martes, 10 de enero de 2012

Carta sádica V

Querida amiga:


En aras de una oleada de inspiración, metido entre ideas de aquí y de allá, en medio de la pérdida de una de mis mas entregadas amantes, no he podido evitar acumular las sensaciones de temor, y quizás podríamos decir que tristeza, ante la perspectiva de que un buen día decidas decir basta a esta bella relación nuestra en la que me entrego fervoroso a las tareas del dolor y la tortura a tu cuerpo. Navegando por el recuerdo no puedo evitar ver tu sonrisa y tus lágrimas de dolor cuando los primeros cortes se realizan. Decir que esta carta está de nuevo inspirada total y exclusivamente en ti, una de mis mas preciadas musas, de las mas deseadas quizás porque no he consumido tu cuerpo en vapores de placer y lujuria, quizás porque la hermandad da un halo especial a todo esto. Pero vamos al núcleo y no nos frenemos en los sentimentalismos producto de un deseo de incesto o quizás de algo mas que gritos de dolor, ya de por su placenteros en extremo.


Hoy recordaré todos esos pequeños detalles que hacen de nuestros encuentros algo muy especial. Podría decirse que todo lo que conlleva nuestras sesiones de dolor extremo son pequeñas cosas muy especiales. Aunque rectificando un poco quiero recordar esos pequeños detalles que a mi me parecen de una belleza solo superable por cierta dama y a la cual nunca pienso hacer tales cosas. Tu eres única para eso. No se por donde empezar, si por esas palabra inocentes, casuales, amistosas que preceden a todo. Tu cuerpo sentado en mis piernas o tu abrazándome. Mis manos paseando por tus cicatrices, mis oídos escuchando tus siseos y suaves gemidos de dolor, capaces de excitar al mismísimo marques de Sade. Son cosas como esas las que me hacen valorarte cada día que pasa. En cada segundo me siento mas seguro de poder decir que estaría dispuesto a luchar por esos pequeño detalles iniciales. Ver en tus ojos ese pequeño brillo en el que asoma posteriormente las lágrimas que después correrán como ríos, sentir tu piel bajo mis manos cuando recorro cada pequeño sendero creado por mí y bautizado sin ser tocado por la sal de esas lágrimas me da fuerzas para ver algo bello en la vida.


Sentir la sangre corriendo a veces entre mis dedos cuando quiero catalizar mas y mas ese dolor intensificado por la fina cuchilla de la lanceta, casi escuchando la carne abrirse y liberar ese delicioso néctar que a mi me enloquece, que resulta afrodisíaco a mis sentidos. No sabes como he de contener a la bestia que me grita posteriormente miles de ideas, de órdenes, pero esa bestia no saldrá, o quizás sí, pero no hoy y seguramente no mañana. Esa suavidad de tu piel que yo mancillo de forma sistemática, las cicatrices que dejo tras de mí en tu cuerpo. Cuando tus gritos son contenidos por esa férrea voluntad que no puede aguantar mas el dolor y se abre en gemidos y alaridos de dolor. Y mi mente ya delira, si supieras lo que he llegado a fantasear. Pero el cuerpo humano no soporta tener la sangre a mas de cien grados centígrados. He fantaseado con oleadas de dolor cada vez que tu corazón latiera, que tus pulmones se llenaran de aire, verter venenos en tu cuerpo que lleven a este a planos de dolor imposibles de lograr por mi mano a la par que esa mano mía desgarraba tu piel, se alimentaba de tu carne, se nutría del mas delicioso manjar que me pudieras ofrecer en esos momentos.


Otro pequeño detalle. Como se extiende el aroma de tu dolor por toda la habitación, casi pudiendo llenar todas las estancias de una fortaleza con esa exquisitez que los mortales solamente tienen en cuenta cuando los gritos salen al exterior. Pero yo me deleito como no tienes idea. Todo ese dolor, toda esa agonía y el sufrimiento es algo que no puedo describir en todas las lineas del mundo. Nunca podré expresarte lo que siento cuando se como estás sufrimiento al igual que quizás tu nunca puedas expresar como disfrutas del sufrimiento, aunque agradecería que lo intentaras algún día, después de que leas esta carta y dejes con el viento algún recuerdo bonito que te halla parecido destacable de nuestras sesiones. Me ayudará a hacer todo mas ameno y entretenido. Disfruto enormemente al reabrir un poco las heridas por el placer de hacerte sufrir y de que sangres, de que se escape esa deliciosa sangre por entre los pliegues de tu piel cortada. Es algo que de pensar ya me llena de ansias de placeres mas terrenales. Ver mis manos manchadas de tu sangre y lamerme los dedos como un niño que disfruta los últimos bocados de una comida deliciosa o de un pobre diablo sediento y agonizante que experimenta el éxtasis de saborear unas pocas gotas de agua. Ese delicioso dolor, llamada a los mas bajos instintos que solamente otra cosa puede superar.


La debilidad, tu deliciosa debilidad posterior. Cuando la sangre ya ha caído y se ha derramado lo suficiente tu debilidad y vulnerabilidad aparece. Es algo que late en mi, un impulso, una especie de necesidad que reprimo hasta límites que sin querer resultar narcisista, merece una medalla o algo. Adoro contemplar tu cuerpo, como un muñeco sin vida, sobre la cama, con las sábanas llenas de sangre y tu palidez cadavérica flotando en tu rostro como el fantasma mas bello del mundo. Tus ojos que apenas se pueden mantener abiertos por l peligro de desmayo hinchados por los ríos de lágrimas que dejó a su paso mi tratamiento a tu cuerpo, tratamiento que unos consideran monstruosidad, yo lo considero arte pero solo cuando ambas partes acceden. Adoró mira tu rostro, contemplar en este el resultado de mi obra, saber que hice un buen trabajo, que aunque no he inyectado plomo líquido en tu sangre si que he causado oleadas de sufrimiento. Me declaro abiertamente enamorado de tu dolor, de tu sangre y de tu debilidad. De tu dolor porque ofrece miles de sabores y matices mas intensos que muchas emociones. De tu sangre, porque verla derramarse por tu cuerpo, saborearla de miles de maneras con total libertad de movimiento y expresión, es algo que solo se compararía a ciertas ideas relativas a cierta dama de la que ya te hablé. Y de tu debilidad, porque en ese momento encuentro una parte de mi desconocida, que desea liberarse, porque me produce un inquietante morbo contemplar como apenas podrías oponer resistencia. Aunque si algo me impide abusar de ti no es la amistad, que también pero en un segundo plano, sino un instinto de contradictoria protección. Me gusta verte débil, no dependiente de mis pero si saber que hay mucho loco por el mundo que te podría dañar como a ti menos te guste. 


La inspiración para esta carta por desgracia se ha agotado y seguramente no sea lo mejor que hallas recibido pero seguro que te da ánimos para seguir creyendo que lo que hago en ti es una buena obra para este genio, este poeta y artista al que la sociedad no comprende. 


Atte: tu sádico amigo. 

2 comentarios:

  1. Hola

    Mi nombre es Kari y soy administradora de un directorio web/blog gratuito, vi tu blog y me gustaría agregarlo a el, así lograr que mis visitas conozcan tu blog, espero tu respuesta.

    Te dejo mi email para que me escribas
    karivelezs@gmail.com

    Éxitos con tu site.
    Kari.

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  2. Encantado pero debo decir que no por motivos que no diré.

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