Su cuerpo se encontraba cubierto por esa suave y delicada así como valiosa sábana de terciopelo azul que daba lugar al perfilado mas delicioso que se pueda llevar a cabo por parte de un elemento de abrigo. Un suave movimiento de giro reveló sus caderas y sus hombros, perfilados a la perfección por el suave y amoldado abrazo de ese tejido confeccionado para únicamente tener contacto con su cuerpo. Aquel cuerpo y aquella alma que era motivo central de esa construcción ahora tan luminosa desde fuera pero mas desde dentro. Su cadente respiración estaba presente en todo momento, afirmando que la tranquilidad llenaba su mente por influencia de aquella atmósfera expresamente creada para ella. Mientras tanto las caricias del viento entre los árboles y las mas perfumadas flores cernían sobre aquel abarrotado pero a la vez amplio y humilde lugar las mas delicadas notas del salvaje viento y el dulce aroma de la naturaleza, dedicado en este momento a relajar todos sus sentidos. Con secreto deleite ese allanador de la intimidad se acercó al cuerpo vulnerable de la dama y lo contemplo, perfectamente moldeado por el tejido de terciopelo de cara factura. Con disimulo una pequeña sonrisa se formó en su rostro y los vientos que se colaron por la ventana desplegaron sus alas y le llevaron volando hasta donde esa Musa se encontraba. En cuanto el aire se deslizó entre las plumas, armoniosos silbidos salían en procesión de entre sus alas creado una melodía que acompañara a su adorada brisa entre los árboles para acentuar la atmósfera de relajación.
Vista desde arriba, ella se veía como una criatura a la que había que proteger, aportando por una vez un cambio de roles en esa bella relación. Mientras la contemplaba dormir amparada por ese manto del color de la noche que empieza a ser día, una sonrisa bobalicona se extendió por el rostro de aquel que decían era un adicto al dolor la sangre y la tristeza. En ese momento no era adicto mas que a esa criatura que tanto apoyo y buenos aportes había puesto. Ella era el motivo por el que aquel castillo arruinado volvía a mostrar toda esa gloria, aquella luz sobrenatural que no era ni por asomo tan bonita como la de su rostro cuando sonreía. Sin fijarse y cuando menos cuenta se daba él se había posado a su lado y na mano se posó con delicadeza en su cintura abrazando ese cuerpo por detrás, con delicadeza, como si mas que un brazo fuera una pequeña porción de brisa la que rodeara su liviana y a la vez equilibrada anatomía. La salvaje y magna criatura, temida incluso por si misma contempló ese perfilado de su faz que parecía sumida en la mas profunda de las tranquilidades. En aquella cabeza llena de enmarañado cabello castaño se estaba librando una batalla terrible entre los fuerzas del bien y del mas. Un ansia lo devoraba por dentro, necesitaba ver mas de aquel cuerpo que castigaba su curiosidad con la insinuación de formas perfectas mas allá de cualquier pensamiento humano. Por otro lado se encontraba la mas infinita ternura jamás sentida por un corazón humano que brillaba y latía vivamente cuando ella se encontraba cerca o los pensamientos se centraban en aquellos ojos de Musa Inspiradora. El tercero en discordia era el amante apasionado que quería, mediante sutiles gestos, despertar las pasiones de aquella figura divina. La batalla fue encarnizada pero con lentitud los elementos comunes de esas tres postura se fueron uniendo.
Con delicadeza un ala se posó sobre el cuerpo de esa insigne criatura dotada de todas aquellas virtudes nuevas y conocidas por los mortales. En su lenta caída un suave susurro se fue extendiendo por toda la habitación hasta que finalmente cubrió ese cuerpo tan perfecto ante sus ojos, al cual deseaba provocar mas de una llamarada de pasión entre las pieles que se rozan, las bocas que se recorren lentamente pero con voracidad animal, en la búsqueda de la salida, de quemar el incienso del frenesí entre una nada sutil danza de la naturaleza en la que los instintos son lo primero. Y así es que con pasión, cuando ese cuerpo estaba cubierto por el ala, fue arrancada de cuajo pero a la vez con suavidad la sábana de terciopelo azul quedando la nada mas absoluta entre unas plumas negri-azules y una piel suave, morena, que cubría sus divinas formas. sin duda el vestido mas bello del mundo era la piel de una mujer y si ese vestido tenía aquella coloración tan suave y pertenecía a aquel ente ultraterrenal, pues mas aun. Con la suavidad y la delicadeza de ese terciopelo ya desaparecido, los ojos viajaron a la piel de ese seductor hombro que clamaba ser atendido y con la mas infinita de las ternuras, sin mas intención que la de decirle ´´aquí estoy, te estoy protegiendo de todo mal´´ depositó un suave beso en este, con su mano rodeando su cintura y protegiendo a esa criatura en esa noche templada. Sin embargo ese día los acontecimientos quisieron que inconscientemente, ese cuerpo se girara y aun en medio del mundo de los sueños y se pegara completamente al suyo, tocando cada centímetro de su piel de Rosa Morena contra su torso y el resto de su anatomía.
Nunca dos mejillas se prendieron tanto sin fundirse en la cara, un corazón latió tan fuerte sin estallar con la consecuente muerte y un alma tan atormentada y sedienta de pasión sintió semejante sensación de paz absoluta.
Una pieza exquisita caballero... es intensa y sutil con expresa elegancia...
ResponderEliminarExquisita y sutil con expresa elegancia eres tu en cada bella formación de palabras que enuncias bella Eledhwen.
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