Danzaban las bellas mujeres con los elegantes hombres y se respiraba una de las atmósferas mas distendidas nunca sentida por la protagonista de la historia que se hallaba en la esquina mas alejada de toda la fiesta, siendo ignorada de forma incontrolable por los bailarines que llenaban la pista de baile. Todas las miradas y las risas se dirigías hacia donde la fiesta se desarrollaba y la dama de ancha figura lo agradecía pues no soportaba ser el centro de la atención. Sus ojos de un vivo color ámbar eran quizás el rasgo mas bello de ella que no pretendió en ningún momento ser invitada a esa fiesta pero el poder y las amenazas paternas al final lograron salirse con la suya. Y es que su padre, rico banquera de pobre corazón se dedicaba a estar con sus amigos, dejando totalmente abandonada a su hija. Todas las mañana, las tardes y las noches se preguntaba la dama si en situaciones así su difunta madre se habría encargado de ella, de sacarla de ahí a pasear. Decían de ella que era una señora de reinos enteros, de gran belleza, que lo tenía todo a sus pies hasta al rico de su marido pero que lejos de toda ambición lo había amado. y él a ella como nadie que lea esto se pueda imaginar.
Un suspiro se liberó al rato tras el final de la pieza de Vivaldi que tocaban los expertos músicos contratados para esta noche. Los aplausos de gran fineza y educación se extendieron por el salón de actos y con el paso del rato se fueron difuminando ante la imponente estructura que era ese lugar para que así surgiera como de una brisa casual la siguiente melodía. Cada canción era como un puñal al corazón de esa regordeta pero amable dama que se encontraba sola en ese triste rincón aunque los avatares del destino quisieron que una mano desde las sombras se le acercara por detrás y de dos amables toques con dedo índice y corazón captaran la atención de la dama que se giró para dar de improviso con dos ojos marrones que la miraban desde el fondo de un largo cabello. Una alta figura embozada en traje de gala como era de pedir en ese tipo de fiestas se ceñía en todo su talle a dirigir una mirada de abierta sinceridad y una ligera sonrisa que no era reflejo en lo mas absoluto de al fría cortesía a la que se había enfrentado. Sin mediar palabra alguna se puso a su lado y tan solo dijo.
-Disculpe que me meta en vuestro rincón de soledad, al igual que vos soy un desheredado de esos que caminan en la oscuridad. No si bien lo que mis ojos de experto ven es a una dama solitaria en un rincón y aquí esta mente rebosante de ideas hostiga a mis labios a preguntar ¿como tanta soledad a vuestro alrededor bella dama?- Preguntó de forma afanosa, algo retorcida y pedante el caballero que asombrosamente no cesaba de contemplar a la dama como si fuera algo que requiriera de un interés mas que merecido.
Era mas que de esperar por parte de cualquier dama que sufra de complejos un reflejo de extensa sorpresa en el rostro redondo y de suave piel de la interpelada. Esta se esforzó en dar la conversación que se encontrara al mismo nivel de alta oratoria y dicción de su interlocutor pero solamente salió unas quedas palabras en tono de aflautada infancia que le hizo enrojecer.
-Bueno es que yo... no quería venir aquí pero me obligaron a asistir. No me gusta que me obliguen pero no podía hacer nada porque mi padre es el que manda y nadie se le opone.- Explicación corta pero muy elocuente y cargada de claves y significados a desentrañar.
-Deleznable la actitud de tu padre. Pero eso de no oponerse en cosa que tu quizás no puedas hacer pero hasta el hombre mas poderoso del mundo tiene un jefe al que subordinarse. Espérame aquí unos instantes encanto que tengo que hacer una cosa. Ten fe en menos de 5 minutos me volverás a ver. -Y antes de cualquier palabra dicha el joven de largo cabello desapareció.
La música seguía, e como que ese joven no la había tocado ni le había dado conversación en ningún momento. Ni su esencia se mantuvo en el aire el tiempo suficiente para memorizarla aunque fuera por acto de probarse a si misma que había hablado con alguien en una fiesta. Nada quedaba de él cuando se perdió por un rincón similar al rincón en el que ella se había perdido. Entonces todo sucedió con su debido tiempo pero ello no quita sorpresa en los siguientes acontecimientos.
Las puertas que se encontraban al final de dos escaleras que ascendían por ambos laterales del salón de actos se abrieron y ahí aparecía el chico que le habló antes pero con otras ropas. Esta vez mas bien de altísima calidad. Se veía que luchaba por captar y superar en gala a los ahí presentes y es que lo logró claramente cuando a cada lado de él se encontraban como 3 mujeres de diversos aspectos, estaturas, pesos y demás.
-Buenos días señores, señoras y señorita del rincón. -A esto al sorpresa de la regordeta protagonista se tornó mas que mayúscula por obra y gracia de tan elegante y distintivo acto de reconocimiento ante la multitud.- Que guapos y guapas están todos ustedes hoy. Sin embargo por favor me gustaría destacar la belleza en esta noche de luna llena de dos damas muy especiales: la luna y ella- un dedo acusador apuntó a donde ella estaba- y de paso hablemos de un señor de mucho dinero que se irá a la calle como no cuide mejor a su hija.- Tan gloriosas verbas que abrían una puerta de libertad para la existencia de esa criatura azarosamente tocada por la gracia de un ángel con mucho dinero no podían ser mas que sueño y fantasía. Pero se pellizco (banal y gran tontería lo sabemos pero lo hizo) y nada cambió.
Desde ese dia las visitas al palacete del príncipe que apodaban ´´el ángel de los desamparados´´ fueron frecuentes y la dama hizo grandes amigos.
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