Sin saber muy bien cuanto tiempo pasó oyó el batir de dos alas que de refilón rozaron su mejilla pero ni se inmutó porque supuso quien podía ser a esas horas de la noche y que tuviera unas alas tan grandes un pájaro no podía ser. Con algo de indolencia giró el rostro para encontrarse con un rostro como el suyo pero corregido y mejorado. Los ojos no eran oscuros, sino claros e irradiaban un amor a todo lo que anduviera por la tierra que ningún monje de templo alguno podía igualar. las enormes alas blancas se extendían como en gesto protector hacia el escritor que se hallaba como taciturno observador con respecto a ese ángel que se había posado a su lado. Lo miró esperando que este hiciera algo pero el ángel solamente lo observó sabedor de que el escritor iba a decir algo. pero antes de que este pudiera abrir la boca un hocico salió de uno de los laterales de las alas del ángel.
El escritor sonrió. Su otra creación aparecía con ese pelaje totalmente oscuro y los ojos rojos, reflejando la ira y la lujuria, la sed de venganza y la necesidad de sangre, pero también el honor y la honradez. El gran lobo, que sobre sus cuatro patas era casi tan alto como un hombre, se dedicó a mirarlo dejando ver a su creador lo que había hecho con ese ser tan magníficamente hecho. El pelaje del lobo era suave, de una gran cuidado y rigor en su cepillado. El hombre aspiró un poco su aroma y no se sorprendió de encontrar varias esencias en ese pelaje. El lobo y las mujeres, las mujeres y el lobo. Nunca cambiaría. Con una pequeña sonrisa miró al lupino ser y este le devolvió la sonrisa. No eran necesarias las palabras con ninguna de sus dos creaciones, tan solo eran miradas, el resto lo hacía el hecho de que ese hombre que escribía con pluma de su propia creación, estaba siendo consolado por dos de las pocas cosas buenas que hizo en su vida. Una mano viajó a la frente del lobo e inmediatamente un estruendo se escuchó. Al otro lado del lago, un trono se erigía.
Un hombre se hallaba sentado en él y su sonrisa era una constancia infinitesimalmente mínima de la maldad que podía llegar a causar en el mundo. En las rodillas de él se halla alguna de sus miles de presas y piezas de caza que se halla desnuda exhausta tras lo que seguramente fuera una intensa noche (o varias) de sexo y prácticas que solo un hombre con muy poco amor a la humanidad y anatomía humana podrían llevar a cabo. Levantó s copa de sangre el rey del Averno y miró a su creador con una sonrisa cruel, recordándole uno a uno cuantos errores había cometido y dolor había causado. Con cierto hastío el escritor miró al ángel esta vez y este le devolvió una mirada cargada de sinceridad pero había algo mas que debería estar en el lobo y enseguida entendió.
-Hay que acabar con el mal señores. Ser humanos pero acabar con el mal -dijo en bajito aunque sabía que el rey del Averno lo estaba escuchando perfectamente.
Su víctima cayó practicamente muerta de cansancio al suelo y se retorció un poco por la incomodidad y ardor del suelo hasta que una criatura, un lobo rojo de aspecto bastante descuidado se abalanzó sobre la chica y la mató casi al instante pero no sin antes ensañarse y dedicarse a morderle con sus envenenados colmillos. la criatura se quedo entonces al lado del rey del Averno y miró al escritor. otra creación suya, que tuvo poca vida pero creación al fin y al cabo. Era, como ya se dijo, algo similar a un lobo pero de aspecto mas cruel aún y hecho de una forma retorcida. Su creador sabía que en cada colmillo y cada diente afilado como cuchilla se destilaba un veneno diferente lo cual lo hacía aun mas mortal. le daba el poder de envenenar a placer y eso le hacía regodearse de todo el sufrimiento que podía causar. La criatura rugió a mas no poder y les mostró todo el poder de sus fauces disolviendo parte de la periferia que rodeaba el trono y volviendo negra el agua del lago.
Y aquí el escritor miró al lobo y entonces ya vio esa señal de que no hay camino atrás, pues el lobo tenía dos alas negras totalmente desplegadas que irradiaban una esencia similar a la que irradiaban los enemigos de enfrente y les esperaban sedientos de la sangre buena que les llevaba las venas. Tomo un papel de uno de los bolsillos de su abrigo y redacto algo referente a unas alas de hielo y sencillamente las alas de hielo se materializaron en su espalda y tocaron el agua envenenada del lago, que se congeló al instante. Los aullidos se empezaron a propagar por todo el lugar y miles de coros empezaron a sonar junto a melodías que invitaban al pecado en todas sus formas mas obscenas. Con todo este panorama el escritor se ciño a pensar, transmitir y ejecutar.
Y ahí los tres se lanzaron a la batalla, entre cantos del cielo, notas celestiales y aullidos, en busca de esa victoria que los haría simplemente mejoresy los prepararía para la siguiente guerra que estallase.
Querido no se que decir, y dicen que mejor no decir nada pero recordar estas creaciones tuyas irónicamente a pesar de que sabemos lo que han hecho y pueden hacer... me han hecho sonreír como antes...
ResponderEliminarme alegro de haber causado una sonrisa en el mundo es algo que me da algo de consuelo en esta vida y me hace pensar que aun tengo salvación
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