lunes, 24 de octubre de 2011

La dulce y negra noche

Noche perfecta, calma, estrellada, rodeaba su cuerpo en medio de la penumbra de esa habitación poco importante para ellos. Delicadas y sutiles caderas que se contoneaban al compás de una canción avanzaban peligrosas, malignas y dominantes, devorando en cada paso el terreno de lo que era ese corto recorrido hasta los labios del afortunado aventurero. En los ojos de ella deseo y dominación en los de él decisión y lujuria, también como en los de ella, en las que habitaban fervientes ganas de entrega para con su amante. Era la noche su ropa, ajustada a su cuerpo, lencería le decían los mortales, tejido enloquecedor pensaba el buen hombre que iba a ser atrapado por ese cuerpo hecho para el placer.


Dulce y poderoso era su perfume, que fue el mensajero que lo despertó cuando momentos antes esa oscura habitación solo se encontraba ocupada por un guerrero cansado que no pretendía mas que el de dejarse envolver en los brazos de la muerte o del sueño, quien antes acudiera. Su cuerpo estaba febril y el sudor corría por su frente, producto de una enfermedad que lo había postrado en esa cama. Pero nada mas lejos de sus intenciones de letargo temporal, ella suavemente hizo sonar unos tacones que eran sencillamente extranjeros de esa época y de ese lugar. Tacones malditos cuya única misión era hacer que los demás rostros que se había cruzado a lo largo del camino se giraran y compusieran una cara de alterado deseo. Una sonrisa arrogante se extendía por sus labios pero nada presagiaba que su víctima había de estar débil para que su juego resultara mas divertido. El perfume despertaba los mas viejos y antiguos instintos y nada se podía comparar a la idea de ser depositario de caricias y besos en ese cuerpo de pecado que avanzaba por las escaleras. Subiendo las escaleras trató de ser sigilosa sin lograrlo pero fue, como ya se dijo, ese perfume maldito el que despertó a esa víctima nocturna. 


Y así llega el momento inicial en el que la puerta, sin que nadie la toque, se abre poco a poco, sin chirriar como habitualmente lo hace, como si esta fuera cómplice de un secreto encuentro entre dos entidades que se van a consumir, o que al menos una de ellas se consumirá para siempre en medio de los vapores del placer y la lubricidad. Los ojos desencajados de la sorpresa hacen que ella suelte una pequeña risa pícara que haría estremecer al mismísimo Dios y lo haría tentarse de la redondez de sus pechos, cubiertos por ese corsé que parece a la vez tan elegante y sencillo de arrancar en desgarros de brutal deseo. Sus caderas bailan al son del taconeo de lentos pasos que se acercan a él. Solamente el perfil derecho de su cuerpo se puede ver pues únicamente desde la ventana que se encuentra a ese lado de su cuerpo entra la luna llena dando de lleno en su escultural figura, que enloquecidamente  lo va atrapando. Primero atrapó su olfato, lleno por ese perfume que fue llenando su mente de embotadores pensamientos, de oscuras fantasías que no hacían por mas que lo intentara que llenar sus pantalones de un abultamiento prominente. Su cuerpo estaba siendo periódicamente quemado por su cercanía que en un instante se había reducido al limite de la ropa de ambos. El torso desnudo de él reflejaba no solamente el asfixiante calor sino el deseo que estaba consumiendose en su interior y que no lo dejaría dormir. 


Esa criatura pérfida y malvada no era ignorante de ello y poco a poco fue arrinconando a ese caballero desdichado contra la cama y sentándose sobre su vientre fue poco a poco arañando esa piel. Los labios llenos y delicados de ella se paseaban lentamente por su cuello, saboreando la piel. el sudor, la lujuria que desprendía el cuerpo de ese afortunado desgraciado. Las medias negras y el liguero estaban perfectamente colocados y las piernas estilizadas por el calzado de cazadora no hacía por mas que acrecentar unas sensaciones que deberían de estar prohibidas para los sencillos humanos como él. Un suave y malintencionado gemido se estrelló preciso y mortal para la cordura contra el oído de ese guerrero que sencillamente cedió al deseo y de un solo tirón deshizo las lazadas que ese corsé mas que odioso para poder deleitarse con la suavidad y el calor de su piel. Era tan sedoso su cabello y la piel de su espalda, todo en ella era perfecto. ´´Que estoy haciendo?´´, pensaba el hombre, ´´que hago aquí siendo cazado por esta criatura infame y deliciosa?´´.Pero nada mas que acertó a pensar eso pues los labios de ella recorrían su debil y delicado cuello, dejando pequeños mordiscos y en seguida ambos se unieron en un solo ser. 


Al momento Estaban desnudos y ella de vez en cuando se hacía con el control de sus sensaciones dejando arañazos en su pecho, riendo de malicia y de lujuria, con depravación y descaro contra el cuerpo de ese humilde caballero que se reponía de una herida. La debilidad se había acrecentado y ella lo domaba poco a poco hasta que en un arrebato de placer ese suicida se rebelo contra su improvisada ama y quedando él encima de ella fue embistiendo, consumiéndose lentamente entre los muslos de la muer que lo había estado acosando hasta en sueños muchas noches antes. Sus miradas se encontraron muchas veces si pero esa era la batalla definitiva, Ambos estaban destinados a destruirse y a ser diferentes pero tan iguales. Tan segura de su victoria estaba la diablesa que se dejaba hacer tranquilamente pensando que en cualquier momento desfallecería su presa pero nada mas lejos de la verdad. 


A medida que pasaba el tiempo la fuerza de este aumentaba y alguna que otra acción de lo mas inhumana y algo cruel se dejaba hacer el cuerpo de esa enviada de los infiernos. La mirada de él se había vuelto menos enfermiza hasta que al vitalidad y la actividad cubrió la luz de su mirada y de esta luz pasó a una oscuridad casi total que pilló por sorpresa a esa criatura malvada que iba a ser castigada por su atrevimiento. Los dientes de él paseaban y mordía por el cuerpo de la dama oscura, que gritaba y gemía repetidamente, desconcertada sorprendida y complacida por encontrarse algo que se salga de lo normal en esos tiempos tan llenos de entes débiles y desquiciados. Este tipo de razonamientos se fueron haciendo mas dificultosos en tanto que el ser que la estaba poseyendo ahora a ella iba tomando mas y mas fuerza en su interior y ahora era ella la que comenzaba a sudar. Era inaudito que un ser tan poderoso como ella se cansara de algo o que se sintiera abrumada o a congojada pero así era. No estaba acongojada pero si muy abrumada por las fuertes embestidas que le daba esa bestia que la miraba como un verdadero maníaco, como un cazador, y así fue ne los últimos instantes. 


Nada mas golpearles a ambos un clímax que no por asomo lo dejó a el muerto entre los muslos de ella, do alas negras como la noche se desplegaron ante los ojos de la diablesa que tragando saliva contempló a su señor con una sonrisa en el rostro de este que solo presagiaba que ese juego había recién comenzado. 

2 comentarios:

  1. Dios mío cuanta sensualidad, pasión y lujuria... me encanta... uff podría leer mil relatos así disfrutando de cada una de las frases.

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  2. Muchas gracias lo cierto es que yo veo mis relatos como el que has leído algo reiterativos pero me alegra de que te halla gustado. Y muchas gracias de nuevo también esto está inspirado en una persona que me despierta esas sensaciones que lees.

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