acero pero sin rastro de dolor, solo paz. Te decía que tenías el nombre mas bonito del mundo, que tus ojos eran mi luz en la mañana, la tarde y en la noche de estos tiempos tan aciagos. Tus labios se movían para decirme que yo era el caballero mas lindo del mundo y yo sonreía con mucha timidez, me sonrojaba levemente y entonces desaparecías, dejando en mi un recuerdo maravilloso.
Mi mente es así, te recrea cuando me faltas y no es una buena forma de sustituir tu ausencia. Esa ausencia negra y al mismo tiempo que supone prueba de fortaleza para mi subconsciente y a mi cordura. Hasta ese punto te quiero. Hasta el punto de que tu eres mi rosario, el aire que da sustento a mis alas y que me hace volar ante estas y otras muchas lineas. Rezar para mi es susurrar tu nombre y acompañarlo de un "te quiero" entre otras muchas palabras es la perfecta letanía. Ni yo mismo me hago a la idea de hasta que punto eres una especie de religión para mi, la sacrosanta forma de una divinidad que ha bajado a la tierra para darme algo de luz, de veracidad y pureza a mi mundo. Mi mundo, el cual consideraba muy lejos de la perfección pero que me brindaba ciertos placeres prohibidos, se vio mucho mas bello al chocar tu luz contra mi oscuridad, siempre latente pero ahora mucho mas vistosa.
No Tengo claro que decir ahora. No es el orden mi fuerte, ni las palabras elaboradas pero espero que quede lo suficientemente claro que para mi eres una de las personas mas importantes que me pueda encontrar. A ángeles, demonios y espíritus naturales que se han cruzado en mi camino les dejé clara una cosa. Que de tanto que te quiero, solo una noche sería suficiente para que me hicieras feliz toda una vida. Ni la carne tendría que mezclare ni los placeres de la pasión recrearse y hacernos estallar. Solo quiero una noche... a tu lado y con nada ni nadie mas. Mirar tus ojos, leer un cuento, cantarte con mi voz o sencillamente estar juntos. Solo eso pido.
Tu caballero de grandes y opalinas alas te manda una lluvia de pétalos azules y los mas blancos y transparentes sentimientos que pueda expresar alguien de mi condición.
Siempre tuyo, queriéndote hasta la locura:
tu caballero alado.
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