lunes, 19 de agosto de 2013

Pensamiento de escritor 8: Sobre jazztell y la sanidad española. (escrito hace tiempo)

Mientras escribo esto, mi madre está en el hospital de oza, tratando de conseguir un informe médico que refleje los problemas de mi padre para escribir solo que son mencionarlo. Después tendrá que hacer un par de visitas para lograr otro informe de manos de un médico amigo nuestro que es como el de cabecera y el propio médico de cabecera. A continuación deberá ir al hospital militar para conseguir el justificante conforme mi padre está pendiente de una operación de brazo que le podría permitir escribir. Seguramente mi madre no logre ni la mitad de estas cosas. A todo esto se añade que estamos al día con la hipoteca y que el del banco no le ha dejado sacar dinero porque anda en un bloqueo que según parece es del todo ilegal ya que, aparte de que ningún otro banco lo hace salvo Caixa Galicia, la retención no autorizada de dinero es una actividad no muy bien vista por el pueblo español. Unos dirán "la crisis", Yo les digo que en la época de bonanza ya lo hacían. Algún economista me dirá el motivo y yo le pregunto porque no lo hace el Santander ni el BBVA ni Caixanova o Caja Catalana. Pero volvamos a la cuestión médica.
Yo comprendo el asunto de la desconfianza a la hora de reflejar en un informe una cuestión tan peliaguda y abstracta como es una demencia (hay mucha mala mujer y familiares codiciosos), aunque ese no es el problema, sino el hecho de que mi señor padre puede comer pero la susodicha demencia no le permite formar bien, Hace un garabato diferente de cada vez que forma y para asuntos de notarías es necesaria una forma lo más parecida posible (o la misma) que la que consta en el carné de identidad. Y se añade otro problema. El camino más rápido es sacar la copia de un papel que le permite a mi madre administrar el dinero de mi padre para hacer los pagos de facturas sin mediar la forma de mi padre. Los mas estúpidos en este punto piensan que mi madre ha sido lista, ha engatusado a un médico casi reconocido a nivel nacional y se va a quedar todo su dinero. Pues yo les digo que el sacrificio que mi madre hace cada día por nosotros es equivalente a quedarse más bien con la fortuna de Amancio Ortega y aun así ella esperaría religiosamente a que muriera de viejo, feliz y rodeado de nietos. La cuestión es que ese papel no posee una clausula o estipulación que prohibía sacar una sencilla fotocopia del papelito en cuestión para presentarlo en un hospital, que le redacten un informe de incapacidad y esto a su vez le permita a mi madre agilizar el proceso. Pero esto es España y hay una cosa (o excusa) llamada crisis económica mundial, producto de poderes en la sombra para unos y estulticia capitalista para otros. Yo lo considero sencillamente incompetencia. La incompetencia es eterna, nos va a sobrevivir a todos y es lo que jode este país.
Hace unos días una frase en un foro sobre un juego de ordenador que me tiene enganchado decía que para hacer una guerra perfecta hay que tener el mando alemán, la intendencia francesa, al soldado español y al enemigo italiano. A esto un buen amigo mío dijo que seguramente el soldado español se quedaría en la tienda de campaña rascándose la barriga. Ignoré esa vena de patriotismo tan cegadora que nos hace decir estupideces y más cuando tocan algo a lo que le tenemos alto aprecio como es, en mi caso, la fuerzas armadas de nuestro antaño glorioso país. Y es que fueron estas fuerzas armadas las que nos permitieron conquistar el mundo durante unos siglos. Más allá de mi opinión sobre su comentario, mi amigo dijo algo dolorosamente aplicable a todas las esferas de la sociedad española. Somos unos incompetentes. Salvo excepciones, obviamente, el español medio busca de forma a veces picaresca solucionar sus problemas, aprovechándose de las buenas personas o ralentizando por deporte y casi a veces parece que por gusto los procesos que podrían llevar adelante a este país y las economías de muchas familias.
Mi madre llora cada día de impotencia, de cansancio y de hambre, porque cuando mi padre no está destrozándonos la moral y las ganas de vivir de forma consciente, lo hace de forma inconsciente y esa línea divisoria se ha roto hace mucho tiempo. Tan pronto nos adora como mi madre es una puta que lo abandonó durante meses en Oza (lleva dos semanas)  como yo soy el mayor hijo de puta de la historia (no le quise bajar a la cafetería a por dos litros de Coca-Cola, que por cierto está carísima). Créanme que cuando me niego a esas cosas es por su bien (no puede tomar cafeína) y por el bien de la economía de la casa. Cuando logra algo pide otra cosa y eso provoca un agujero del tamaño de Central Park. Mis negaciones son fruto del esfuerzo y la voluntad. Cuando el consigue algo fuera de sus horarios de comidas es una derrota para mi, para la familia, para todos nosotros, es un paso que se retrocede en la voluntad de salir adelante de una de tantas familias españolas con parientes enfermos o altamente egoístas en su familia. Lo de egoísta lo admite hasta él, conste, y dice que va a cambiar... y llevo mas de 16 años esperando. No soy el ser humano mas comprensivo del mundo; al contrario que mucha gente yo le tengo un odio irracional a los enfermos mentales, borrachos y drogadictos. Hay que ser misericordes (cosa que demanda mi padre y el no muestra con nosotros) con ellos sí, pero solo con aquellos que quieran salir adelante. Y mi señor padre no quiere salir. Es verdad que ya no puede, pero en realidad nunca quiso aun cuando tuvo la oportunidad.
Y todo esto viene a cuento de que mi señora madre lleva treinta años casada con un señor enfermo que ahora se muere, que quizás lo haga odiándonos porque su enfermedad le diga que somos la peor escoria del mundo, y eso nos pesará en la conciencia toda la vida, mas a mi madre que a mi porque ella no sabe pasar y la muerte es un catalizador de las emociones como pocos hay en esta tierra (la muerte de Nestor Kirchner le dio 20 puntos a su esposa en los comicios de Argentina). Y aquí muchos dirán "metedlo en una residencia".  Estamos en ello hombre pero eso nos lleva al papelito que no quieren fotocopiar, a cubrir impresos burocráticos, a entregarlos en duplicado en dos sitios distintos, a cubrir mas impresos, a conseguir informes y finalmente mas impresos. Todo esto y mas de lo que puedo recordar por lo que me cuentan las lágrimas de mi madre es lo que sufrimos una familia española con un familiar enfermo que no puede ser metido en una residencia porque, y cito textualmente, "no hay sitios para gente como su marido/padre"
No he sido lo mas coherente del mundo pero resumiré. Mi cabreo no es con España, es con esa idea que tienen con mi país los de fuera y les estamos confirmando, con la administración pública, el sistema sanitario (cuando lo ingresaron en el CHUAC se lo derivaban de un lado a otro sin sin casi ninguna explicación), el educativo y el formativo de los nuevos profesionales. Ah, y con Jazztel, porque pagamos las cuatro facturas que las gestiones para mi señor padre no nos dejó pagar hasta el 25 y el día 19 nos habían dado de baja. Y así nos va. La típica señora del Opus Dei (conozco a una así) junto a cierta loca (que por desgracia también conozco) me hablaría de los niños de África. Yo no he visto que fueran ahí a ayudar ni nada, aunque mandaron 30 euros que seguramente se quede la propia ONG. Eso me hace sentir mejor desde luego.

Ah que loco estoy... 

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