jueves, 17 de enero de 2013

Pasión soñada.


Me levanté con ganas de la arquitectura divina de tu cuerpo, de la sensación de tu piel contra mi piel y de tus ojos tan brillantes mirando mis ojos llenos de todo tipo de emociones. Y me puse hasta nervioso pensando en ese cuerpo de diosa contra el mio, muy muy nervioso. Te deseo a mi lado, piel contra piel y aliento contra aliento, dejar salir los animales interiores de cada uno y conquistarnos de mil formas centímetro a centímetro de piel. Tengo sed de esos bellos labios que son dulces como la miel a mis ojos y en mis sueños deseo saborear por una eternidad. Si supieras todo lo que imaginé por unos minutos, dejando de lado la timidez y los nervios, como avanzaba por tu piel y me alimentaba de tu placer, emanando del centro de tu cuerpo entre los acordes de un concierto que dabas con tu voz rota entre las mas intensas emociones de casi lujuria. 

No creo que pueda llegar a igualar a las manos que yo poseía en esos sueños, avanzando sin peligro ni temor hasta puntos donde pueda llevarte hasta el cielo, donde pueda rendir tu voluntad y rendirme yo a tus deseos. Mis labios recorrer la curva presentada por tu cuello y que finalice en un pequeño mordisco en tu clavícula, para seguidamente volver a ascender y suplicar casi entre pequeños y sutiles gemidos o jadeos que te deseo entre mis brazos desde hace demasiado tiempo como para dejar correr esa oportunidad en la que ser uno solo. Y mis dedos explorando cada uno de esos rincones secretos que nuestras ropas acostumbran a cubrir y que cubrirían las sábanas o el pudor de tus manos entre nerviosas palabras de placer. Y de tantas ganas que tengo de ti me precipitaría sin duda contra tus labios de nuevo para poderte susurrar después contra estos aquello que tengo ganas de hacerte, de como la entrega de los cuerpos es totalmente prioritaria en ese mismo momento. Tus ojos me esclavizaban y a continuación estos se cerraban por mis artes amatorias, como si nada se pudiera sostener un tiempo determinado ni necesario para someter al otro. 

Tus ojos se mostraban inocentes, faltos de culpa o pecado que confesar, después eran dos ascuas encendidas, prendidas por el deseo de tener la esencia de otra persona estallando junto a ti. Y aquella persona era yo, ese caballero que entre sus alas te cobija para prodigarte los sentimientos y las sensaciones mas naturales del placer. A todo pienso recurrir para que te sientas cobijada, seducida, excitada, perteneciente por completo a esa situación que viven las pieles al rozarse, los alientos al bailar, las miradas al encontrarse y las lenguas acariciándose a deseándose encontrar en tanto que una de ellas explora las profundidades de un bella y lúbrica intimidad, extrayendo aquel tesoro, alimentando el motor de la pasión y el deseo que ahora mismo se encuentra al rojo vivo, deseando consumir toda la energía de ambos y quedar exhaustos en la cama, mirándonos a los ojos, desvelando lo que corre por las venas a través de dos miradas prendidas en sed de mucho mas tras una serie de interminables explosiones. Mis manos se muestran ingeniosos pinceles que dibujan en tu cuerpo las figuras, las historias, las formas de tus curvas que a veces me envuelven y atrapan hasta lo indecible. Esas curvas que cuando se mueven me enloquecen, me vuelvo sordo y ciego de resto del mundo, colo oigo el matiz sensual de tu voz y veo el contoneo de esas caderas, me sonrojo por tus senos pegados mi pecho y me estremezco con tus caricias en mi rostro.


sábado, 5 de enero de 2013

El guardián fiel.

La luna traspasaba aquellos cristales azules en forma de una rosa azul que dejaba brillar todo el interior de esa curiosa habitación con una luz que invitaba a la tranquilidad. Los libros de poesía, cuentos, historia, descansaban sobre las estanterías y no lejos de ahí se encontraban unas cuantas joyas a medio hacer esperando a ser robadas por una ágiles manos capaces también de provocar las mas delirantes sensaciones en todo cuanto hombre se depositaban. Seguramente algún brillante de todo el total faltara en aquella mesa de trabajo de orfebrería. Los vientos soplaban y las sombras se convertían en refugio de todo tipo de oscuras criaturas en las que dar un poco de confianza podría convertirse en la peor de las pesadillas o el mas bello de los sueños. No había rincón de aquella habitación que no estuviera impregnada en algún rastro de personalidad mágica y atrayente, como el rasgo de un rostro que lo hace único sin necesidad de ser una cícatriz o una mancha. La luz de una lámpara de bellos cristales se encontraba apagada. 

En la chimenea crepitaba las llamas danzantes, como los pasos de baile aprendidos de la pasional danza entre Terpsícore y algún afortunado acompañante en sus paseos llenos de expresión y vida. Por aquí y por allá se podía percibir un leve olor de vida salvaje, alguna marca de zarpas en el suelo o cerca de las paredes. Mas allá, como si esperaran pacientemente, los dulces derramados en una bolsa, dulces como los ojos de la dueña a la que pertenecían, alegre y a veces depresiva pero sin duda capaz de conquistar el corazón mas duro. Lejos de todo aquello, en un solitario jarrón, descansaba una rosa gris plenamente abierta de pétalos. Un curioso contraste para las armas cuyas formas causaban fascinación y temor por igual, hacían desear usarlas y al mismo tiempo respetar su quizás centenaria estancia en aquel lugar sin tiempo y sin espacio definido, un refugio vacío y a la vez lleno de mil experiencias y pensamientos, emociones y sentimientos. Una leve neblina de ternura se mezclaba con un deseo palpitante de lujuria incontenible. Sin duda un extraño lugar, lleno de lágrimas y al mismo tiempo de mucha diversión y alegría. 

Dormida en una cama e iluminaba por aquellos rayos de la luna, uno de los seres mas bellos de la creación dormía placenteramente. Su respiración se acompasaba casi al ralentizado tic tac de un reloj que midiera el pasar del tiempo inexistente en ese lugar. Su respiración era sumamente silenciosa, no alterando en nada a los vientos o las llamas de alguna que otra vela puesta a su alrededor acompañando a la flagrante chimenea. Los labios de ella, cerrados a cal y canto, al igual que el resto de su rostro, era un bello detalle para una expresión de paz profunda, tanto interior como exterior. Todo lo que la rodeaba se circunscribía a las pequeñas y delicadas caídas de pétalos que se producían a su alrededor. No había ventanal en aquel lugar que no dejara pasa un rayo que luz que besara aquel rostro maravillosamente armonizado con la naturaleza y el arte de los hombres y los dioses. La imaginación del que contemplara esos finos rasgos lo llevaría hasta los as profundo de un bosque o a lo mas alto de una montaña. Quien viera ese rostro juraría protegerlo por siempre, hacer sonreír a ese rostro sería la máxima de las recompensas dadas por esa criatura de los cielos. No era necesario en ese momento nada mas que pudiera ser de ayuda a ese rostro para tranquilizarse. Todo era equilibrado y claro, transparente y a un mismo tiempo lleno de mil detalles que explorar o tener en cuenta para entrar en sintonía con el lugar. 

Las formas de su cuerpo se adivinaban suaves y tentadoras, también proporcionadas en exceso. En exceso de perfección. Las caderas, la cintura, los hombros perfectamente alineados. las piernas perfectamente rectas y dispuestas a ponerse a bailar en cualquier momento. Cada uno de los dedos mostraba unas uñas limpias e impecables que si bien podrían ser usadas en los arrebatos de pasión o en defensa propia ante algún atacante. Su cuerpo estaba envuelto en la gracia de una suave tela que usaba para dormir y dejar cubierta toda la intimidad que muchos deseaban mancillar de alguna forma. De todas formas nadie la podría mancillar en aquel lugar, porque en ese mismo lugar ella era la adoración de quien la cobijaba entre sus alas cada vez que la tristeza acudía a su corazón o a su rostro, ahora tranquilamente dormido. Toda la fuerza de un gran sentimiento la cubría ante el mal del mundo y ella podría dormir siempre tranquila en aquella habitación sin espacio y sin tiempo definido, donde mil años podrían pasar y parecer un segundo y viceversa. Los vientos que soplaban ahí fuera no la enfriarían, le darían la fuerza necesaria para que pudiera ser mas resistente ante los temporales que la aguardaban. Aquellos vientos creaban un ojo del huracán que era en sí la calma de lo que producía en la conciencia de ese ser atormentado por miles de problemas hasta que ella llegaba con su sonrisa y todo se tranquilizada. Pudiera decirse, para mayor precisión, que el rincón en calma donde dormitaba la dama era el único remanso de paz en la conciencia de quien ahora la protegía desde la distancia, observándola entre las sombras aun sabedor del destino fatídico que supone estar en estas. 

Su vigilante se acercó con tranquilidad pasando cerca de la puerta de acceso a ese lugar, la cual de pronto se abrió y apareció ante él una criatura de dulce mirada llena de alegría y sonrojo al contemplar las brillantes alas del caballero. Pareciera que se quedó helada y seguidamente el caballero hizo un innecesario gesto de que guardara silencio, otro señalando a la dama durmiente y seguidamente una pregunta de que requería de esa habitación. Con total sonrojo, la bella dama que se mostraba nerviosa en exceso señaló los dulces antes descrito s en la mesa. Sin mediar mas palabras el buen guardían se acercó a la mesa y tomó los dulces entregándoselos a la pequeña dama que se comió uno y salió corriendo atravesando al momento el dintel de la muerta y desapareciendo en la curva del pasillo. Con un leve suspiro de alivio al observar que aquella dama durmiente no se despertó ni se removía lo mas mínimo o alteraba su respiración en algo, se siguió acercando hasta que se produjo la siguiente interrupción. Aun a pesar de ser tn solo la segunda le pareció algo irritable cuanto mas que se le molestara en medio de sus labores. Aunque todo se solventó tras haber recibido una lenta y pausada caricia por su pecho, un beso en el cuello y una mirada acompañadas de una sutil sonrisa que dejo turbadoras sensaciones a su paso. Una vez recuperado de ello y aparecido un amante para esa tentadora criatura, se acercó a la dama que llenaba muchas veces su pensamiento y tomó una rosa azul. 

Paseó la rosa por su rostro unos instantes antes de que este hiciera un leve gesto. El amanecer ya llegaba a esos lares y pronto se haría de día. Acostado a su lado, estuvo contemplando su rostro con detenimiento, aprendiendo cada rasgo de su rostro, como le gustaba hacer de forma continua, con una sonrisa en los labios y luchando contra la deliciosa tentación de despertarla con un beso y susurrarle tantas cosas desde el fondo de su corazón. Aquellos labios eran una auténtica llamada de "abrígame caballero" combinada con un "respétame y serás libre". Esta última frase se debía a que todos aquellos que besaran esos labios serían esclavos de estos en caso de hacerlo sin su permiso y rogarían de forma constante por otro beso. Sus ojos se posaron entonces en los ojos cerrados de ella. La luna ya no estaba alumbrando y los primeros rayos del día impactaron en su rostro. La luminosidad de su piel, tan suave y natural, cálida y acogedora en el calor que desprendía se fue haciendo cada vez mas evidente. El nuevo día obsequió a todos con una calma total y repentina en el exterior, sin viento alguno que aullara con furia. 

Poco a poco ella fue dando señales de estar despertando y los ojos de esa mujer, de esa dama, de esa Musa, se abrieron lentamente. Entonces el mundo pareció irradiar mucha mas luz de la que ya era dada por un sol benevolente. Los labios de aquel guardíán se fueron curvando poco a poco y de nuevo paseó la rosa por su mejilla, susurrando en su oído un tierno "buenos días Musa de mi inspiración" para acto seguido besar suavemente su mejilla. Una sonrisa de ella era lo mas bello que podían contemplar sus ojos y por un momento el brillo de esos dientes iluminó el mundo entero. Dejando la rosa sobre el pecho de ella unos dedos fríos y pálidos acariciaron su mejilla con infinita ternura a la vez que los ojos mostraban claramente el sobrecogimiento que experimentaba su corazón, todo su ser por entero al apreciar ese terciopelo que recubría aquella alma luminosa y grácil como el vuelo de una mariposa. Sin mas se acercó a sus labios y los besó con delicadeza, apenas rozándolos mientras dos mantos de mil colores los rodeaba y les daba intimidad en aquel lecho plagado de pétalos azules. 


martes, 1 de enero de 2013

Manu y Elvira

Son dos grandes personas a las que le tengo el mayor de los aprecios como pocas veces he sentido por alguien ajeno a mi familia. Son tan dispares pero al mismo tiempo se parecen en todo y en nada, como si juntáramos agua y aceite pero por obra y gracia de Dios o de quien sea, decidieran juntarse un poco y la mezcla es exquisita y deliciosa, o al menos produce unas ganas incontenibles de reír mientras uno abre su alma y corazón para acogerlos en su interior. Lo cierto es que ellos solos se meten dentro casi tocando el alma, seguramente sin darse cuenta y sin darme cuenta yo pero se agradece como pocas veces he agradecido semejante invasión a mi mundo interior.

Son, como ya dije, unas grandes personas a las que confiaría mi propia vida, pues han demostrado poder sobrepasar cualquier barrera impuesta por la vida e incluso mediante el cariño que demuestran a su manera, de una forma mas o menos transparente, han sido capaces cada uno por su lado de llegar a ser las personas que son hoy en día. La fuerza y el valor que han demostrado a través de sus actos frente a mi persona es algo que desde luego se merece mas de un capítulo en una historia aparte. Tienen una mente brillante, de gran capacidad de decisión cuyo resultado siempre es el correcto a pesar de los sacrificios que tengan que hacer y no menciono la facilidad con la que me hacen reír o decirles alguna "asquerosidad" que me suponga un "que asqueroso eres" por parte de la bella Elvira.

Elvira tiene ese rasgo tan típico y al mismo tiempo único como es el de ser una borde y mas seca a veces que una raspa de bacalao. La conocí en el discurso que yo había dado en fin de curso junto a ella.Sin embargo, ella dio otro discurso menos exitoso pero a fin de cuentas cargado de mil señales sobre su situación en ese momento que muy poca gente (no me incluyo) supo ver. Mas tarde comprendería toda la historia y eso me hizo admirarla mas ya que en ningún momento ha mostrado el mas leve signo de debilidad. He de decir que estaba muy guapa ese día y pude comprobar con el paso de los meses del curso siguiente que era una persona digna de admirar aun mas por la preocupación que demostraba hacia los demás a pesar de la cara impasible y el gesto seco. Mas tiempo pasaba y mas la iba conociendo hasta que llego a las conclusiones que siguen. Es una dama fuerte, transparente y fiel, que no se calla las cosas, buena persona y mejor amiga. Nunca pretenderá causar mal alguno de una forma voluntaria. Puede decirse que es toda una guerrera que nunca va a desfallecer, que se sacrificará por los demás si es necesario sin importar lo que haya que dejar atrás. Una mujer como dios manda que hasta en ese andar decidido se le ve, que aun a pesar de lo que se pueda ver en un primer momento tiene dentro de sí una sensibilidad inimitable siquiera por los grandes poetas del romanticismo. Carece de ignorancia y está sobrada en conocimientos con los cuales sobrellevar una conversación decente y fluida. Aunque a veces sea de palabra escueta, el tiempo que pueda dedicar a contarle los problemas está bien invertido porque hará alguna observación o compartirá contigo algún genial comentario que te haga ver las cosas desde una perspectiva mas liviana. Ya no hablemos de sus gestos repentinos como aquel abrazo por la espalda durante una época de gran crisis que tuve. Aunque no lo parezca en un primer momento es adorable, cariñosa, encantadora, sincera. simpática y la estima que le tengo nunca cambiará para menos, sino que irá a mucho mas.

Manu es opuesto y al mismo tiempo parecido en exceso. Le puedes agitar la cabeza como si fuera una coctelera, dar toques en la mejilla y seguramente hasta clavarle un bolígrafo en la mano que él se mantendrá inmutable. Siempre parece reflexivo, sumido en un silencio constante hasta que de pronto abre la boca y la risa está asegurada. Seguidamente puede pasar de nuevo al silencio o a un frenesí de locura que asegura reír y reír. Pero ello no lo convierte en un payaso y la profundidad de su mundo interior es mayor que la de muchos antihéroes de novela. Las experiencias que ha vivido, al igual que las de Elvira, le han dejado grandes lecciones de vida, las cuales aprovecha y seguramente recuerda cada día para demostrar ser una persona que a pesar de las circunstancias se muestra justo y equitativo. Aunque en un principio parezca que todo se lo tome a broma, él siempre tendrá argumentos de gran madurez para con aquellos a los que estima entre los cuales creo encontrarme. Un ejemplo de ello es cuando en pleno momento de bajón me dijo tomándome del brazo y mirándome a los ojos"Ey, nunca vuelvas a hablar así de ti, porque eres una gran persona". Eso fue algo que nunca olvidaré junto al reciente interrogatorio para rastrear a un tipo que me amargó la vida hace tiempo y seguramente no decirle cosas agradables. Tiene sus defectos, claro que tiene sus defectos pero sin embargo él me ha ayudado mucho en tiempos de crisis interior y es de las personas que no pueden alegrarme mas el día de solo verle aparecer entrar con esa cara de "fua, otro día mas" en el Amarante, en clara contraposición con Elvira. No tiene esa nobleza de tonto de pueblo sino la nobleza de  un caballero que se me presentó con un apretón de manos y dijo un sencillo "Manu" que no era ni por asomo un átomo de todo lo que nos esperaba. Su creatividad, junto a la de Elvira, es uno de los mayores dones que he visto usar libremente, sin temor, com plena conciencia de lo que se hace a la hora de dejar trazos y mas trazos en el papel.

Separados con unos amigos increíbles pero juntos dejan todo lo que yo haya vivido por los suelos en cuanto a impacto en mi vida. A falta de una palabra mejor, me siento feliz, exultante, relajado. Siempre que alguien entra en ese lugar de risas y buen rollo miro para ver si es una bella dama o una noble montaña. Ellos son verdaderamente lo que podría llamarse mis mejores amigos a día de hoy, por encima de gente con la que llevo años hablando. han dejado en mi recuerdos maravillosos y los que quedan por vivir.

A ellos dedico la primera entrada del año, por el profundo impacto que han tenido en mi vida mañanera y nocturna. Son la belleza y la inteligencia por igual. Belleza tanto exterior como interior, dos mundos que se complementan de una forma maravillosa, una forma de ser que ha inspirado estas líneas y con las que pretendo hacer entender al mundo que mis amigos Manuel y Elvira son los mejores amigos que pueda nadie tener en el mundo.