Se quedó mirando a la nada mas absoluta mientra pensaba.arrebujado en su capa de bisonte salvaje lo que aun le esperaba a el y a sus hombres por delante. Cada segundo era un paso mas hacia la perdición que se les avecinaba por ese barranco en el que desfilaban y no habían tenido mas remedio que quedarse a costa de accidentes resbalones y por supuesto la muerte. Ya se habían encaminado hacia la muerte miles de ces pero nada les aseguraba que esta fuera realmente otra de la que saldrían con éxito. Su cuerpo estaba agotado al igual que el de los 1000 hombres que lo acompañaban, hermanos de raza y sangre, todos ellos hijos de la misma madre, la prolífica Gaia, La Madre Tierra, su creadora y a la que rendían homenaje por cada victoria que les facilitaba pero esta vez estaban solos en medio de esa nevada, con esa tormenta que llevaba días hostigándolos en medio de nieve y mas nieve, parecía que lo blanco no terminaba nunca. No podía mas en esa situación y lo que decidió fue quedarse a esperar la muerte o al día siguiente en medio de ese paso al vacío que lo podría terminar de matar en una caída que no tendría fin.
El aliento se congelaba terminantemente cuando salía de una respiración levemente agitada por el cansancio y que luchaba por recuperar aire después de subir a todos los equipos hasta la cima de esa montaña dejada de la mano de su Madre. Se quedó ahí tirado esperando al día que les diera una hipotermia o que un milagro los sacara de ese tormento de tormenta. El dios de las tormentas y los vientos debía de estar muy cabreado. Alzó como pudo la vista al cielo y dejó salir una lágrima de pena, de tristeza, sentía que había fallado y que ese era su último día hasta que recordó unas simples palabras que los sacerdotes les habían inculcado en todo momento desde que tenían la capacidad de empuñar una espada.
´´La Madre nos da todo lo que necesitamos y nos cuida, pero no todo es la Madre porque ella a veces no logra abarcar con sus naturales y verdes brazos a todos sus hijos si estos se encuentran alejados. Con todo no temáis pues nunca nieva eternamente y siendo así esta la bella verdad solo tenéis que creer para que las cosas sucedan. Nunca perdáis la fe o la esperanza y si lo hacéis recuperadla inmediatamente. Que el mundo os asista a vuestros gritos de ayuda y que las fuerza de la Madre esté de vuestro lado´´
Esas palabras le dejaron un regusto amargo, entre alegría y esperanza pero también cierta tristeza pues es lo último que oyó por parte de uno de sus conciudadanos en medio de toda esa aclamación cuando partían hacia ese punto en el que ahora se encontraban. Juntó las manos y se puso a rezar como pudo intentando que no se quedaran pegadas por tanto frío que los recorría a todos. El ambiente no es digno de mirar ni de observar solo se encontraría uno una desesperación tremenda por salir de ese hoyo en medio de la nada pero el se puso a rezar.
-Yo se que tu estás ahí, escudándonos entre la multitud de las nubes y las tormentas, se que estás delirando por abrazarnos oh madre nuestra que nos has alimentado y entrenado en medio de árboles de miles de colores. Dales fuerza a mis hombres aunque sea solo a ellos y ten en tu mano mi espada y mi vida para que pueda salir adelante esta encomienda contra un enemigo con corazón de hielo. Danos un valor que nos sea posible afrontar lo que le darías al mas adorado de tus hijos. Entrego mi humildad y mi vida a ti. Madre Gaia para que mis hombres salgan adelante y venzan.-terminó su plegaria con un suspiro y una lagrima que de nuevo se congeló. Ya no tenía esperanzas pero juraría que su visión se volvía mas clara cuando cerró los ojos para siempre.
El frío efectivamente había cesado y las palabras del noble había dado sus frutos. ´´Los frutos de la oración depende de la dedicación que le deis´´ le habían dicho una vez. Él, ya muerto y rodeado de sus camaradas, yacía con una sonrisa por el recuerdo de una mano cálida y una voz que irradiaba las ternura de mil madres. Fue llevado hasta una loma cuando el sol salió tras semanas de tormentas. Se lo enterró con toda la armadura y las armas. Homenajes de general y lo mas importante, el sonido del viento a través de los árboles congelados, honor de la Madre Gaia rendido a su hijo mas querido que daba su vida por la de mil soldados que clavaron zarpas en el suelo y se dirigieron a la batalla entre rugidos e himnos de hermandad.
Me encanta, miré el título y me gustó sobretodo porque empecé a leer Hombre Lobo (el juego de rol que sacó un libro) y me ha recordado a eso.
ResponderEliminarno soy muy aficionado al rol pero si esta entrada te gustó tengo muchas parecidas solo hay que saber buscar ya que bueno no es que yo lo tenga todo muy ordenado que digamos. Todas mis historias con caballeros y demás son similares pero trato de que cada una tenga algo único.
ResponderEliminar