miércoles, 26 de octubre de 2011
La princesa, el lobo y el manzano
Acariciadas por el viento, en medio de una soledad abrumadora, se encontraban danzando, las ramas de un manzano. No eran ramas especialmente fuertes y no era un manzano especialmente sobresaliente entre sus otros compañeros de bosque, que habían adquirido buena tonalidad por la captación mas que suficiente de los rayos del sol, que aportaban una especial dosis de vitalidad a sus hojas impregnadas en clorofila. Aún así, las manzanas de ese manzano iban a ser especiales ese día, ibas a tener un privilegio que pocos árboles podían tener. Nada parecía que fuera a perturbar la aburrida quietud del bosque, mas de pronto unos cantos amortiguados se fueron haciendo mas audibles. El bosque entero pareció quedarse en silencio para escuchar los cantos que prometían algo de compañía, compañía menos acostumbrada que la de las ardillas y los ratones, o los zorros y las comadrejas.
Por un sendero transitado por algún que otro comerciante en busca de aventuras mas que se negocio o por algún prometedor y venerado caballero, se acercaba una curiosa pareja que despertaría mas de una mirada curiosa a los ojos de quien se cruzara en su camino. La criatura que cantaba era una dama de mas o menos unos 5 años que tenía por costumbre ser bastante alegre y expresiva en lo referente a sus opiniones con respecto a diversos matices de al vida como los nombres de las personas si estos eran especialmente complejos o bien sobre la naturaleza de algunas criaturas de nombres un tanto exóticos que no serán narrados en esta historia. La pequeña dama resultaba tener unos ojos enormes que aportaban ya de por si gran belleza a su precoz y recién adquirida faz por obra y gracia del nacimiento. No era pues de sorprenderse que en un futuro muy lejano miles de pretendientes quisieran poseer el derecho exclusivo de sus ojos, de sus miradas de ternura y ensoñación. Alegremente iba la dama correteando por el camino y de vez en cuando tratando de subirse a su acompañante, no menos extraño que la criatura de 5 años. Cabe destacar antes de nada que la joven dama era en ese momento una mezcla perfecta de ternura y alegría pues con sus canciones podía llevar la felicidad a los corazones mas oscuros siendo catalizador de esto unas prendas muy bien escogidas destacándose un pequeño abrigo ni muy ceñido ni muy suelto, ya que empezaba a refrescar el tiempo.
La visión ya de por si extraña de una niña tan pequeña en la soledad de un camino era aun mas enrarecida por la presencia de su acompañante y escolta, Un lobo de color negro que sinceramente no tenía mucho de normal, pues hembra no era y así se perdía el motivo por el que pudiera estar al lado de esa niña sin comérsela. Macho era pues, y ante él nadie podía estar en desacuerdo con los mandatos de la pequeña criatura que estaba acompañando a lo largo de ese sendero como parte de un paseo que por objetivo tenía el despejar la mente y buscar la inspiración para quien sabe que composiciones poéticas o literarias. El negro pelaje hondeaba acariciado por el aire frío que empezaba a venir de las tierras heladas del norte. Un cierto tinte de algo oscuro venía con ese aire pero nada iba a desviar la atención que solicitaba la bella dama cada vez que se abrazaba a una pata o al cuello del gran lobo (cuando se daba la rara vez de que lograra alcanzar este último). Los grandes ojos de ella impregnaban de un abierto sentimiento de ternura el corazón del lobo aunque este tantas veces lo había tenido que disimular que ya era casi costumbre en él. Por las demás ocasiones que la dama no estaba envuelta en una lucha contra el pelaje del lobo, el rostro de este acompañante animal se volvía circunspecto, taciturno, pensativo, reflexivo en miles de temas que circulaban por su cabeza y unas veces eran motivos de tormento o bien motivos de otros asuntos mas sugerentes. En esas últimas ocasiones era mas abierta la sonrisa y en su mirada se instalaba un sentimiento que o era ni por asomo la ternura que desprendían sus rojos ojos cuando posaba estos en la efigie de la pequeña niña.
Los pasos de ambos eran tranquilos salvo algún ocasional correteo de la princesa que exhibía su corona de princesa y que cierto caballero de negra armadura le había regalado en una ocasión ante el asombro mágico de los presentes en la corte. En cuando el sendero se adentró en el bosque el lobo frenó en seco sus pasos y evaluó la situación que ante el se presentaba. Era un bosque desconocido, lleno de quizás mas de los suyos pero no tan civilizados ni tan grandes como él. Quizás hubiera ladrones o quizás alguna criatura maligna que le deseara mal a su protegida. Se sentó pes el lobo sobre las patas traseras pensando arduamente hasta que interrumpió su quietud física pero inquietud mental la joven dama. Venía corriendo con sus cortas piernecitas. Siempre le hizo gracia lo rápido que movía sus bípedas patas para enseñarle algo que había encontrado y de seguro podía ser la oportunidad de expandirse en amplias disertaciones. Pues era esta con seguridad tal ocasión cuando se presentó respirando agitadamente y dando saltos.
-Obitoooooooooooooooo- Decía ella en un tono y acentos que robarían mas de un suspiro a algún joven principito de los que el sinceramente se desharía son la mas mínima muestra de piedad cada vez que se acercaban a jugar con su querida protegida. Sin embargo estas ideas no fueron mostradas en ningún momento y el gesto de abierta tranquilidad y disponibilidad a la explicación se hacían patentes.- Mira que me cayó en la cabeza.-Con enérgico gesto puso delante de él un hoja de árbol. Largos años entre bosques y midiendo cantidades precisas de estas para asuntos de alquimia y de pociones o ungüentos le hicieron examinar con ojos crítico lo que le mostraban y no fue erróneo en su juicio.
-Una hoja de malus domestica mas conocido como manzano desde luego, lo cual me hace pensar con seguridad que si levantamos la vista encontraremos a dicho árbol amenazándonos con sus manzanas tan llenas de dulzura y conocimiento. -Efectivamente, un manzano sobre sus cabezas y amenazando con sus manzanas llenas de dulzura y conocimiento.-De buena calidad según juzgo. Maduras y de muy buena calidad sí -decía tranquilamente el buen lobo de negro pelaje y no tan oscuro corazón. Un pensamiento cruzaba su mente en ese instante aunque parece ser que la joven dama, ya sea de casualidad o por una oculta capacidad de lectura de mente, se adelantó a los pensamientos o mas bien pudiérase decir las palabras que iba a pronunciar el lobo de tranquila faz y elocuentes palabras.
-Quiero una quiero una- Decía dando saltos la pequeña infanta mientras miraba casi como si del Santo Grial se tratara las manzanas pendurantes por endima de sus cabezas.- Esa -Señaló y sin mas preámbulo se dio una escena digna de epopeya y de legendaria narración por trovadores y juglares de todos los reinos y castas, razas y sexos. En un arranque de energía La dama se precipitó al tronco del manzano y se esforzó con su máxima fuerza en trepar a ese nudoso tronco para alcanzar alguna de las mas bajas ramas. Este espectáculo era admirado con cierta diversión por parte del lobo que e esforzaba en no reír y mantener una dignidad comparable a la de los caballeros de aquella Isla que llamaban Inglaterra o esa gran planicie que llamaban Francia. Tranquilamente el lobo fue admirando la determinación de la princesa que poco a poco fue resbalando por el tronco y se quedó ahí un rato con la frustración en el rostro. Antes de cualquier otra reacción el lobo puso en pie a la dama con la ayuda de una de sus fuertes patas.
-Tranquila pequeña criatura, Yo me encargo de ello.-Exponiendo su mas lobuna sonrisa se acercó al manzano, se aclaró la garganta y con voz de lo mas dulce y aterciopelada le dijo al manzano.-Disculpa, oh venerable y antiguo manzano de este venerable y respetuoso bosque, somos viajeros cansados y fatigados por las millas recorridas y como escolta de la princesa que aquí puedes ver ante estos tus jugosos dulces y magníficos frutos, me preguntaba si ayudaría al menester de saciar el hambre de esta mi protegida por la que daría la vida gustoso si en peligro su vida se encontrara. Por favor os ruego la donación voluntaria de una de vuestras dulces y mas que apetecibles manzanas.-Y el lobo quedó callado como un muerto cuando en medio de un rebumbio de ramas el tronco empezó a encorvarse, señal de que la petición había dado sus frutos y nunca mejor dicho.
Ese manzano que no era ni el mas fuerte o antiguo, alagado por las palabras del caballero de negro pelaje inclino sus ramas para que la propia princesa tomara a manzana que mas deseara. Sin duda todo un ejemplo de retórica por parte de uno y de honrada humilde y mas que agradecida generosidad por parte de otro. El estómago de la dama fue deleitado con una gran y tierna manzana que fue devorada tras ser lavada en un arroyo cercano. El rumor de los árboles hizo pensar al lobo que esa dama abría corazones tanto humanos como vegetales pues al paso que iban ni un solo bandido y ni un solo depredador les salió al paso. Y así siguió tranquilo y sin problemas mayores que un poco de hambre el paseo de la dama y el lobo.
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Umm interesante relato, aquí el lobo protege a la princesita. Me encanta como lo has narrado, y me encanta que dotes de vida la naturaleza. Todo en un gran universo.
ResponderEliminarla idea de ser pedante y a la vez poder hacer sonreír a la dama a la que iba dirigido este relato es quizás una de mis máxima metas. Su blogg es toda una maravilla que conste.
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