domingo, 8 de abril de 2012

Carta a la Musa II

Adorada y Deseada Musa:


El motivo de esta carta no es mas que el deseo de expresar todo aquello que pueda llenar mi alma de una incertidumbre bastante dura de soportar al no decírtelo directamente a la cara por obra y gracia de mi cobardía, la cual se manifiesta de mil formas en detrimento de esta alma plaga de buenos sentimientos y emociones pero también infestada de miedos que van mas allá de lo que yo mismo pueda conocer. Son miedos arraigados casi en un pensamiento profundo, casi una creencia inculcada desde que soy pequeño y a la que trato de hacer frente y en la que no entraré en muchos detalles. Con todas las lineas que surgen no solamente se engrosará la lista de palabras dedicadas a tu persona sino que abriré otra puerta mas que de a una habitación dentro de tu habitación dorada, en la que habitarás por siempre aunque llueva dentro de mi alma, nieve o truene, ante lo cual ahí me tendrás, dándote refugio entre mis alas, las que he creado para ti y nadie mas, que no rozarán piel alguna que no sea la tuya cuando el sol les arranque destellos a mis plumas de esos colores que son la bandera símbolo de adoración por tu sonrisa. Y cuando digo nadie mas es nadie mas. Dejemos fluir los dedos mas de los que ya estaban fluyendo y los pensamientos crear una misiva dedicada a tu sonrisa y desde mi corazón a tus ojos y de ahí, espero, a tu alma. 

Mis pensamientos vagan por cosas sueltas. La primera sonrisa que vi en tus labios y aquellos ojos, esa primera mirada que atrapa a cualquiera. Recuerdo cada una de las pequeñas muestras de afecto y sorpresa que llenaba tu rostro de esa luz tan fascinante cuando mis alas aparecían ante ti. Nada se compara a ese primer momento en el que entraste en mi vida llena de miseria y desgracia. Y tu fuiste la elegante dama que miró mis alas y yo el arrogante chico de las alas que gustaba de presumirlas delante de las damas. Aun así profundas emociones me llenaban por dentro cada vez que entrabas en escena, llenabas todo ese escenario con tu presencia y tu mirada se posaba en mi, yo desconocedor de la magnética fuerza que poseía hasta que abrí los ojos y pude contemplarte por primera vez como lo que realmente eras. Una auténtica dama, con todas las letras, que poco a poco fue mostrándome pequeñísimas partes de su mundo, con la que he hablado de cosas que jamás pensé que hablaría, por la que siento cosas muy intensas cuando solamente su nombre es pronunciado. La primera vez que te oí describir fue con palabras tan sencillas como ´´es linda por dentro y por fuera, una muy buena persona y mejor amiga´´, palabras muy subjetivas ante mi juicio inicial pero que ya me dieron una sospecha por aquellos pequeños gestos en los que residía toda la esencia de tu magnífico ser. Y no sabes como adoro frecuentar los momentos en los que te conocí, en aquellos lugares que ya no existen pero que me han permitido entablar ese primer contacto contigo tantas veces en mi recuerdo. 

No veo el modo de poner algo de coherencia a todo aquello que te quiero decir desde lo mas profundo de mi corazón, de que veas hasta que punto una estrella como tu ha dado la luz mas intensa y especial a mi corazón, desahuciado desde hace tanto tiempo y al que yo mismo creí muerto, pero con tu aparición ese bonito día volvió a latir de nuevo. Fuiste ese soplo de aire fresco, esa brisa matutina con la que me despierto en medio de un campo de rosas azules contigo a mi lado, eres los primeros rayos de sol de aquel segundo amanecer de mi día y la bella y lenta caída del sol en mi noche. Y son míos porque están en el mundo mismo que deseo explorar, ese mundo que lleva tu nombre, tu rostro y tu alma como ingredientes para crear cada una de las bellas emociones que me inspiras. La suavidad de tus manos y tu sonrisa, esa ternura que desprendes en algunos gestos y el calor que desprendes en otros son la primavera y el verano. No puedo concebir ya las estaciones sin enlazarlas con tu sonrisa o muchos aspectos mas siendo el invierno sencillamente aquellos momentos en los que no estás y tu recuerdo es la leña que mantiene caliente mi corazón y mi alma, dándole lumbre a mis alas para que cuando vuelvas te puedas arropar en ellas. Esas alas que nadie tocará sin tu permiso pues ya son mas tuyas que mías, con todo su potencial y toda su luz reflejada por el sol. 

Y te confieso que mis labios susurran tu nombre y mis ojos te ven sin tener que estar cerrados en medio de un sueño pues sueño despierto viéndote a los ojos en medio de la multitud. Estos labios impíos dicen tu nombre muy seguido, en presencia de conocidos o con la soledad como confesora, no puedes sentirse mas aliviados y complacidos que con la mención de aquel bello nombre que a veces te susurró al oído cuando nadie pueda escucharnos, cuando aquellos momentos de compañía mutua nos envuelve en aquella cálida y dulce nocturnidad que protege nuestros secretos con el mas oscuro celo. Me encanta provocar esa sonrisa que sale de tus labios cuando susurro algo especialmente bello a tu oído. Serás la Musa por siempre en la que depositaré secretos y bonitas palabras que me garanticen tu sonrisa y felicidad. Quiero hacer mil poemas de uno solo de tus gestos y alentarlos con caricias en tu piel para que sean mas bellos. Tus labios curvados, esa preciosa linea ni muy fina ni muy gruesa que hace depender a mi mundo de la luz de aquella sonrisa. Repito una vez mas que si te vieras con mis ojos créeme que tu mirada hacia ti misma sería muy diferente y te alabarías todos los días frente al espejo. Aunque si algún día tu mirar se reflejara en el mío, espejo transparente a tus preguntas y peticiones, podrás comprobar cuan intenso es cada latido cuando mi recuerdo se llena de ti. Y pienso demostrarlo con actos. 

En cada uno de esos actos voy a poner toda la buena intención para con tu alma, tu sonrisa, todo lo que te compone. Te haré mil demostraciones de las fuertes emociones que nos haga perder el control en medio de un frenesí lento y y suave, lleno de ternura y seducción. Mis labios amoldados a los tuyos y las caricias por los cuerpos que poco a poco se desnudan van a ser el tema central de cada noche cuando te tenga entre mis brazos y tu a mi entre tus labios y tus movimientos de náyade. Voy a sonreír contra esos labios tan suaves y dulces, que me vuelven adicto a tu aliento y tu voz hasta que correspondas a mi sonrisa y frotando mi nariz horrible contra tu frente enorme descenderé de nuevo hasta que nuestras bocas de intercambien cada dulce sentimiento que mi corazón hará fluir desde este hasta tu mente y tu cuerpo en forma de caricias, pétalos, llamaradas, lo que nuestros instintos dictaminen. Seremos dos entes que no pertenecen a este mundo unidos en uno solo, como si nuestro mundo estuviera lejos de las implicaciones humanas de ser tan impresionantes. Tu mas que yo pues yo me he reducido demasiadas veces al inferior ser humano. Tu sin embargo permaneces brillante, luminosa, una bella bendición en este mundo tan lleno de oscuridad y pesadillas de las que es imposible salvarse si no es con tu cordura y formalidad. Aquella formalidad que quiero que pierdas, que quiero provocar hasta que no sepamos quien es cazador y quien es presa. Ansío como note haces a la idea el invisible de tu aliento saliendo de tus labios hasta mi boca sedienta de tus besos y hambrienta de tu piel que enciende a la mía cuando se frota suavemente en ese baile seductor con tu mirada envolviendo a mi alma en unas alas cálidas de negrura aterciopelada que se abren y se cierran con tu parpadear. 

Pero con o sin el mas intenso placer, haré todo lo posible por hacer que seas feliz. Con o sin mi presencia. Siempre voy a ser tu caballero alado, estaré a tu servicio, a tu disposición, atenderé cada mínima demanda y me entregaré a ti en cuerpo, alma y corazón cuando mas te venga en gana pues se que harás uso de tus privilegios para el bien y no pretenderás herir a nadie pues se que tu no eres de esas. Quiero hacerte sentir feliz mientras lees estas lineas y mis alas te están envolviendo poco a poco, protegiéndote de todo ese mal que te acecha muchas veces. Mis labios nunca cesarán de desparramar locuras que te saquen una sonrisa incluso en los momentos mas aciagos y mi permanencia en tu vida será tan larga como tu lo desees. Mi recuerdo está a tu lado, eres una parte muy importante de mi vida y ya es difícil por no decir verdaderamente imposible desterrarte de todos esos pequeños aspectos de mi vida en los que me pregunto que estarías diciendo o haciendo en caso de estar tu a mi lado. En mi haber habrá muchas cosas malas pero tu haces que muchas de esas pesadillas existenciales se marchen o se escondan cuando ven aparecer la luz de esa sonrisa que vi una vez y ya no me pude quitar de la cabeza. Y tus ojos. Tus poderosos e hipnóticos ojos que tanto adoro ver casi cada día. No voy a hacerlos llorar con dolor sino con toda la felicidad que me sea posible meterte en tus bonitas venas, aquellos ríos azules que van por todo tu cuerpo, haciéndolo palpitar en su núcleo que es tu corazón, el cual haré todo lo posible por mantener vivo en este y otros mundos, en otras vidas. Mis alas nunca morirán en todas las vidas que nos queden por vivir juntos, como amigos, amantes o lo que nos toque vivir. 

Y finalizo con un interrogante al que trataré de dar respuesta. ¿Que siento por ti? Muchos se creen con la respuesta que siempre es la misma. Tu sabes cual es la respuesta correcta, pues una de las dos únicas personas que conoce esa solución eres tu y la otra soy yo. Por ti siento muchas cosas que citaré en un orden no preferencial ni prioritario. Me inspiras confianza, quizás demasiada y por ello siempre me quedó algo cortado cuando suelto alguna de mis brutalidades en las que hago referencia a pensamientos de lo mas obscenos y lascivos sobre el aciago destino de cierta vampiresa y la gloriosa fortuna de cierto ser infernal que busca amo. Inspiras en mi ternura. Cada gesto que trato de llevar a cabo está impregnado de cada latido que mi corazón expresa en ese momento, de hacerte ver que mi sinceridad va a ser plena y no te ocultaré ni siquiera cuanto oxígeno suelto en cada suspiro cada vez que te encuentras cerca, muy cerca de mi. Lentamente me has hecho sentir una sensación que pensé que nunca experimentaría. Añoranza. Cuando tu ausencia se extiende por lo que para mi es un largo periodo de tiempo entonces aparecen todos aquellos mensajes que a través de las brisa y los vientos llegan a ti y de los que espero que nunca te llegues a aburrir pues tengo muchas cosas que decirte. Siento imperiosas ganas de hacerte estremecer con un susurro nocturno, con una caricia en la intimidad de un lugar solitario. Una caricia no a tu cuerpo sino a tu corazón que te haga sentir atrapada pero a la vez segura y protegida. Quiero acariciar tu alma, ganarme un hueco en tu corazón o al menos en tu recuerdo. 


Siento tantas cosas por ti Musa de mi alma... y mi corazón

Me despido dejando esta carta escrita con el corazón que espero viaje a tu interior. 

Atte y siempre tuyo: El caballero alado. 


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