martes, 20 de diciembre de 2011

Vuelo pensante.

Anhelando su presencia se encontraba ese ser alado lleno de oscura esencia, que por unos momentos dejaba de lado cuando la veía aparecer. Sus ojos tristes miraban las alturas mientras recorría el mundo a la bísqueda de esa criatura que había devuelto algo de luz a su mirada, por la que siempre se había preguntado miles de cosas que había tenido miles de reparos en preguntarle justamente a ella. Recordaba cada palabra que habían hablado en los últimos días, en las ultimas reapariciones en su vida. Volaba tranquilamente el buen caballero de alas, caballero se decía a si mismo porque ella se lo había llamado y ya no le daba tanta duda en la cabeza ostentar ese titulo. Mientras volaba iba pensando en miles de cosas como ya se dijo, relacionadas con ella. Pensaba en su largo cabello negro, brillante y liso, digno de ser el tejido con el que se fabrican los sueños.


pensó en sus manos, en sus uñas bellamente pintadas. en la sencillez de sus atuendos, carentes de toda las ansias de destacar por encima de todos, algo que ya lograba sin proponérselo. Pensó en sus caderas moviéndose al son de cualquier música que atrapara los sentidos y las miradas de mas de un incauto. Si ella llegara a saber los efectos que causa en un hombre, el ego se le pondría por las nubes o quizás se volvería tan comedida que ya sería irresistibles las ganas de deshacerse en poemas susurrados a su oído. Su delicada mano paseándose suavemente por su rostro, su sonrisa tímida, esas mejillas sonrojadas. Por poco se tropieza el ser alado contra alguna columna o quizás contra otro pájaro mas puro que él. Sus pensamientos se centraban en todo aquello que ella lograba con el uso de las palabras y los gestos que regalaba a sus sentidos. Deseaba algo en su interior que lamentablemente no sabía como lograr sin dañar esa relación especial que tenían.


Y la vio un buen día en que no podía conciliar el sueño. Ahí apareció ella como un espectro, sinónimo etéreo de una belleza pasajera que nunca se perdería pues en su interior irradiaba un sol lleno de bondad que a todos tenía prendidos en deseo y calidez. La criatura mas bella que hubieran visto sus ojos, por dentro y por fuera. Se acercó a él y lentamente su cuerpo fue sintiendo ese aura de deseo irrefrenable que le embargaba, pero no un deseo carnal, no había esa sempiterna lujuria en sus acciones que siempre consumaba con amantes de toda índole. La veía como un ser superior a su condición. Ni alas ni armaduras servían para esconder las ideas o los pensamientos a esa mente aguda en cuerpo de mujer elegante que tenía un poder extraño en su mirada, creadora de una cleptómana sedienta por las mas valiosas riquezas. Una sonrisa se posaba en sus labios cuando tendido en un lecho mundano imaginaba una visita de esa criatura de pálido rostro y preciosos e hipnóticos ojos, bañados en un don que podría poner a sus pies a todo un mundo lleno de seres inventados y reales.


Ella se acercó y le abrazó suavemente, con esa delicadeza tan infinita que llenaba del mar tierno sentimiento de protección ese corazón cerrado al amor hace mucho tiempo. No caer en esa tentación tan aceptada era quizás su mayor pecado pero lo cierto es que era algo bello, y la palabra amor no era suficiente pues no era amor lo que sentía ese ´´ángel´´. Cuantas veces se había increpado e pensar excesivamente en besos y caricias, en susurros y sonrojos. Cuantas veces se había condenado por no ser mas duro, mas frío y distante, pero ella hacía eso imposible y él no quería en ningún momento alejarse. No quería alejarse pero tampoco quería dañar esa amistad especial que le había unido a esa dama que no hacía mucho se había autodefinido su propia belleza como ´´belleza promedio´´.


Ella se acercó a sus alas y dijo dos palabras que nunca olvidaría. No podía creer tal declaración en ella, tan comedida y pensativa a la hora de hacer las cosas. Y deseo que se diera el día que lo volviera a decir. Los delicados dedos de esa mujer acariciaban sus alas y poco a poco se fue abrazando a ellas conciliando ambos un sueño único, al menos en la mente de él.

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