sábado, 6 de agosto de 2011

La batalla

Una flauta dulce suena en la lejanía de los prados mas verdes jamás imaginados, un precedente de una de las grandes avanzadillas de tropas que se pueda imaginar. De las nubes surgieron los ángeles y con ellos iban los serafines y los querubines en apoyo a sus camaradas por la gracia del Señor que a ese lugar los había mandado. Las alas estaban repletas de plumas cargadas con amor y la misericordia. De sus ojos se podían traslucir la pena que sentían por sus enemigos a los que se verían obligados a combatir. Los mas bellos de todos pisaron primeramente la tierra de esa batalla y en nada estaba el mundo plagado de la luz, del amor y de la bondad. De los bosques surgieron las criaturas que lo habitaban. Verdaderas formaciones coordinadas de patos de las lagunas y lagos en su clásica formación en V. Los pájaros cantaban las alabanzas en su idioma casi tan misterioso como bello. De las nubes también surgieron los halcones que miraban mas allá de toda distancia imaginable en busca de esos enemigos que estaban repletos de maldad. En una mirada de dolor el mas bello de todos los ángeles que puso a la cabeza de todo ese batallón de la esperanza que quería el bien supremo y la felicidad de sus protegidos por encima de todo. A sus oídos llegaba la agonía de tantas almas que en esa tierra estaban padeciendo tantos males que ni los siervos mas poderosos de Dios podían hacer nada, y así decidían los poderosos las guerras. De todas partes venían aquellas entidades que pudieran luchar por la preservación de la vida. Solamente aquellos que pertenecían a otros extractos de la realidad podían oír con claridad el lenguaje del agua que las náyades se cantaban unas a otras lo que hacer, lo que buscar o lo que lograr para poder estar a salvo en las mas puras aguas de la creación jamás habidas y por haber. Por entre los árboles el sonido del viento camuflaba el idioma susurrante de las dríadas que abrazaban en su apasionado fervor las ramas de los árboles a la zaga de los que quisieran destruir a sus amados bosques. Por entre ellas toda la inteligencia de ingenieros de la naturaleza, siendo los principales representantes los insectos y los topos, se preparaban para la .guerra subterránea. Las campanas de la gloria sonaban desde todas las partes del mundo y en aquel momento llegaron los grandes mamíferos a prestar una fuerza de avance jamás conseguida ni por los mas expertos generales humanos. Avanzaban lentos pero con una determinación que sobrecogía el alma al ver tremenda fuente de poder acercarse imparable avanzando y destrozando casi todo, mas les seguían preventivamente una legión de seres en cuyas manos estaba la misión de restaurar todo aquello que la naturaleza en su avance destrozaba. Los buenos espíritus de la naturaleza daban vida a todo aquello que quedaba sepultado y reparaban los daños que los grandes paquidermos, caballos, rinocerontes, osos, venados, ciervos y miles de criaturas mas dejaban a su paso. Iban bailando de forma animada los elfos, que en toda su altanería para unos y elegancia para otros dejaban ver de lo que eran capaces con una música y una espada adecuadas para la situación. Iban ataviados con sus vestiduras ligeras, las armaduras a sus ojos solamente aportaban una torpeza que no les serviría de nada, y morir a pecho descubierto era para ellos recibir la invitación a Allende los Mares. Así es como a la flauta dulce de la avanzada aliada le siguieron los tambores y las trompas de los grandes clanes que desde las montañas avanzaban por los caminos mas pedregosos para unirse a sus aliados. De las majestuosas montañas salieron los clanes de mineros enanos, la gente mas recia en combate que se pueda encontrar los enemigos de su causa o quizás los ladrones que tengan el descaro de robar un mísero diamante a un enano. Con un estilo musical mucho mas diferente del elfo, los enanos a pesar de su tamaño resultaban imponentes avanzando hacia la posición de la defensa, con todos sus miembros útiles para el combate dispuestos a morir. Sus verbas no eran las mas educadas y menos cuando lo decían con esa fuerte pronunciación digna de los pueblos del este. Entre las manos llevaban sus legendarios martillos y los picos con los que extraer los minerales y las almas de los enemigos. Los elfos los recibieron casi como si de hermanos de la misma raza se trataran, algo que para la situación fue de lo mas sorprendente e inesperado. Ese día, todo aquel que buscara la vida eterna de bien y de bondad, enterraron las diferencias para poder hacerse un hueco lleno de bienestar una vez pasada la estancia en ese mundo. Y en los cielos, las alas y las voces de los ángeles se elevaban por todo el mundo para poder despertar una esperanza de vida en la situación acuciante que los embargaba de pena y sufrimiento. Las proclamas por la libertad y la justicia se lanzaban en toda una multitud de notas, cantos, gritos, risas, rimas no muy educadas y susurros, cantarinas y melodiosas entonaciones en himnos que solamente podían exaltar el alma. Y las viejas rencillas se olvidaron y las hermandades surgieron mas allá de toda probabilidad. Los chamanes en sus trances estaban con sus ceremonias de protección de la madre Gaia y algunas entidades del mas allá se presentaron como espectadoras a una batalla que no podría tener nombre pues cualquier nombre no describiría la belleza de ese momento. Los llamados constantes a la madre naturaleza dieron los frutos y toda una legión de animales acudieron. A las criaturas vivas presentes acudieron las termitas, las langostas, las abejas, las ranas así como también leones, tigres, pumas, demonios de Tasmania. Todo un despliegue de tropas que jamás se había visto y aun mas raro era ver a los leones ordenados en una fila perfecta alternándose con los lobos. Los rugidos se hicieron patentes y los aullidos se unieron a estos en la señal de una alianza por la causa de la vida. 


De pronto algo sacudió la tierra y las almas de todos esos combatientes, dejando miedo y angustia en sus corazones. Aquí se hizo patente la habilidad de los lideres de escuadrón, mariscales de campo, capitanes y generales de las civilizaciones mas avanzadas y la capacidad de cohesión e instinto de los seres con menos capacidades intelectuales. la tierra fue herida con una brecha de la que inmediatamente empezó a manar no solamente una lengua de fuego sino también el aroma nauseabundo del mal. Ahí se comenzaban a vislumbrar a los primeros demonios con todas sus legiones. y no venían solos, les acompañaban no solamente demonios menores sino también otras criaturas que daban lugar a los terrores mas antiguos. Los vampiros llegaron con toda su prepotencia, creyendo ser amos del mundo y siéndolo quizás pero no sin problemas. Sus ojos estaban puestos en el sueño de obtener mas gloria y sangre con la que saciar sus sedes de ambición y dolor. Prestos se dispusieron a formar alianza con los demonios que se encontraban en un gran caos de alianzas oportunistas y planes retorcidos de importancia propia. iban con sus mujeres, esposas y amantes, que sencillamente harían lo posible por cobrarse el mayor numero de vidas posible. La destrucción era lo que buscaban. La música que acompañaba a los contrincantes del bien eran los lamentos de las banshees, almas en pena de mujeres que habían perdido a sus amados en la guerra y que contagiaban el dolor convirtiendo a las mujeres en damas tristes por toda la eternidad. También se escuchaban los alaridos enloquecidos de los gorros rojos que solamente buscaban la sangre con la que dar lustre a sus afamadas prendas de vestir que lucían en la cabeza con todo descaro y sadismo. Perdidos y entregados a danzas prohibidas y lascivas se encontraban los súcubos junto a sus oportunos aliados lo íncubos, con sus cuerpos prácticamente al descubierto, expuestos para hacer caer la determinación de sus víctima y alimentarse de su vigor y su determinación de muchas y ardientes maneras. Y liderando aquello estaba Lucifer junto a Astaroth, liderando cada uno sus legiones de seguidores cautivados por tratos que solamente los benefician a ellos. Dispersos en esa caótica formación se encontraban demonios afamados y difamados como Amdusias, Gran Duque de los infiernos , con su cuerpo de hombre, sus manos de dragón y su cabeza de caballo cornudo. Cerca de este se encontraba Forneus que con sus veintinueve legiones comandaba el rango de Gran marques de los infiernos y en cuyas manos estaba las artes de la retórica y los idiomas y su imponente cuerpo de monstruo marino era toda una ventaja táctica para inspirar el mas abierto miedo en sus contrincantes. A estos dos les seguía otros grandes conocidos como Eligos con sus sesenta legiones, descubridor del futuro y de todo lo oculto, Pruslas , ayudante de Astaroth, promotor de discordias, guerras, contiendas y mandando veintiseis legiones de subalternos demoníacos. Los otros dos ayudantes de Astaroth también estaban presentes, Aamon a la derecha de su amo y señor y Barbatos a la izquierda.Toda una larga lista de grandes potencias demoníacas seguía y el terror era nimio en comparación a lo que toda esa conjunción de males podía casar en la tierra. Pareciera que había tantos demonios como estrellas en los cielos... 


Sin embargo faltaba alguien por presentarse. 


Los humanos se presentaron en filas ordenadas cuando venían de un país que fuera rico y desarrollado militarmente, o en grandes hordas de babeantes y descuidados guerreros, enloquecidas por las ansias de sangre cuando su procedencia era mas inculta o diríase ignorante. nadie previó eso, es posible que ni siquiera Eligos lo viera venir pero lo cierto fue que la sorpresa mayor vino cuando unos ejércitos formaban entre los elfos y los enanos y otros entre los demonios y las banshees. Sin duda eso era un aliciente mas a desequilibrar la balanza. 

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