sábado, 18 de octubre de 2014

Confesión a la Musa.

Me gustaría poder expresar en palabras todas las grandes emociones que me recorren cuando se cruza por mi pensamiento por un segundo la oscuridad de tus luminosos ojos. Encierro en mi mismo los grandes momentos donde fueron tu sonrisa estandarte y tus palabras aliento ahogado contra mi aliento. Un dulce ahogo que se produjo en cientos de noches al encontrarme entre los setos con tus curvas insuperables por el sol o la luna. Me siento renacer entre el vaivén de tus caderas horadando la voluntad de mis ideas para dejarse vencer suavemente, con un dulce suspiro final y esa mirada de ojos negros en donde me refugio cuando tengo miedo. Y es que tengo terror a perderte un día, que todo haya sido un sueño tan dulce como imposible.

 Pero al día siguiente ahí permaneces. Ves despertar mis sueños y mis deseos, adivinas, o al menos intuyes que mis pensamientos se orientan en tu dirección te encuentres donde te encuentres como si se tratara de un girasol. Pasan las estaciones y estas son marco para la veraniega calidez de tu sonrisa y el refugio de los latidos de tu corazón en mis mas fríos inviernos. Los otoños, lejos de ser mustios, mortecinos, muestran el fuego escondido de las hojas al caer en esa lluvia de besos que desearía desparramar por todo tu cuerpo. Y la primavera es para mi el día a día de tu presencia en mi existencia, como esa Dulce Flor que eres, siempre aromatizada con las mejores esencias de la vida, brillante como el sol que la alimenta y colorida como todo el amor en el mundo, pues la vida no es color de rosa, sino de cientos de colores que a ti te fascinan. 

Desearía poder volar, sentirme libre de obrar en plena libertad para poder alcanzar tu vera, en el día tus risas y en la noche tu lecho, reposar en él, entre tus brazos y dormirme con los latidos de tu corazón. O mirarte con picardía, sonreír, dejarme envolver por tus maneras de mujer y sentir que mi cuerpo es una extensión de mi líquida alma, acongojada y plenamente animada por tu perfecta cercanía. Entre noche y noche besos de miel y entre día y día suspiros de placer, de un íntimo placer desenvuelto en los mas variopintos abanicos de miradas solemnes, tímidas, ardientes, intensas, dulces, tiernas. Pero eso sí, nunca vacías o tristes.Que si una lágrima se desprende sea con una sonrisa de felicidad y deje de ser puñal para ser pluma de cristal. 

 Y no sabría que mas decirte tras sentir tus labios. La imaginación es el único lugar donde convergen todas las lenguas y ninguna tiene una palabra exacta para definir la mínima idea de lo que siento al pensar en esos ojos negros. Vienen a mi cientos de tiernos momentos en los que fueron tu sonrisa la protagosnista, o tus miradas, o tus palabras. Hubo ciertos momentos en los que tus lágrimas y tus sollozos fueron a dar contra mi hombre en medio de noches frías de invierno. Y sencillamente en cada momento, bueno o malo, te quería mas y mas hasta el día de ese primer "te amo".