Mientras escribo esto, mi madre está en
el hospital de oza, tratando de conseguir un informe médico que refleje los
problemas de mi padre para escribir solo que son mencionarlo. Después tendrá
que hacer un par de visitas para lograr otro informe de manos de un médico
amigo nuestro que es como el de cabecera y el propio médico de cabecera. A
continuación deberá ir al hospital militar para conseguir el justificante
conforme mi padre está pendiente de una operación de brazo que le podría
permitir escribir. Seguramente mi madre no logre ni la mitad de estas cosas. A
todo esto se añade que estamos al día con la hipoteca y que el del banco no le
ha dejado sacar dinero porque anda en un bloqueo que según parece es del todo
ilegal ya que, aparte de que ningún otro banco lo hace salvo Caixa Galicia, la
retención no autorizada de dinero es una actividad no muy bien vista por el
pueblo español. Unos dirán "la crisis", Yo les digo que en la época
de bonanza ya lo hacían. Algún economista me dirá el motivo y yo le pregunto
porque no lo hace el Santander ni el BBVA ni Caixanova o Caja Catalana. Pero
volvamos a la cuestión médica.
Yo comprendo el asunto de la desconfianza
a la hora de reflejar en un informe una cuestión tan peliaguda y abstracta como
es una demencia (hay mucha mala mujer y familiares codiciosos), aunque ese no
es el problema, sino el hecho de que mi señor padre puede comer pero la
susodicha demencia no le permite formar bien, Hace un garabato diferente de
cada vez que forma y para asuntos de notarías es necesaria una forma lo más
parecida posible (o la misma) que la que consta en el carné de identidad. Y se
añade otro problema. El camino más rápido es sacar la copia de un papel que le
permite a mi madre administrar el dinero de mi padre para hacer los pagos de
facturas sin mediar la forma de mi padre. Los mas estúpidos en este punto
piensan que mi madre ha sido lista, ha engatusado a un médico casi reconocido a
nivel nacional y se va a quedar todo su dinero. Pues yo les digo que el
sacrificio que mi madre hace cada día por nosotros es equivalente a quedarse
más bien con la fortuna de Amancio Ortega y aun así ella esperaría
religiosamente a que muriera de viejo, feliz y rodeado de nietos. La cuestión
es que ese papel no posee una clausula o estipulación que prohibía sacar una
sencilla fotocopia del papelito en cuestión para presentarlo en un hospital,
que le redacten un informe de incapacidad y esto a su vez le permita a mi madre
agilizar el proceso. Pero esto es España y hay una cosa (o excusa) llamada
crisis económica mundial, producto de poderes en la sombra para unos y
estulticia capitalista para otros. Yo lo considero sencillamente incompetencia.
La incompetencia es eterna, nos va a sobrevivir a todos y es lo que jode este
país.
Hace unos días una frase en un foro sobre
un juego de ordenador que me tiene enganchado decía que para hacer una guerra
perfecta hay que tener el mando alemán, la intendencia francesa, al soldado
español y al enemigo italiano. A esto un buen amigo mío dijo que seguramente el
soldado español se quedaría en la tienda de campaña rascándose la barriga.
Ignoré esa vena de patriotismo tan cegadora que nos hace decir estupideces y
más cuando tocan algo a lo que le tenemos alto aprecio como es, en mi caso, la
fuerzas armadas de nuestro antaño glorioso país. Y es que fueron estas fuerzas
armadas las que nos permitieron conquistar el mundo durante unos siglos. Más
allá de mi opinión sobre su comentario, mi amigo dijo algo dolorosamente
aplicable a todas las esferas de la sociedad española. Somos unos
incompetentes. Salvo excepciones, obviamente, el español medio busca de forma a
veces picaresca solucionar sus problemas, aprovechándose de las buenas personas
o ralentizando por deporte y casi a veces parece que por gusto los procesos que
podrían llevar adelante a este país y las economías de muchas familias.
Mi madre llora cada día de impotencia, de
cansancio y de hambre, porque cuando mi padre no está destrozándonos la moral y
las ganas de vivir de forma consciente, lo hace de forma inconsciente y esa
línea divisoria se ha roto hace mucho tiempo. Tan pronto nos adora como mi
madre es una puta que lo abandonó durante meses en Oza (lleva dos semanas) como yo soy el mayor hijo de puta de la
historia (no le quise bajar a la cafetería a por dos litros de Coca-Cola, que
por cierto está carísima). Créanme que cuando me niego a esas cosas es por su
bien (no puede tomar cafeína) y por el bien de la economía de la casa. Cuando
logra algo pide otra cosa y eso provoca un agujero del tamaño de Central Park.
Mis negaciones son fruto del esfuerzo y la voluntad. Cuando el consigue algo
fuera de sus horarios de comidas es una derrota para mi, para la familia, para
todos nosotros, es un paso que se retrocede en la voluntad de salir adelante de
una de tantas familias españolas con parientes enfermos o altamente egoístas en
su familia. Lo de egoísta lo admite hasta él, conste, y dice que va a
cambiar... y llevo mas de 16 años esperando. No soy el ser humano mas
comprensivo del mundo; al contrario que mucha gente yo le tengo un odio
irracional a los enfermos mentales, borrachos y drogadictos. Hay que ser
misericordes (cosa que demanda mi padre y el no muestra con nosotros) con ellos
sí, pero solo con aquellos que quieran salir adelante. Y mi señor padre no
quiere salir. Es verdad que ya no puede, pero en realidad nunca quiso aun cuando
tuvo la oportunidad.
Y todo esto viene a cuento de que mi
señora madre lleva treinta años casada con un señor enfermo que ahora se muere,
que quizás lo haga odiándonos porque su enfermedad le diga que somos la peor
escoria del mundo, y eso nos pesará en la conciencia toda la vida, mas a mi
madre que a mi porque ella no sabe pasar y la muerte es un catalizador de las
emociones como pocos hay en esta tierra (la muerte de Nestor Kirchner le dio 20
puntos a su esposa en los comicios de Argentina). Y aquí muchos dirán
"metedlo en una residencia".
Estamos en ello hombre pero eso nos lleva al papelito que no quieren
fotocopiar, a cubrir impresos burocráticos, a entregarlos en duplicado en dos
sitios distintos, a cubrir mas impresos, a conseguir informes y finalmente mas
impresos. Todo esto y mas de lo que puedo recordar por lo que me cuentan las
lágrimas de mi madre es lo que sufrimos una familia española con un familiar
enfermo que no puede ser metido en una residencia porque, y cito textualmente,
"no hay sitios para gente como su marido/padre"
No he sido lo mas coherente del mundo
pero resumiré. Mi cabreo no es con España, es con esa idea que tienen con mi
país los de fuera y les estamos confirmando, con la administración pública, el
sistema sanitario (cuando lo ingresaron en el CHUAC se lo derivaban de un lado
a otro sin sin casi ninguna explicación), el educativo y el formativo de los
nuevos profesionales. Ah, y con Jazztel, porque pagamos las cuatro facturas que
las gestiones para mi señor padre no nos dejó pagar hasta el 25 y el día 19 nos
habían dado de baja. Y así nos va. La típica señora del Opus Dei (conozco a una
así) junto a cierta loca (que por desgracia también conozco) me hablaría de los
niños de África. Yo no he visto que fueran ahí a ayudar ni nada, aunque mandaron
30 euros que seguramente se quede la propia ONG. Eso me hace sentir mejor desde
luego.
Ah que loco estoy...
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