Creo que si tuviera que expresar en palabras todas aquellas sensaciones que me recorren cuando te veo, no existiría diccionario del alma capaz de describir algo semejante. No podría imaginar que vocablo estaría a la altura de mi alegría y mi dicha cuando apareces de esa forma ante mía, tan sorpresivamente, y te abrazo y acaricio tu rostro. No puedo estar una vida, porque no es suficiente, investigando que hálito con sonido me haría describir a la perfección el júbilo de tenerte cerca y las ansias de una mayor cercanía, en medio de las noches o de los días. Si pudieras verte en mis ojos, si pudiera contemplar como atesoro cada pequeño gesto de tu parte como si fuera una gran hazaña para el amor. Y podría estar dedicando líneas y mas líneas a cada pequeña parte de ti que pude descubrir en cada una de las veces que te he visto y hemos hablado.
Quien sabe que tipo de declaración o misiva sea esta, pero tengo claro que verte es mi corazón acelerado, mis ojos en tus ojos, tratando de asimilar lo pequeño que uno se siente, de lo vulnerable que el mas aguerrido caballero puede volverse si está siendo observado por los ojos correctos. Estoy feliz de poderme expresar a través de la letra escrita y se mucho mas transparente cuando se trata de mis sentimientos, y es una lástima no poderlo hacer cara a cara, por miedo, cobardía, temor y respeto a ese lazo que nos une. Que tantos pensamientos te dediqué pensando en un idilio, en la forma en la que todos podríamos ser felices, los unos con los otros algunas veces, y otras creando un mundo donde solo estemos tú y yo, como un gesto de egoísmo pero en el que primaría tu libertad y felicidad por encima de todas las cosas.
Si tan solo tuviera el valor de poder expresarte cada pequeño detalle que mi alma ha elaborado en relación a ti, de como cada pequeña gota de experiencia es adquirida para convertirla en un precioso recuerdo que me da mas fuera y mas felicidad. La efervescencia del amor está en mi desde que he podido sacarte la primera sonrisa y he querido ser el que las provoque un día tras otro, e invitarte a pensar y a conocer parte de mi mundo, el cual no es perfecto, pero está salpicado de tu recuerdo constantemente.
De tu sonrisa se desprende la amabilidad, el peligro y la luz, junto a un sinfín de matices que pueden producir mil esencias de sentimiento en el corazón de hasta el mas duro de los hombres. Ilumina con cada pequeño gesto mi mundo, esperando siempre a recibir otro rayo de sol, como el sediento que no tiene suficiente agua.
Tus ojos, como diría el poeta, son dos luceros del alba, sendas representaciones de la mirada que Venus posó sobre los afortunados que conseguían su atención y a los que regalaba el favor de su presencia y sus artes divinas. Aquella mirada asistió a situaciones terribles, porque tu vida sigue siendo humana y siguen siendo humanos los que te rodean, pero siempre ha reflejado la comprensión y las grandes ideas que has tenido para hacer mas dulce la existencia de aquellos que te rodeamos.
Tu cabello se mueve con el aire, cada hebra de dulce material por separado, siempre brillando o dejando la esencia de un perfume enigmático tras de sí. Desprendes elegancia y saber estar, una educación maravillosa aunada a la paciencia de quien me escucha y hasta disfruta con mis diatribas. Y espero poder reunirme siempre contigo, encontrarte de pronto a la vuelta de la esquina o en mis sueños mas bellos. Y a tu lado estar algún día.
Atte: el hombre que te ama.
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