viernes, 17 de junio de 2011

Revelación

Amparado por la oscuridad que revoloteaba mas allá de las velas del lugar, el personaje extraño estaba mirando a todas las parejas que bailaban. Nada parecía llamarle especialmente la atención de tanta algarabía y de tanto escándalo que estaban organizando todas aquellas personas en aquel lugar tan iluminado a excepción de ciertos rincones en los que él deambulaba constantemente. En las paredes los retratos de esos antepasados que con su poder o su suerte habían logrado mantener en pie aquel poderoso bastión que era ese castillo. Las bebidas corrían a cuenta de los huertos y los viñedos que estaban colocados en los campos lejanos y a ello se aunaban muchas mas plantaciones de diversas especies vegetales destinadas a ala alimentación de ese castillo y la población cercana.


El suelo era toda una suerte de filigranas doradas estampadas en dos grandes cuadrados de mármol, el uno blanco y el otro negro que justamente esa noche desempeñaba el papel de pista de baile para aquellas almas que se dedicaban a la búsqueda de aquello que el hombre y la muer anhelan. Amor y poder, ambos de forma igualitaria. Muchos estaban ahí para adquirir el poder de conocer algo mas antes de morir, otros muchos buscaban a su pareja ideal, otros tantos dispuestos a cerrar negocios importantes o a iniciar nuevas guerras. Los mas silenciosos eran los mejores y a ellos era a los que mas se arrimaba una sombra que escuchaba de forma furtiva esos susurros que dictaban pautas de normas, números, formaciones y de posibles víctimas. Sus sonrisa se ensanchaba cuando alguna risotada surgía del grupo que al igual que otros tantos mantenía tratos con el diablo o con Dios. La sombra se deslizaba de vez en cuando hacia los grupos de damas que se encontraban con la pareja ocupada en otros menesteres o bien que estaban en disposición de adquirir amantes libremente o mas sencillamente las que buscaban poder criticar vivamente a sus congéneres. Ahí la sombra no se ocultaba, se mostraba abiertamente a ellas para poder lograr alguna sonrisa de parte de sus blancas dentaduras. A ellas les tomaba la mano y la besaba cortesmente mientras escuchaba atentamente sus habladurías, sus consejos, sus ideas, sus secretos mas profundos. A esa sombra le confiaban grandes cosas sin miedo alguno y con todo descaro hasta miraban su forma con cierto deseo de poderse hacer dueños de tan curioso ser aunque fuera por unos instantes. Lenguas viperinas surgían a veces de todas partes para hacerle un cerco perfecto de trampas y seducción en el que ningún hombre podría escapar pero la sobra confiaba en sus objetivos y se centraba en ellos por lo que siempre escapaba de esas pequeñas bestias dominadoras de voluntades. Siempre se escapaba de ella con algún incentivo extra para continuar como es el roce de sus dedos en algún buen cuerpo y en zonas no muy púdicas.


Para reposo de su mente en aquella congregación de mentes pensantes y maquiavélicas se deslizaba entre los invitados sin perder esa pequeña sonrisa en la que cual se podía reflejar intención de acción directa. Los grupos de damas mas jóvenes que eran hija de las víboras eran toda una delicia en especial las que hacían gala de poder llevar a cabo una conversación sobre costura o sobre economía internacional. Tampoco se le pasó desapercibida a la sombra las miradas de aquellas que estaban destinadas a hacer envidiar a todas las demás, las que serían las grandes salvadoras del mundo y las que lo condenarían. En las entramadas redes de signos no verbales y corporales de la especie humana esta sombra encontraba cobijo en los bustos de algunas damas que gustaban de bailar con ella a la espera de alguna compensación pero esta sombra deslizaba palabras en sus oídos y las llevaba a la oscuridad en donde se consumía con sus almas hasta dejarlas totalmente agotadas y en situaciones no muy favorables para mantener su alta y casta reputación. Ahí estaba esa sombra en la noche disfrutando de sus víctimas.


La llamada de una voz le hizo volverse mientras disfrutaba de esa dama de alta alcurnia para poder encontrarse con la perdición de todos los hombres de esa fiesta. Esa dama podría ser una sombra como ella pero no era mas que una sencilla humana de gran atractivo que tenía a todos los de la sala encandilados con su pureza y toda su belleza. Y aquí es donde la sombra que bailaba, encandilaba, seducía y arruinada o asesinada lenta y pasionalmente los ardores uterinos de las prófugas de la religión que habitaban el salón estalló en ira ante lo que se avecinaba. Y ahí subió la sobra a lo mas alto de las escaleras y sin perder una sonrisa de toda cordialidad se encontró con las caras de los invitados que sorprendidos miraban a esa alta figura embozada en traje negro.


-Mis buenos y malos pero poderoso caballeros y poetas, mis bellas y apasionadas, castas y poderosas damas, que gran placer tenerlos aquí en esta sala, en esta fiesta en la que se les ha invitado única y exclusivamente para que podamos disfrutar de una velada entre murmullos de crítica a los collares de perlas de una o para invadir países. No quepo en mí de gozo de que todas las grandes falacias se han debido de decir con toda clase de entonaciones para producir las mas leves y graves heridas. Huelo esos corazones sangrantes que dejáis a vuestro paso de pobres diablos que se dedican a la poesía toda una vida, que tienen el corazón lleno de buenas intenciones y que pisoteáis sin mas contemplaciones que la que le dais al sirviente de color que os fornicáis a espaldas de vuestros maridos- Aquí un murmullo de sorpresa se extendió por la sala- No os sorprendáis de lo rameras que son vuestras mujeres caballeros que de vosotros también adivino en gestos esos accesos de pervertir los cuerpos de vuestras inocentes sirvientas... e hijas -Los ojos de los presentes se pusieron como platos-...o hijos...- una dama se desmaya en este momento del discurso para continuar la sombra diciendo.-Yo os he visto a todos vosotros cometer los pecados que ni el mismo satanás podría pasar por aceptables para ingresar en el infierno. Vosotras las pequeñas hijas de las rameras, llenas de miles de joyas que tienen mil veces mas valor que vuestra vida, que será vendida por vuestros padres en cuanto tengáis un poco menos de cerebro y un poco mas de busto. Muero de pena por vosotras que ofrecéis vuestros cuerpos a los mas poderosos por el afán del poder y a vosotras os digo que la historia os recordará como las que se hicieron las zorras del diablo en la tierra. Yo escupo en vuestros diminutos sexos rociados de la simiente de los grandes y poderosos políticos que rigen esta nación. Yo os condeno a morir aquí hoy y os aseguro que fornicaré con vuestras viudas e hijas gustosamente para poder soportar mejor la pena...-Sin perder esa sonrisa se fue a su salón de estar en donde un libro le esperaba mientras en un destello las puertas se cerraron y una horda de demonios se cernían sobre los invitados, pervirtiéndolos y desgarrándolos en mil torturas.


Y la sombra sonreía con esa bella música.



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