viernes, 22 de abril de 2011

El caballero azul

En algún lugar de este u otros mundos, un montón de gente se encontraba desesperada por la falta de agua con la que alimentar a sus plantas y cosechas. Todos los ancianos del pueblo e incluso un par de alquimistas itinerantes habían tratado buscar algún tipo de soluciones. Los pueblerinos se encontraban mas que desesperados y se enfrentarán a una hambruna como las que no habían vivido en la vida pacífica que el pueblo había llevado hasta el momento.Los ancianos había aplicado toda esa sabiduría que da la vida a lo largo de los años y las abuelas estaban metidas en medio de sus hechizos caseros para atraer la buena fortuna pero nada parecía dar resultado. Con toda la buena intención que habían puesto en esos alimentos no les quedaba mas que rezar y rezar para que un milagro pasara. Y ese milagro pasó junto a ellos al llegar un nuevo día tras 7 días de rezos constantes.


Con las luces del alba, una figura se iba perfilando contra el horionte, que era constantemente vigilado por las criaturas del aire, tales que pájaros, insectos y seres qe no podrían ser descritos. Las lluvias de vez en cuando caían sobre él pero no parecía importarle en lo mas absoluto ya que su figura estaba perfectamente protegida por una armadura de color azul. Los suspiros que se podían oír mas lejos, que su oído le hacían escuchar, provenían del destino el caballero que se acercaba a paso lento por el norte. Las entes de ese pueblo habían pedido con rezos y llantos la presencia de esa singular figura capaz de hacer grandes prodigios si es que esta se lo proponía. Su caballo, aparte de la heráldica y los tabardos de de color azul, también tenía los ojos azules. Podría estar ciego pero eso nunca se llegará a saber. Los pasos del caballo estaban como programados con toda clase de antelación y el ritmo tranquilo que llevaba podría desesperara a cualquiera menos al caballero azul que lo montaba, que parecía mas inmóvil que otra cosa, como si fuera una montura de señuelo ante los enemigos. Nada parecía molestarle, ni las grandes oleadas de viento ni los terremotos, ni siquiera los insectos que se colaban entre las rendijas de la armadura parecían causarle molestia mayor de la que pudiera ser aguantada con el mayor de los estoicismos. No parecía oírse aliento alguno a través del yelmo de aparentemente simple confección que tenía puesto en todo momento el caballero.


Las buenas gentes del lugar en un principio lo miraron con desconfianza pero al momento en cuanto este descabalgó y se fue directo al templo donde todos rezaban lo interpretaron como que era un visitante mas de las gentes que adoraban a ese dios tan particular de la cosecha. Aún así lo que el caballero hizo no fue rezar sino que se puso delante de todos y se queda mirándolos a todos. Desde el fondo de su yelmo, dos ojos parecían brillar a lo lejos de una oscuridad que hizo estremecer a mas de uno. Señaló a uno de ellos y le dijo que se acercara,. El pobre diablo se acercó a el y se quedó mirando sus ojos en todo momento mientras el caballero extraía de su vaina una espada larga, de mucho mas de un metro de hoja y se la mostraba al elegido. a continuación se la tendió por el pomo y le dijo una sencilla palabra.


-Sostenla con una mano.-Este hombre se le quedó ,mirando perplejo pero cuando asió el arma por la empuñadura enseguida la soltó ya que el arma estaba fría como mil infiernos congelador. la mas decente de las damas no por menos pegó un sonoro grito ya que ese hombre era su enamorado y corrió a auxiliarle.-Solo el mas devoto de los aquí presentes podrá blandir mi espada si previamente dice su nombre, y con ella rajará los cielos y las aguas que tanto esperais caerán y entonces sereis un pueblo próspero.- Sin mas el caballero tomó la espada y en una finta se puso al lado del pobre desgraciado que tenía la mano congelada.- Vas a perder la mano si no la metes en el agua mas caliente que podáis conseguir. 


El caballero no dijo mas y dejó la espada clavada a los pies de esa representación tan salvaje de la madre naturaleza a la que ese pueblo le rendía un gran culto y la cual parecía haberles abandonado. Muchos de los grandes entregados a esa religión se pasaron días rezando y probando a ver si podían agarrar esa espada tan curiosa que prometía un poder ilimitado a quien la consiguiera blandir. Alguno perdió un dedo o dos en el camino de la salvación pero nada les impedía intentarlo alguna vez mas cuando creían que ya habían rezado suficiente. Pensaban en el fondo que su diosa sería la que debía de blandir esa espada tan poderosa que les daría la gloria a su pueblo y las lluvias. Entonces surgió la sorpresa. 


la niña mas valiente del pueblo se arrojó a la espada de tal forma que lo primero que entregaba a contactar con la espada era su corazón y cuando el aceró y su piel hicieron contacto entonces una llamarada azulada surgió de la hoja y el caballero se acerco a la niña que había resultado herida por la hoja. Sin mas el caballero tomó la espada y la puso en la mano de la niña que no se quemó ni de frío ni de calor, Sencillamente permaneció ardiendo. El caballero le dijo a la niña:


-Te has entregado de corazón al filo de mi espada, es por tanto esta merecedora de tu mano, que la podrá blandir sin miedo alguno contra cualquier circunstancia, con ella serás poderosa y blandirás un arma única, pero su poder radica no en su filo sino en tu corazón, así es pues que debes decir el nombre de la espada y el del caballero que te la entrega.-Con toda elegancia el caballero hincó una rodilla poniendo a toda la fe de parte de la niña


La niña miró al caballero con toda la firmeza del mundo, una mirada que ningún adulto podía equiparar y ningún niño imitar en sus mas logradas fantasías de caballeros y princesas. Así es que la niña al grito de ´´fe´´ rajó los cielos y con un gran estrépito las aguas cayeron sobre los campos que pronto empezaron a florecer de una forma como jamás se había imaginado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario