Viajando por el mundo se encontró a Humildad, una aldeana con la que hizo el amor, delicado y suave pero tradicionalmente muy efectivo, fervorosos cuando los instintos estaban disparados. De sus caricias se podía saber que sus manos eran trabajadoras y de sus caderas se podía decir que tendría una buena familia y ninguna dificultad a sentir. Cada día a su lado fue una brisa de aire fresco y al día siguiente el había decidido partir, dejando a esa mujer contenta y él contento de haber sido aceptado por ella, por sus perfecto ejemplo de como caminar en la vida con tanta belleza y no perder las formas.
En medio de una noche fue asaltado por Pasión que mucho tiempo lo tubo cautivo, sentía sus mirada constantemente clavada en sus ojos y de cada roce de esas caderas no podía por menos que afirmarse a su mismo que el paraíso despertaba esas sensaciones. Dejando el fuego como lo mas frío de este mundo sus caricias se extendían con fulgor casi divino, hasta el punto de cegar en la locura a su cuerpo y de encarcelar y agotar su mente. Cuando sus miradas se encontraban y la apoteosis de sensaciones llegaba y aullaban a una luna que se tornaba en llamas de sangre cuando los veía unirse de esa forma tan desesperadamente salvaje. Y a veces lentamente ella se acercaba y devoraba su cuerpo con besos lentos que solamente invitaban a que la debilidad por la carne se viera aumentada de forma significativa. Un buen día la que se marchó fue ella no sin antes devorar sus labios de forma que nunca lo olvidara e incendiando su cuerpo una ultima vez estallaron de placer antes de separar sus caminos.
Y la siguiente amante fue Amistad, que lo vio abatido y lo consoló y conoció de forma íntima. Hablaron y rieron, lloraron y compartieron, planearon y se necesitaron el uno al otro. Él la quería y quería algo mas pues él no era una persona normal, sino que era un caballero que buscaba una pasión con un sentimiento acompañado. Y ella eso lo vio y accedió de forma implacable a poder sentirse unidos por algo mas que por un lazo de amistad. pero ese lazo, con o sin amor, con o sin aventuras nunca se rompería, nunca se olvidarían el uno del otro así como el caballero nunca olvidaría a Humildad y a Pasión. Él reposo incontables veces en el cuerpo de ella mientras las manos de su amante lo recorrían con lentitud, haciéndole sentir protegido y protector al mismo tiempo. Reposó entre sus senos, que siempre se encontraban dispuestos a recibir sus fervorosos besos. Ella sonreía cuando él se encendía y lentamente se besaban para después ceder a la pasión. Y cuando uno no quería el otro lo respetaba. pero una confusión surgió y mas amistades llegaron y entonces él no supo que hacer. Con todo lo dicho y hecho, ella en un acto de valor le dejó marchar y él lamentó no poder hacer nada, sin embargo ella dijo que siempre estaría con los brazos abiertos para recibirle y dialogarlo, para apoyarlo y sufrir con él.
De un palacio Dignidad surgió, rodeada de un halo de misterio y se cruzó en su camino. Se miraron unos instantes y entonces ella tomando su mano le llevó a sus habitaciones donde cada día pudieron compartir todo tipo de debates entre pasión y pasión. Con dolor y sinceridad le dijo ella todas las verdades que sus fríos ojos podían reflejar. Él se sintió desesperado por hacerla sentir, ya que ella, muda como un muerto le hacía el amor y a pesar de todos los intentos, la fría dignidad le impedía rendirse a cualquier muestra de placer explícito. Se sintió mas de una vez turbado por los ojos azules que poco a poco lo devoraban y lo hacían batallar contra si mismo pues su corazón estaba frío pero su cuerpo era cálido como una mañana de verano y a él no le quedaba mas remedio que rendirse y ella no hacía nada por impedir sus caricias cuando las danzas de la cortesía se hacían de forma correcta. Uno reposó al lado del otro, en una igualdad de condiciones jamás vista.
Y llegó una dama que decía llamarse Amor. le dijo miles de cosas que solamente podían decir las locas o las enamoradas. En su corazón deposito una ilusión tan ardiente que las anteriores amantes no pudieron hacer nada por abrirle los ojos a las locuras que quería hacer. Y ella se entregaba ciegamente de una forma jamás vista. Pasión enloqueció al verse superada, Amistad quedó muda por no querer atacar, Dignidad tornó en ira su silencio y en heridas sus palabras, Humildad lloró al escuchar las palabras déspotas y carentes de calidez de Amor. Pero él amó el amor y entonces no dijo nada, solamente se dejó hacer y a su vez Amor le dejó hacer todo lo que a él le diera la gana. En momentos buenos se sentían felices pero de pronto una risa surgió de la nada y Amor se esfumó. El pobre caballero quedó desolado pensando que nadie mas iba a acudir a su lecho nunca mas. Pensó que siempre iba a estar solo, que el motivo de su vida se esfumó y que Amor no regresaría con su alegría inicial y sus dulces palabras.
Entonces llegaron todas ellas. Amistad trajo a una aliada en las batallas que se llamaba Verdad, que junto a Sinceridad hacían una mezcla explosiva, a veces hasta se fusionaban en una sola entidad que resultó ser una bella y magna criatura, que no aceptaba motivos ni razones para negar lo que defendían con su nombre y además Hicieron bien en revelar a este pobre diablo que Amor en realidad era Dolor, que deseaba jugar con alguien. Amistad también ofreció sus brazos para consolarlo, para acariciarlo pero esta vez como amiga, no como amante, pues él aunque encendido por la cercanía de Pasión, dijo a esta que gracias pero que prefería la tranquilidad de los brazos de Amistad. Dignidad le susurro lentamente que no llorase, que debía de mantener la cabeza alta por haber hecho las cosas bien, por haber entregado cada segundo y cada suspiro con fidelidad y con cariño a alguien que quizás no lo merecía. Todas estuvieron a su lado, las nuevas y las antiguas damas de su vida lo estuvieron hasta que se recuperó y emprendió de nuevo el camino.
*Perdonen la expresión pero es que era la mejor forma de expresar las ideas de una persona sencilla que se encuentra a alguien que quiere derrotado de cara a la razón de su dolor.
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