martes, 22 de abril de 2014

Poemas al viento

La noche rompía su tranquila velada con el desgarro de la luna en dos partes. Un ensordecedor grito de agonía quebró con dantesca facilidad el silencio de aquel manto estelar de contemplación que eran las estrellas. En la cabeza de aquel hombre atormentado se abrían paso imágenes aterradoras, pesadillas que caminaban por el filo de la realidad, por la frontera de lo fantásticos y lo verídico. Las grandes olas negras golpeaban contra el acantilado junto a los fantasmas de un pasado oscuro, un presente incierto y un futuro negro como boca de lobo. Los trazos en tinta azul resaltaban en su brillo, marca de nacimiento inconfundible por parte de dos solitarias velas cuya llama era aporte de sensualidad velada a la noche resquebrajada. 

El grito se reprodujo de nuevo acompañado de un tormento paralizante, terrorífico, que se extendió a la mano del escritor, sentado frente al papel, con pluma en mano y ahora inútil por la punta rota en su ataque de desquiciada locura. Y de pronto se hizo la oscuridad. Y de pronto el fuego se hizo en ese pequeño cubículo apenas iluminado, depositario y confesor de locuras, de delirios. Los grandes cuadros ocupaban en pequeña cantidad toda la extensión de la habitación, recuerdos felices de un pasado que quizás nunca mas se repetiría. Cuando el dinero deja de fluir la felicidad paraliza su cauce, da menos motivos para sonreír, para contentar esa ambición y avaricia del ser humano que provoca tan falsa estima por uno mismo en lo tocante a lo material. Dos ojos se volvieron al foco de aquel fuego y una figura se erguía. 

Negra como la noche, la muerte lo observaba desde el fondo de una túnica. el miedo se apoderaba de quien contemplaba esa clásica guadaña con motivos macabros, pequeñas calaveras humanas pertenecientes a infantes que habían abandonado el mundo demasiado temprano. la luz parecía huir aunque ello no lo hacía en absoluto invisible. Sencillamente era la ausencia de todos los colores a excepción del negro mas desolador. No era el negro aterciopelado de aquella noche brillante, luminosa, sino el mas oscuro y opresivo mensaje final en forma de un color como era ese negro angustioso, desesperante y eterno. Se apreciaban de todo aquel ser dos manos blancas y finas, propias de una dama de la alta corte. Pero en lo mas absoluto irradiaba la frivolidad o el desencanto por lo banalmente pobre; al contrario, eran firmes y a pesar de su liviano aspecto, sostenían ese pesado instrumento segador de almas con una firmeza sobreentendia. 

-Vengo a por tu alma, ha llegado la hora de que abandones este cuerpo y esta vida. Tus horas han llegado a su fin por deseo del destino mismo.-Dijo con una voz similar al terciopelo pero con el invierno polar en cada sonido que emitía.

El hombre la observó, a la muerte perfecta, presente en cuerpo y eternidad delante de su estampa, esperando quizás una contestación, asombrado por el hecho de que la parca le avise de que ha llegado su hora, como el canto del gallo avisa al granjero de que es hora de despertar o la brisa marina al marinero de que se acerca la tormenta. Todo se hacía oscuridad y silencio con cada segundo que pasaba, debilitando la determinación del escritor a resistirse. Pero no del todo cedió y entonces habló. 

-Disculpe pero no puedo evitar expresar mi deseo de seguir apegado a la vida.Señaló entonces el papel que tenía en pleno escritorio.-lea usted lo que estoy escribiendo. está inacabado y me gustaría terminarlo. De lo contrario, si se me olvida o no lo escribo seré condenado y por tanto eso influirá negativamente en el peso de mi alma.-Dijo pero antes de que pudiera seguir hablando la muerte, expresando cierto escepticismo se rió.

-¿Como te van a condenar si antes de que termine esta noche estarás muerto?.-Esta dio un paso, o casi se podría decir que flotó sin causar siquiera el sonido del roce de esa tópica capa negra con el suelo. Todo era un silencio, como si nada mas pudiera alterar esa conversación.-¿A no ser que tu estés...?.-Entonces se respiró en el ambiente una sensación general de duda, como si cada objeto de aquel lugar se volviera inseguro en su posición, en su lugar. las mismas pinturas daban esa sensación de duda, de no estar seguros de lo que estaba aconteciendo cuando fueran plasmadas, quizás fruto de una duda del propio pintor que no pudo ser confirmada o corregida. 

-Lo estoy...-Dijo el escritor. No sabía a que se refería la muerte, solo era una vaga intuición e la que se basaba por tantos cientos de historias que su memoria recopilaba o que leía de libros viejos como el mismo Matusalén.-No puedo abandonar aun este mundo. Se que no soy nadie para negarme a los designios de la pálida dama pero necesito vivir un poco mas, el tiempo suficiente para poder ver sus ojos una última vez, y es cierto que soy humano y por tanto un perfecto insatisfecho, que quiero ver sus ojos cientos de veces, miles de veces, millones de veces recopiladas en vidas y vidas anteras...

De nuevo la muerte interrumpió. 

-Está bien, guarda silencio pues dictaré sentencia.-la muerte dio otro paso, sintiendo que el alma misma de aquel escritor se estremecía tanto como si la Musa le fuera a abandonar para no aparecer jamás siquiera en sus pensamientos, dejándolo vacía en una gran parte de su corazón para siempre.-Para prologar tu vida deberás pagar un tributo regular. Recitarás un poema que no escribirás, que susurrarás por la noche y que solo yo escucharé. Si no lo haces al menos una vez antes de cada luna vendré de nuevo a por tí a segar tu vida sin mas ni mas.-Dijo con fría determinación. Acto seguido la habitación quedó vacía de toda presencia extracorporea, tan solo con un alma temblorosa por la presión sufrida, tendida en el suelo y sin ganas de levantarse hasta que llegó el amanecer. 

Llegado el amanecer unas manos lo recogieron y lo tumbaron en la cama. Dos grandes ojos negros lo observaban con la preocupación pintada en cada cuenca llena de luz. Y así fue como el escritor nasrró a la Musa su aventura y esta le reconfortó. Pero eso es otra historia... 


2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias querida Esteer,.,. espero que la persona en quien me inspiro piense lo mismo... tu estilo también es muy variado y toda una belleza a la hora de crear el ambiente propicio.

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