martes, 24 de mayo de 2011

Visita inesperada

Una de las mas tranquilas noches que el dueño de aquella solitaria casa pudiera experimentar, este se encontraba tendido en su lecho de muerte tras años y años de aventuras. En su habitación pendían los retratos de toda una vida de carreras, ataques, defensas, paces y mas guerras que librar. Tampoco faltaban los viajes a tierras recónditas en las que poder encontrar tesoros inigualables con los que costearse una buena vida en un futuro que poco a poco se fue convirtiendo en presente y ya para ese fatídico momento, en pasado. Un aventurero yacía ahí en la cama siendo arropado por caras sábanas y por una modesta manta que se encontraba salpicada de pequeñas gotas de sangre. Los pulmones de ese hombre estaban siendo destrozados por doquier gracias a esa enfermedad maldita, una de tantas enfermedades que hacen que los viejos perros aventureros terminen postrados en la cama. Y ahí se hallaba el viejo pensando sus miles de vivencias. 


-Aventuras emocionantes ¿verdad?- Le dijo de pronto una voz en el oído. Era la muerte que venía a pavonearse de los escasos momentos que le quedaban en el mundo al hombre que mas la había burlado.- De tantas trampas que te tendí, de tantas prostitutas que puse a tu alcance impregnadas en miles de enfermedades venéreas incurables, de tantos metales oxidados con los que te cruzaste, de tantos laboratorios secretos en los que cultivar tantas cepas de enfermedades aun mas mortíferas de las que el lector se pueda imaginar, una pulmonía o Dios sabrá que ascos es lo que te tiene aquí mas que rendido a punto de morir.-la muerte carcajeó de dicha por ver a ese hombre que antes de replicar había tosido un trozo de pulmón a los pies de la parca.-Viejo gastado, perro viejo, roñoso y gastado por tus trucos y tus piruetas, ¿ya no tienes dueño al que seguir?-y nuevamente una risa macabra que se extendió por toda la llanura en la que se erigía la casa 


El hombre lejos de todo susto que no fuera el inicial por tan macabro monólogo, se dedicó a relajarse en la almohada quedando unos instantes en silencio pero sin mas que hacer se destapó y miró a la muerte a los ojos. Con tono desafiante le dijo:


-No me estoy muriendo maldita arpía de cuentos de vieja, es sencillamente que dormitaba aunque por no poder debido a tu presencia inmunda y apestosa, me dedicaré a pasear hasta que venga la verdadera mujer que me dará muerte aquí y hoy. Me cité con ella para que me de la última estocada que acabe con mi vida. No serás tu descuida, quizás tu te lleves mi alma pero como eres un burro que por tozudez siempre hace el mismo camino al averno entonces andarás exenta de todo gusto pues llevas haciendo esto desde que la primera célula murió. No hay viaje que no hallas realizado ya estúpida cosa vestida de negro. Sin embargo yo me iré feliz por desconocer una gran cantidad de cosas que me harán sentir que las ya conocidas merecieron la pena ser conocidas. -Y el hombre se levantó y se dedicó a pasear por toda la sala contemplando sus recuerdos. 


La muerte se acercó reptante asombrada por la determinación del viejo de no morir y entonces se puso a su lado como otros miles de veces anhelante del accidente fortuito que le hiciera morir en ese mismo instante. Mas el accidente no se consumó. El suelo estaba impecable y nada asomaba en las estanterías con riesgo de caerse y golpear al anciano en la cabeza.-Miserable viejo, maldito seas. Que acaso te dieron la vida eterna?.-Dijo la muerte con claro desprecio en la voz. 


-Pues sí, así es y me alegra que tardes unos cuantos decenios en darte cuenta mi vieja amiga. Se me dio la vida eterna cuando juré lealtad a esa mujer que conocí hace mucho tiempo. Se me pidió guardar lealtad a esa mujer que una vez me miró y entonces no pude mas que seguir recorriendo el mundo buscándola y se me aseguró que si mis labios no tocaban una mujer que no fuera ella entonces la vida se me haría larga hasta que ella viniera a mí. Claro que ella a mi solo me vio una vez y no creo que jurara amor eterno a ese hombre desarrapado que yo era en su momento... y que sigo siendo.- Todo ellos dicho con la calma de quien habla a un amigo que conoce desde hace años algo que hacía sisear de rabia a la pálida dama. -Tranquila que amablemente te la pienso presentar. Nada nos asegura que sea hoy cuando ella venga claro que no se porque habría de venir. 


-Por que te amo- Dijo el canto de aquel ángel que se acercó al hombre por la espalda y lo abrazó con toda la fuerza del mundo. -Por que yo hice ese mismo juramento que tu hiciste, porque te amé desde la primera vez que pusiste los ojos en mi y sentí que mi corazón no latiría normalmente de forma tranquila hasta que te volviera a encontrar y hoy aunque ya vieja, anciana, sin nietos, vengo a morir a tu lado ya que nuestra amiga la muerte se encuentra aquí para hacernos partir juntos.- Terminaron esas palabras que no olvidaría ese anciano tan sorprendido que que pensaba en su fuero interno que ya lo había visto todo en esa vida. 


Lentamente se dio la vuelta y la abrazó sin despejar su mirada de la mirada de ella, esos ojos que había visto en las tierras del fuego de Sudamérica en cierta ocasión. Ese día se fue a la iglesia mas cercana buscando a tan glorioso ángel que se había caído del cielo y le pidió a Dios la vida eterna y no volver a besar a una mujer que no fuera ella en el final de los días. Todas las mañanas, tardes y noches durante toda una vida se había dedicado a pensar que estaría haciendo esa mujer. Miles de veces se celó de todos los posibles hombres que la colmarían de miles de cosas que él no pudo darle. Muchas personas lo tacharon de romántico, otros de rematadamente loco por sentir lo que sentía hacia una persona que solamente había visto una vez en su vida. Y ese amor por el que guardó sus labios una vida entera ahora le mirada a él a los ojos, con unas arrugas preciosas y un cabello blanco que hacía ver su gran experiencia en la vida. 


Sin mediar mas y acostándose en la cama se miraron, se besaron y la alegría de sus corazón fue tal que se vieron catapultados al seno del Señor... 


Y así toda la eternidad, entre las estrellas viajan. besándose y amándose por siempre jamás. 

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