sábado, 10 de septiembre de 2011

La niña y el caballero

La niña estaba sentada en el trono siendo alabada por toda una corte de nobles y plebeyos que se afanaban en hacer las delicias de la criatura que estaba aposentada en ese pequeño trono adaptado para ella y para su pequeño tamaño, pues la pequeña princesa no contaba con mas de 5 años. Los grandes nobles estaban mas que encantados con la coronación de la dama pero había un inconveniente y es que en la política exterior y en el asunto de la defensa el antiguo ministro había muerto y en sustitución de este se puso a un ser de oscuro pasado y estampa que disfrutaba de los ropajes negros así como de las historias truculentas que se contaban sobre él de confirmación confusa y mas confusos resultados. La nobleza lo miraba con malos ojos y eso era por ciertos intereses que el caballero se había empeñado en echar abajo. Has se rumoreaba de la utilización de venenos y asesinos contratados pero el caballero siempre mandaba noticias de tal o cual batalla. Eran prácticamente todo éxitos y derrotas del enemigo ante el poder de unas fuerzas de las que no se daban detalles en ningún informe obtenido por los espías. Pero la niña nada decía porque claro era una niña, o eso pensaban los que estaban bajo el poder de su real estampa. 

Era pues que era una fiesta en honor a ese caballero que había regresado de una victoria mas. Se decía que el enemigo era una coalición de bárbaros de las montañas con una legión de demonios logrados en la sumisión de estos mediante artes que querían factores tan decisivos  macabros como la sangre de niños o las tripas de madres en cinta entre otros. Todas las historias tenían origen de lo mas desconocido y enigmático pero ante todo nadie se atrevía a preguntarle directamente al héroe de las victorias pues este era reservado a excepción de con dos tipos de personas: las de confianza y la pequeña princesa que estaba sentada en ese momento en el trono de oro que había sido regalo de uno de los vasallos entre los miles de vasallos que tenia a su disposición la pequeña dama y que se mataban ( a veces literalmente) a cumplir sus órdenes. Eran todo personas con segundas intenciones y que pretendían alcanzar el favor de esa pequeña dama que tenía tanto poder en su mirada como calor tenía el sol. Allí estaba ella siendo obsequiada con miles de regalos: joyas, perfumes, vestidos, juramentos de fidelidad y servidumbre, sonrisas cargadas de todas las malas intenciones del mundo. Todo ellos observado por los demás invitados que calibraban las reacciones de la niña con gestos y susurros entre los aliados de toda esa red de intrigas. La niña miraba constantemente a la puerta y los invitados sabían lo que estaba esperando. Y la espera terminó con un relámpago que sorprendentemente se sincronizó en una mágica coincidencia con el abrir repentino de unas puertas que chirriaron...algo que solamente se escuchaba cuando entraba él. 


Con una armadura negra fue caminando por el limpio camino que se extendía hasta el trono en el que estaba la niña sentada que prontamente saltó del trono y se abalanzó sobre la negra armadura y la capa negra que portaba el recién llegado. A los oídos de la niña no llegó nada sospechoso pero el caballero que portaba su afamada melena y espada estaba mas que atento a lo que decían. Su capa de extraño tejido como de plumas decían que tenía poderes mágicos y oscuros así como que otorgaban la capacidad de prodigios como el volar o el volverse invisible. Las miradas de rechazo se clavaban así como comentarios mordaces sobre su presencia con esa fea armadura que no era símbolo de respeto alguno. Mas de una burla hubo en lo que duraba ese abrazo. Tomando de la mano y con una sonrisa que provocó mas de un escalofrío de miedo el caballero condujo a la dama al trono y la sentó con un pequeño elevamiento. La niña sonreía de una forma tan deliciosa que nadie advertía que esa era quizás la única mirada y sonrisa que pudieran influir en el gélido discurrir de ese ser abyecto y maldito. 


El gran regalo vino después. En medio de la nada la capa se partió en dos revelado que la capa no era tal prenda sino un par de alas que prontamente recibieron la luz de la estancia, que a su vez ayudaron a convertir esas plumas negras como la boca de un lobo en un ala de color violeta y otra de color plateado- Cuan contenta se mostró la pequeña dama al ver tan gráciles y fuertes apéndices voladores que se extendieron a casi todo lo ancho de la estancia que no era precisamente una anchura fácil de abarcar siquiera con la vista. Mas de un hombre y mujer se tuvieron que apartar airados del despliegue de alas. Seguidamente el demonio alado se inclino y clavando una rodilla en tierra besó la mano de la pequeña dama que sonreía con esa bella sonrisa capaz de atrapar un suspiro d ternura del mismo diablo y así que sucedió el segundo gran prodigio y en su mano apareció un anillo, el sello real de la corte y de su mandato. Y el tercer prodigio 


Acercando sus labios a su frente le dejó un beso en ella y seguidamente posó los dedos pulgares y los arrastró delicadamente hacia las sienes y mas allá. Y por donde estos pasaban se dejaba un rastro de plata con un diamante del color violeta mas bello del mundo. Una tiara de plata con ese delicado detalle descansaba sobre la cabeza de la pequeña princesa. Con una sonrisa y sin perder de vista los grandes ojos de la pequeña se quedó a la espera de su reacción. 

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