Una calma me invade el alma en medio de esta quietud, mi corazón se frena de sus cabalgadas y se deja levar por la música que poco a poco entra en cada poro de mi piel. Una bella bailarina se encuentra ente mi llenando ese escenario que poco a poco me traslada a todas las partes de este lindo mundo en el que quiero estar. Ella baila con una libertad sincera y una sonrisa permanente. Mi fascinación por ella crece pero no quiero tenerla cerca, aún porque no la quiero importunar en su baile. Sus manos se lanzan al aire como sus piernas que se abren para dar testimonio de ese salto perfecto que me da la sensación de romperse en cualquier momento. Su vestimenta, la de toda bailarina de ballet, me deslumbra por tan simple y bella que es, ya que ella lo hace todo bello. Ella toda es belleza en estado puro. Una de sus miradas da directamente en la mía y se queda unos instantes mirándome antes d reír con las campanas de los cielos mas altos al ver esa cara de tonto enamorado que únicamente ella me pude sacar en las ocasiones mas variopintas. Con delicadeza me acerco un poco mas y ella se da cuenta mas aún de mi presencia, algo que me llena de intriga. Y sigue bailando haciendo salir los arco iris, haciendo salir a la luna y el sol, a miles de animales que se arremolinan en medio de una llanura en la que nos encontramos. Sacando a todo el universo de su letargo y a todos los eres del inframundo de sus tumbas, convocando a ángeles y demonios que quieren disfrutar de ese espectáculo tan elegante como la elegancia misma que ella representa. Los ojos de todos los dioses puestos en ella, ambicionando su figura y deseando seducirla con mil trucos y artimañas. Sus brazos se quedan abiertos un instante en esa posición básica de ballet cuyo nombre desconozco y se queda mirándome a mi justamente, de todas esas criaturas magnificas se me queda mirando a mi. Todo un elenco de bailarinas de diversas razas se une a ella y se posan en la posición antes de empezar a bailar el vals de todos los valses. Con toda la perfección de sus brazos y las piernas que tan alto la han elevado, la bailarina saltó delante de mi y pasando por encima de los 7 cuellos que tiene el dragón de 7 cabezas de la biblia, empezó a deleitar a ese público. Todas las miradas estaban puestas en la bailarina y sus compañeras pero de todos los corazones y energías palpitantes de deseo el único corazón que brillaba y latía tranquilo era el de ese joven que se encontraba en medio de toda esa multitud de entes, ese joven que era yo, mirándola enamorado hasta las trancas de esa criatura que podía tener a todo un universo pendiente de ella. Un universo que satisfaría cualquier capricho que ella se le pudiera antojar. los ritmos iban y venían de una lado para otro y los ojos de el apenas parpadeaban. Con todo el amor del mundo el dio un paso hacia delante y ella se quedó quiera en ese mismo instante junto a el.
Mágicamente, su tutu y toda la peripuesta gala que lucia se fue convirtiendo en un traje de noche, que la hacia parecer una mezcla perfecta de tentación y de bendición en un solo cuerpo encontrados. Con toda la ternura del mundo ella acercó su mano a la de el y la tomó entrelazándola mientras la otra se dirigió a su rostro y lo acarició con ternura, acompañado de esas dos bellas estrellas que eran sus ojos. Con toda la profundidad de unos bosques, de un laberinto, de un océano de chocolate en la mirada, él se quedó mirándola embobado lo que causó esa risa llena de música para el hombre que había tomado la mano de la inocente bailarina. Ella sin remediarlo y sin querer hacer fue abrazado por la mas bella de las criaturas. Con ternura el correspondió al abrazo, abrazo que luego fe cobrando fuerza mientras ese sentimiento de no despegarse nunca mas lo invadía. Y poco a poco se fue haciendo mas la calma y los universos que ya se habían concentrado ahí se fueron a dormir o a hacer sus guerras inter-galácticas.Una música nueva empezó a sonar y los dos novios se miraron a los ojos mientras danzaban lentamente, muy juntos, al son de sus corazones.
Se fueron elevando hasta lo mas alto del cielo y salieron de cualquier espacio conocido en ese pequeño universo. Se quedaron ahí, girando en medio de las estrellas, ella apoyando la mejilla en su hombro y el apoyándose en ella mientras sus corazones latían al mismo ritmo y sus respiraciones denotaban que no necesitaban nada mas en esos momentos. Los labios de ella, unas alas de fuego en apoyadas una sobre otra, se cernieron sobre los de él en algún momento y se besaron con todo el amor que puedan conceder el pensamiento humano. Con toda la profundidad de los océanos nos zambullimos en esa calma en donde nada cambiaría hasta que no lo quisiéramos.
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