Conoció la propia tierra y paseó por encima de grandes ciudades, solitarios y humildes pueblos, por encima de montañas enormes y por debajo de puentes milenarios extintos ya hacía siglos a los que había visto crearse y dar sus primeros pasos cuando la fortuna del viento lo permitía. Voló mas allá de lo imaginable, mas allá de cualquier distancia capaz de ser entendida en aquel mundo en constante cambio que pasó bajo tu raquis, guía inconfundible y recta de cada bella y luminosa hebra que lo recorría. Dio vueltas y bailó con el viento hasta que se encontró lo suficientemente bajo para volver a contemplar el mundo. De la ligereza del viento extrajo también cada susurro cuando este pasaba entre las hojas de los árboles mas altos y mas bajos. También escuchó el aullido de los lobos y el balido de las ovejas antes de ser cazadas, pudo impregnarse del sonido de las armas y los gritos de la guerra. En alguna ventana reposó a través de la cual se filtraban los sonidos de los amantes que se entregaban mutuamente con suaves y sugerentes suspiros, enredados los cuerpos y perlados de un sudo en el que se respiraba la esencia de mas intenso gozo. Pudo teñirse mil veces de alguna peregrina gota de la sangre derramada en asesinatos y en viles acciones a cambio de un placer oscuro y sádico en el que la mejor esencia jamás respirada era los sollozo consentidos de la víctima que finalmente sonreía en medio del éxtasis. Pudo casi arder al ascender a lo mas cercano del sol y contemplar desde muy cerca los ingenios de aquellos humanos a los que siempre sobrevivía.
Atravesó las montañas de fuego mas intenso, se impregno de la pasión de las entrañas de la tierra, de su fuerza y sus fuertes aromas, como los fluidos del placer de un amante insaciable que abraza a sus hijos una y mil veces con rugidos furiosos. Se coló aquella inocente pluma entre los agrietamientos de los volcanes y descendió al infierno en el que satanás se sorprendió de tal ejemplo de supervivencia. Contempló aquella pluma y la decidió modificar. instaló en la punta de esa pluma una pequeña plumilla de hierro que desprendía la tinta mas roja del mundo, imitando a la sangre aunque ciertamente era sangre aquello que desprendía. Él y sus métodos de crueldad y diversión basados en el sufrimiento humano y no tan humano. Maldecida, aquella pluma fue interceptada por escritores que con sangre escribieron poemas y narraciones de todo tipo que siempre infundían a un terrible resultado y la terrible consecuencia de todo aquel que los leyera de encontrar una muerte pronta y segura. Mil aspectos diabólico de la mente humana era capaz de reproducir aquella pluma que podría ilustrar mil historias de terrible resultado. La sutileza de la brisa siempre estaba presente en cada trazo pero aquella brisa narrativa siempre podía impregnar cada linea de la oscuridad mas evidente en la que el tormento y la agonía se hacía con el autor hasta consumirlo en la mas desdichada desgracia. Cuando aquella pluma se aprovechaba de toda esa sangre que circulaba por las venas del autor y lo hacía suicidar o a saber que destino, se dejaba llevar por el viento hasta las siguientes manos. pero el viento no es cosa del diablo, sino de Gaia.
Un día la pluma vio a su siguiente víctima pero el viento, imbuido por la fuerza de la Madre naturaleza, la hizo ascender y la llevó hasta donde se encontraba el ser del que procedía, en cuya ala se encontraban el resto de hermanas plumáceas que había abandonado hacía tanto tiempo. Con trazos de escritora suave narró todas su aventuras y esto hizo sonreír y a la vez sobrecoger al portador de aquella pluma que había perdido hace tanto tiempo,. También hizo saber de aquella maldición que le aquejaba y de la que en parte disfrutaba mas ciertamente ya le empezaba a cansar ir de mano en mano. A aquellas palabras, el portador de la pluma agarró a dicho objeto y con rapidez comenzó a volar a los largo del mundo atravesando los cielos de muchos países delimitados por las ambiciones humanas. Una sonrisa cruzaba el rostro de aquel que había portado esa pluma junto a tantas otras para envolver el cuerpo de una dama a la que tenía en mente muchas veces y que le había ayudado en tantas ocasiones, por la que sentía algo que no se podía describir mas allá de ningún concepto operacional de algún tipo. Voló y voló, a travesó ríos mares y montañas, de fuego y de hielo estas últimas. lagos y lagunas también le vieron pasar como un rayo cegador que desprende brillos desde sus grandes y dedicadas alas a la presencia de aquella criatura que era parte fundamental de ese plan de purificación. Atravesó palacios en la tierra pero de pronto ascendió al cielo, a lo mas alto que cualquier invento humano pueda alcanzar y salió de aquel mundo incluso de aquel universo a una velocidad inimaginable en la que la propia luz era una tortuga o incluso casi una piedra. Una gran explosión fue lo que precipitó el aviso de que ya no estaban en ningún lado conocido, estaban en una nada absoluta donde solamente se podría divisar un punto lejano al que dieron alcance rápidamente. El olor de la hierba y la suave brisa los sorprendió de lleno al ángel y la pluma.
Volando mas lento, para deleitarse con los mil matices y colores que ofrecía aquel paisaje, En un suave planeo fue descendiendo hasta tocar con unos pies desnudos una hierba fresca y llena de verdor. Los sonidos de la naturaleza parecía estar mas que modificados para que se pudieran escuchar a toda su gloria pero sin perder en ningún momento la genuina naturalidad con los que cualquier hombre del común los hubiera identificado. Cantos extraños de pájaros aun mas extraños pero definitivamente mas bellos que aquellos conocidos en el planeta del que venían salían de entre las ramas de los árboles para convocar una sinfonía de sonidos en los que cualquier nota y acode era posible como si imitaran en algunos casos a los instrumentos de viento mejor afinados o quizás la percusión mas acorde que nadie pueda imaginar. Pareciera que cada canto y cada sonido estuviera destinado a mantener todo aquello en armonía. La hierba acariciaba los pies algo humedecidos a causa del rocío pero dejaba un agradable sensación y se podía caminar por ella sin miedo alguno pues los depredadores ahí no existían. Acercándose a la única edificación del castillo. El ser alado expuso una sonrisa a la puerta y sintió como poco a poco el rocío y unas pocas briznas de hierba se iban secando y desprendiendo de sus pies dejándolos impolutos. Seguidamente las puertas se abrieron dejando salir un aroma a rosas y otras esencias deliciosas. Con suaves pasos, la propia atmósfera parecía nublar los poderes maléficos de aquella pluma imbuida por el poder de todo lo maligno. Una sutil melodía salía de una parte indefinida, como si entre los muros de ese castillo una música fuera encarcelada ahí. Sin embargo un giro inesperado de los acontecimientos hizo frenar el camino cuando se cruzó de frente con una dama de aspecto algo alocado que desprendía luces azules a través de sus ojos., como si un lago se reflejara en su mirada. Esta le devolvió la mirada sonrojándose levemente. Le dio recuerdos de parte de cierto lobo que tenían en común conocimiento y prosiguió su camino dedicándole antes una sonrisa y un guiño de ojo. Recorrió los últimos pasos y entró en aquella magnífica habitación.
En ese lugar la música era mas fuerte pero sin resultar molestamente alta. Una figura dormía tranquilamente entre sábanas de satén en la que se apreciaban unas corvas que quitaban el aliento e inspiraban mas de un pensamiento de alta temperatura a muchos seres inferiores así como a dioses y héroes. Pero él no la miraba con ese deseo carnal, la miraba con el anhelo de quien se reencuentra con al persona que mas adora, con la ternura del guardián que se siente poderosamente atraído por su protegida, con la sinceridad dela migo que desea ahorrarle males y no ocultarle nada a esa amiga bella por dentro y por fuera que reposaba entre tales sábanas en ese día que estaba plagado de oscuridad y sombras incipientes pues la noche caía y la luna comenzaba a peinar su cabello con un peine de la mas pura plata. Alguna estrella se acercaba para poder contemplar mas de cerca aquel bello rostro que podría iluminar mas de una idea y una mente inspirar a crear la mas tierna y bella poesía. Con sutileza y el mas imperceptible silencio avanzó con seriedad en el rostro pero con sentimiento en la mirada. Una pequeña sonrisa se fue asomando a esa máscara de piedra de forma inevitable, la cual se fue rompiendo poco poco dejando entrever una expresión de entregada adoración cuando pudo vislumbrar el perfil de aquella dama, de aquel ser fantástico en el que depositaría alma y vida, sentimientos, pasión y mil emociones positivas que ella era capaz de inspirarle con una sonrisa.
La siguió contemplando mientras la noche avanzaba y se decidió a tumbarse a su lado. Su rostro estaba orientado hacia la cristalera del techo que de vez en cuando de forma mágica dejaba caer algún que otro pétalo como si de lágrimas de Gaia se tratara. Con una sonrisa mas amplia se acercó otro poco y dejó un suave beso en su frente. El aroma de su cabello recién peinado por la luna desprendía un olor embriagador, al igual que el sabor de aquella piel que adoraba de saborear de forma tan sutil con esas muestras de afecto y sentimientos inconfesables que resultaban secretos a voces. Sus labios sonrieron en medio de una ensoñación que permanecería en incógnita para siempre y con suavidad susurró algo ininteligible. El caballero de opalinas alas se decidió a pillar el papel mas cercano que de un mágico movimiento transformó, en medio de una llamarada en una bella rosa azul y miró a la pluma con decisión. Como si de un demente se tratara acercó la pluma a la rosa y murmuró.
-Ahora vemos a escribir esta bella aventura, para que la lea y sonría, porque su sonrisa es lo mas bonito que se pueda contemplar en este y otros mundos. Parafraseando a mi amigo el lobo feroz de los tres cerditos leerá y leerá y entonces sonreirá.-
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