lunes, 23 de mayo de 2016

Una luz herida (2ª parte)

Nota previa: la primera parte la podrán encontrar pinchando aquí

La recién llegada mostró su tarjeta de identificación al guarda de seguridad, que la miró taciturno, claramente harto del trabajo que le tocaba desempeñar en aquella cárcel de máxima seguridad. Las baldosas del suelo eran de mármol blanco y todo presentaba un aspecto de lo mas aséptico para tratarse de una prisión, mas bien parecía un hospital, el cual no dejaba de serlo. La doctora fue escoltada por aquel guarda, uno de tantos cientos de responsables de aquellos criminales o inocentes no probados. De vez en cuando se escuchaba algún lamento, alguna risotada, alguna especie de juramento de venganza. Estaban muy tranquilos ese día. La sola visión de una mujer los solía alterar bastante. Y mas con una persona como la doctora, que en su físico resaltaban las anchas caderas y unos rasgos de lo mas elegantes en su faz. Podría ser modelo de mas de un pintor o anunciar algún producto de maquillaje.

-¿En que habitación será la visita?-Preguntó la mujer, mientras caminaba haciendo el ruido justo con unos zapatos de tacón bastante discreto y color muy desapercibido para la vista. 
-En la insonorizada. Por motivos de seguridad del resto de prisioneros. La última vez que una mujer habló y su voz llegó a los oídos de varios reclusos se armó un escándalo que casi acaba en motín -El guarda la miró fijamente- por nuestra parte.
-Lo lamento.-Dijo la mujer.-Me alegro de que pudieran contener sus ánimos. Los de los prisioneros y los suyos propios. 
-Si bueno...-Fue lo último que dijo el guarda después de dejarle entrar en la habitación donde le esperaba su "paciente"

Las noticias habían ensalzado la figura del ser que tenía delante como uno de los asesinos mas sádicos de la historia del país. Si bien solo había cometido un crimen, fue de una brutalidad tan grande que ya se estaba pensando en rodar una película sobre el caso. No se había dado la imagen de aquel hombre por temor a que fuera el icono del siglo para los posibles imitadores aunque, visto lo visto, lo mas probable es que empezaran a surgir imitadoras. Apenas se dio detalles del juicio mas allá de un par de citas que los periódicos dejaban a la imaginación en su interpretación y lo tachaban de un loco sin sentimientos que muy acertadamente mató de forma casual a un violador. Lo que no se esperaba era que ella conociera al asesino. Y él a ella, mejor de lo que muchos esperarían. 

La mujer se quedó estática por un momento, entrando lentamente, impactada por el shock de ver aquel hombre esposado y tranquilamente sentado en una silla blanca, en aquella habitación también radiante de blancura. Se acercó poco a poco, como si no se lo creyera. Le parecía difícil imaginar a alguien de su talla y porte realizar la décima parte de lo que los periódicos y noticiarios decían que hizo. Y era un secreto a voces que se habían ocultado partes concretas a la opinión pública para no causar un escándalo mediático mayor. Frente a ella tenía al viejo amigo de la juventud. Aunque tanto tiempo no había pasado. Él seguía igual que siempre y ella no había cambiado mas allá de lo que el vestuario exigía para la ocasión.

-Buenos días. bella dama.-Dijo el asesino.-Le haría una reverencia pero al parecer hacen todo lo posible por prohibir o evitar cualquier tipo de comportamiento educado.
-¿Pero que...?.-Dijo la dama.-Digo vaya... no me esperaba encontrarle por estos lares.-Le siguió un gesto difícil de describir, como si se estuviera reponiendo de la sorpresa.

Algo comprensible Tenía delante a un amigo y un asesino.

-Yo tampoco esperaba encontrarme aquí. Me dirigía tranquilamente a hacerle una visita al hospital a una bella dama cuando de pronto se me echaron media docena de policías encima y como puedes ver por mi amplia musculatura.-levantó un brazo raquítico tras remangarse lo mejor posible.-Les hizo falta otra media docena. hay muy poca educación en el mundo. 
-Desde luego, la gente ya no sabe tratar a los seres humanos. 
-Monstruo, según los periódicos.-Y sonrió de una forma muy particular que arrancó en remedo de carcajada a la doctora. 

Tras pensarlo unos minutos la doctora miró a todos lados, tratando de afianzar un poco su posición, junto a la de su antiguo amigo y compañero de largas conversaciones. No había mucho que ver. La habitación era de un blanco nuclear, ciertamente ponía algo nervioso a cualquier con un poco de gusto por el color. Había un par de cámaras y en todo momento la mirada del guarda que la había escoltado estaba clavada en ella y en él, junto a un par de compañeros mas. Sin mas que hacer, se puso en modo profesional de la psicología y procedió a las pruebas. El procedimiento fue arduo pues sabía que probablemente nunca tendría una oportunidad como aquella de aplicar todos sus conocimientos en una persona de ese calibre. Quizás sí en una mas inteligente, quizás sí en una mas cruel o sádica pero no en esa persona que muchos consideraban, hasta hace poco, todo un caballero.

Entonces la buena mujer dejó todo a un lado y lo miró fijamente a los ojos tras todas las pruebas y estudios varios. Se lo quedó mirando largo rato. Él le sostuvo la mirada, algo poco habitual en el resto de personas, sabía que no le importaba lo que viera en sus ojos, Uno aceptaría del otro todo lo que se mostraran en aquel intercambio de miradas. La fría determinación, la sabiduría y el análisis contra las bajas pasiones contenidas, la genialidad y el amor por el arte y la lectura mas variopinta. Quien entrara en aquella habitación dudaría donde se encontraba el bien y el mal.

-Bien.-Dijo ella finalmente.-¿Algo que quieras decir?¿alguna pregunta? ¿hablar?¿desahogarte?
-¿Como está ella?.-preguntó de pronto, con un tono de voz completamente distinto, cálido, cariñoso, sumamente triste y preocupado.
La doctora, ahora amiga, sonrió.
-Si me hubieras preguntado eso antes de hacerte las pruebas me habrías ahorrado un montón de papeleo. Tu tono de voz te acaba de delatar.
-Confío en ti, mi armadura no sirve de nada y no me gusta llevarla cuando se que me pueden atacar con flechas de 2 metros de largo y punta de acero como en los castillos medievales. Y tus palabras son mas afiladas y letales... ¿como está ella?.-Insistió, ahora sí con una mayor determinación.
-Ella está bien. Fui a verla para saber como estaba.-Se acercó a él y dijo en apenas un susurro.-Te manda saludos.

Por una fracción de segundo, por apenas el batir de alas de una mosca, aquel ser abyecto que ahora los medios acusaban de monstruo se tornó un niño pequeño al que la chica que le gusta le da un beso en la mejilla. Al momento reapareció toda la dignidad y pedantería en su mirada, su rostro se tornó de piedra y su voz, con toda amoldada calma respondió:

-Oh que encantadora...-Tras la carcajada de su amiga, la cual no había perdido detalle de esa reacción añadió.- Hoy se van a enterar en las duchas como a alguien se le caiga el jabón.

Otra carcajada mas. El criminal rió con ella un buen rato mientras los guardias miraban, incómodos, a ambos. En verdad no se sabía quien estaba mas loco. La risotada terminó con una cara desquiciada de él, que arrancó otra carcajada a la mujer que finalmente se tuvo que agarrar la barriga de tanto reirse. Una vez estabilizados los ánimos tras un breve periodo de silencio él se puso hablar:

-Todo el mundo piensa que la amo con locura, que daría mi vida por ella, pero eso entonces supondría que amo a todas las mujeres del mundo. No me gustó su proceder con ella.-Dijo cambiando el foco de sus referencias repentinamente.

Otro momento de silencio.

-Fue tan cruel con su cuerpo, con su alma, con su genialidad. Todos sus nervios, su estabilidad mental, su bonita sonrisa, se borró por unos cuantos meses en el futuro. O al menos ahora le costará sonreír mas que antes. Aunque -Dijo, con un espasmo en la cara que siguió a esa sonrisa histérica- Él ya no hará daño a nadie mas.
-No, la verdad es que no. Yo no se que habría hecho en tu lugar.-Dijo ella, totalmente sincera.-Bueno sí, pero mis criterios de actuación prefiero dejarlos en secreto, no es precisamente el mejor lugar para hablar de asesinatos planificados.
-No sería tan bonito como lo que hice yo.-Dijo, tratando de alzar el dedo como el genio que da a entender una idea a sus compañeros de ciencia menos avanzados.-Por cierto ¿quien...? ya sabes.
-¿Quien...que?-Preguntó la bella y sabia mujer, algo confusa ante el cambio de tono.
-A ver como pregunto esto sin que se cause mucha tensión.-El preso lo estuvo pensando un rato hasta que se dio por vencido.-¿Quien me delató y lanzó a toda la policía sobre mi?
-Bueno, no lo se pero de todas formas no se me permitiría decirlo.-Dijo ella, con una leve disculpa en la mirada.
-Mmmmmm, bueno... -Volvió de nuevo esa sonrisa.-Me quedaron cosas por hacer. Quería que entendiera lo que se siente al atentar contra la libertad de una bella dama que está casualmente en medio de una maravillosa relación de amistad con un servidor. Una lástima que no sea algo mas pero no soy nadie para juzgar los gustos de las personas.
La mujer sonrió echándose hacia atrás.
-Estás celoso...
-Eso es mas que evidente, pero ¿Quien no estaría celoso incluso del mismo viento? poder deslizarse alrededor de esa persona especial...
-Tú estás enamorado.-Le cortó ella.
-Pues verás... he estado pensando bastante y no tengo claros mis sentimientos por muchas personas. A algunas claramente las quiero matar entre terribles sufrimientos. Todos hemos deseado eso alguna vez y el que lo niegue miente de forma tajante. Pero por ella... es una sensación extraña. Es como que una parte de mi no acaba de asimilar que ella y yo nos conocemos mutuamente. Que ella y yo hemos reído con lo que ha dicho el otro, aunque yo también me reía solo.- A esto le siguió una risotada maníaca seguido de esa cara de desquiciado mental.- No se, solo se que no se nada y que por ella o ellas haría lo que fuera. Ahhh por cierto, que me surgieron admiradoras.

La mujer mostró una gran sorpresa:
-¿En serio?.-Preguntó, totalmente intrigada.-Cuenta cuenta.-Ahora parecía la típica vecina cotilla.
-Bueno pues parece ser que hay muchas enfermas mentales por ahí suelta que encuentran mis crímenes y cito textualmente "sexys y atractivos". Luego otras aseguran que me quieren violar. Una me dijo "te comería la.." bueno ya sabes "...literalmente". A esa no le contesté porque creo que quiere comerme la... ya sabes. Las que me dicen que estoy para comerme no me dan buenas sensaciones. Creo que me quieren comer de verdad y eso duele. Otra no para de preguntarme cosas como porque lo hice o, mas exactamente, por que lo hice así.-Dijo el asesino, enfatizando la palabra "así".
-Justamente eso quería preguntarte en cierto momento pero se me olvidó.-Dijo la mujer.-quería preguntarte por el tema de los testículos cosidos a los ojos.
-Ahhhhh eso. Bueno -dijo el artista-Me pareció una buena referencia a la frase "los hombres solo piensan con la polla". Que esa es otra cosa que también me cabrea. No todos los hombres somos iguales. Matar, torturar y esas cosas están bien, "molan", "chanan mazo, neno", pero solo cuando la otra persona lo consiente. Y ese maldito miserable... ella no se lo consintió. Aquí es cuando hago la reflexión final de esta historia.
-Te escucho.-Dijo ella con una sonrisa y toda su atención puesta en él
-Considero que el mundo se va a la mierda en cuanto al amor se refiere o incluso al mas básico de los deseos que es el sexo. Condenan la esclavitud pero se pasan los rollos de una noche entre unos y otros sin tener en cuenta lo que la "mercancía" tenga que decir. Dicen amar pero si la otra parte de la pareja quiere dejarlo entonces hacen todo lo posible por mantenerlos a su lado, desde quedarse embarazadas hasta pegarle palizas. Afirman sentir un amor incondicional por la libertad pero las opiniones contrarias son atacadas con todo tipo de lanzas envenenadas y de recuerdos del pasado que no se aplican a esta época. El mundo inspira al artista y cuando yo me inspiro en el mundo tengo la mala suerte de infringir normas que gentes peores han infringido mas veces y con mas personas y siguen libres.Y yo aquí, sin poder cultivar mi arte, sin poder ver crecer una sonrisa. Probablemente serás mi única visita en lo que tengo de condena, y una de las pocas personas a las que aguanto sin problemas, Me arrepiento solo de una cosa: que ahora que estoy aquí no os veré evolucionar, equivocaros o crecer... 

¿Como era posible semejantes impulsos de sentido común y al mismo tiempo perder la cabeza y decir que matar es bueno o una forma de arte? Ciertamente aquel ser oscuro tenía mas educación y decoro que muchos autodenominados caballeros o "gente de bien" que luego engañaban a sus parejas o allegados para sacar provecho de la situación. Se produjo de nuevo un silencio. 

-¿Con que ojos ves a una mujer?.-Preguntó la mujer, de pronto curiosa ante ciertos matices de conversaciones del pasado. 
El asesino la miró. 
-Sois el mas bello lienzo sobre el que un artista pueda trabajar. para bien (como yo) o para mal (como yo, también). Para mi las mujeres son una magnífica maldición bendita o una bendición maldita, depende de la personalidad de la señorita.
-Pero eso lo debes de aplicar a los hombres entonces. Hay hombres buenos y malos.
-Sí,-Dijo el ser arrepentido pero seguramente orgulloso de su obra.-le temo mas a la maldad de una mujer que a la de un hombre. un hombre rico manda matones, uno pobre te mete un navajazo. Yo por ejemplo soy un artista de lo humano, la belleza humana es algo que me apasiona hasta el punto de... bueno supongo que viste las fotos.-Dijo con una sonrisa. 
-Sí, vi las fotos.-Negó levemente con una sonrisa.-Se te fue totalmente la olla. 
-Mmmm sí y eso me añade encanto. Tenía que haberte traído unas cuantas cartas de mis admiradoras para demostrarlo. Pero a lo que voy. Un hombre puede matar de muchas formas pero una mujer, sea rica o pobre tiene dos cosas en este mundo que la haría dueña del universo: una maravillosa vagina y una maravillosa lengua unida a un cerebro plenamente consciente de la potencia deuna palabra despechada o venenosa. Obviamente hay hombres que son capaces de sufrir ataques de ambas partes y seguir en pie, pero eso sería como la resistencia en la Segunda Guerra Mundial, muy pocos y muy dispersos. 
-Pero la resistencia estaba bien organizada.-Cortó su amiga. 
-Algo que hoy en día es solo posible en revoluciones sociales y poco mas.-Dijo con toda tristeza en la voz.-¿Sabes esas típicas niñas de papá que se enfadan porque papi no las consintió con alguno de sus caprichos?
-Aggggg sí.-Dijo, pensando en un par de ejemplos de su vida pasada. 
-A una de esas me encantaría hacerle lo que le hice al cabrón ese pero lo disfrutaría incluso mas. El maldito hijo de puta trató de... de...-le comenzó a temblar todo de pronto pero se logró controlar.-Le trató de hacer mucha pupa. Las niñatas esas hacen daño con su mera presencia a toda la sociedad. Aunque esas son mas fáciles de torturar; les quitas la tarifa del móvil y ya van solitas a suicidarse. Me apetece escuchar a James Brown.
-No puedo darte plenamente la razón pero ya sabes como soy y lo que pienso de esa gente.-Dijo levantándose.-Por desgracia debo de marcharme, volveré lo antes posible para hacerte una visita. ¿Algún mensaje para alguien?-Dijo la mujer mientras se dirigía hacia la puerta.
-¿Has tenido la oportunidad de hablar con su esposa?-Dijo el artista de lo humano, mirando a la mujer con aires de loco, como un magnífico Benicio del Toro en Sin City
-¿Como sabes que tiene esposa? Bueno, que tenía.-Preguntó la mujer, desconcertada, acercándose inconscientemente, un tanto intrigada. 
-Solo dale un mensaje de mi parte, si te es posible claro, aunque no creo que una de las damas mas inteligentes del país tenga problema. Dile que alguien ahora mismo tiene un par de parásitos vaginales pululando por su cuerpo. 
-¿¿¿QUE???.-Se sentó de golpe de nuevo.
-Al señor le gustaba irse de señoritas.-Dijo en apenas un susurro aquel peregrino de la locura.-le investigué, obviamente, y pegaba a su esposa, era alcohólico pero se las apañó para dar la imagen de marido afable y tierno, y sobretodo fiel.
-Bueno, veré lo que puedo hacer.-Dijo, aparentando calma pero ciertamente sorprendida ante una evidencia: muchas veces los criminales tienen mas información que la propia policía.-¿Algo mas?
-Sí, envíale saludos de vuelta a toda su bella estampa.-continuó, cambiando de nuevo ese tono de voz, dando a entender a quien se refería.- Que me gustaría verla aunque entiendo que muchos de sus allegados a lo mejor le impiden dicha acción.-Entonces su vista se perdió en un punto y suspiró lánguidamente cuando era llevado a su celda.- Creo que se me olvidó comerme la mandarina. 

Fin... o no. 

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