viernes, 1 de abril de 2011

Apariencia

Rodeada de la oscuridad se alzaban las puertas del palacio mas lujoso de todo el país que gozaba de una fama de maldito y a la vez de afortunado inconmensurables. Los ecos de las risas apenas traslucían pues antes tenían que pasar por el amplio hall que precedía al salón de actos que se encontraba tras este último. Los pasadizos que se encontraban detrás de los cuadros y todos los escondites que daban a salas secretas eran totalmente ignorados por esos sencillos personajes de lo mas alto de las alcurnias de distintos reinos con nombres de lo mas superfluos. Las bastas telas de los sirvientes en esos momentos eran reemplazados por las mas engalanadas telas con el objetivo de que el anfitrión de a aparentar ese aspecto de ser distinguidamente escogido para todo lo referente a la recepción y el trato hacia los invitados. Todos los presentes en esa fiesta donde el poder se puede respirar a través del cortinaje de perfumes que las damas asistentes a la reunión dejan salir de entre los poros de sus blancas pieles, traslucidas a veces a los ojos que secretamente profesan otro tipo de sensaciones hacia mujeres mas jóvenes con las que no están casados. las nupcias del poder y el dinero aunado con el aval matrimonial de la hipocresía se puede ver en esa fiesta donde todo es apariencia y la mas falsa de las mascarás se deja ver de forma totalmente secreta. las risas llenan el ambiente con las bufonadas y los espectáculos de los artistas contratados por el anfitrión que se abre paso entre todos sin exhibir ningún tipo de máscara. 


Un joven que se pasea entre las personas mirándolas y captando la mirada de los presentes que se preguntan porque tanta formalidad en el vestir, como es que no se une a ellos en esa gala de poder, de joyas caras o no tan caras. Los labios de ellas de un rojo que clamaban ser besados y las miradas coquetas que se dirigían los unos a las otras y viceversa era algo que llenaba de enervante estoicismo crítico al anfitrión que no sabía porque había accedido a tal artimaña social. Con toda la elegancia del mundo se desplazó hasta donde se encontraban el grupo de damas críticas, un conjunto de mujeres a las que le dirigió una mirada y una leve sonrisa, a la que respondieron y al momento ya estaban opinando que porque tanta modestia en el vestir y fue periódicamente degollado y desangrado por las palabras traidoras de esas damas distinguidas de las nobleza del este, el oeste, el norte o el sur, ¿que mas daba eso? Él se movió por todo el lugar esperando quizás esa señal de que las cosas se pusieran realmente emocionantes pero nada mas allá de lo que se pudiera hallar entre esas cuatro doradas paredes. Los sirvientes se movían con gran precisión entre los invitados intentando adivinar lo que deseaban en ese momento y ofreciendo con suma seriedad digna de esos tiempos todos los caros tentempiés y caras bebidas demasiado cargadas quizás de alcohol y nada modestas a la hora de ser consumidas por algunos galantes caballeros que habían participado en infinidad de aventuras con toda seguridad inventadas y de las cuales no tenían prueba alguna. 


En un momento dado hubo un sonido brusco y algo sorprendente de cristales que se rompían y unos improperios que hicieron dirigir todas las miradas a los que estaban involucrados para el momento que se cerná sobre las vivencias banas y vacías de los presentes. Ahí mismo se encontraban un robusto hombre que blandía un bastón y con el que azuzaba y golpeaba a uno de su sirvientes pues este había manchado sin querer el traje del mal señor con el vino espeso y bien perfumado y aromatizado que se servía. la mancha era como la sangre de esos tantos hombres que habían muerto por pagar el precio de esa botella. Los golpes caían sobre ese pobre hombre. Golpes que fueron detenidos por una mano de hierro que sostuvo la mano del golpeador con toda la fiereza y unos ojos negros se cernieron sobre los pequeños ojos, diminutos impregnados, llenos a rebosar de cobardía del que golpeaba. Este se encogió de un terror invisible que el apretó con ira y frialdad el corazón. El agarre desapreció y entonces el anfitrión como la sombra de la misma muerte se alejó de ese hombre para salir al fresco a caminar por el campo que rodeaba a la estructura principal del fantasmal edificio, esa mentira de oro y mármol que poblaba unas buenas hectáreas cuadradas de terreno. 


El aire se presentaba como bálsamo para aliviar las tensiones del momento de gran tensión que se había vivido segundos antes y sencillamente se dedicó a caminar. definitivamente por mucho que lo intentaba ese tipo de ambientes no eran para él y nada se lo quitaba de la cabeza. El no estaba hecho para las riquezas ni para las galas de ese tipo en donde tantas mentiras en forma de vestidos y palabras con risas invitadas al descontrol se hacían eco de la noche. Se decidió pues a dar un paseo que fuera de agrado a su espíritu hasta que vio a lo lejos una luz que asimilaba a una hoguera y solamente se quedó mirándola hasta que se decidió a acercarse. Si eran intrusos llamarían a la guarnición. Eran parte de la compañía de artistas que habían contratado. Algunos se habían reservado el ir diciendo que lo que ahí se respiraba era maldad y malos conjuros. no estaba muy lejos de la verdad. Con todo se decidió a acercarse a los que cantaban y bailaban en un idioma y de una forma que sin duda daba fe de que eran de la tierra del frío y la sangre, y ellos eran de los habitantes mas significativos, Eran gente que reía pero las risas eran sinceras. A los hombres se les veía realmente curtidos en mil batallas y a las mujeres se las veía resplandecientes y eso que no tenían ningún tipo de joya o prenda de alta costura que avalara su poder. Con paso lento pero sin dejar de denotar seguridad se acercó a ellos. Todas las miradas se posaron en él y por una vez se sintió el el cobarde. Sentía que lo estaban desnudando pero no por querer averiguar el poder que podía tener en sus manos en base a la economía de la nación, sino que querían ver su alma. Y ahí le vino la salvación. 


Algo tiró de la prenda que cubría sus piernas, el pantalón y cuando miró encontró a una de las niñas de esa curiosa compañía de espectaculares seres humanos que se mostraban tal y como eran sin mostrar mas que su propio rostro y sus propias acciones. la niña le hizo una pregunta en ese curioso idioma y él de casualidad los entendió y una sonrisa se dibujó en su rostro. se dejó guiar por la niña a la presencia de un hombre mayor que se quedó mirándolo y sin saber muy bien como, al segundo lo estaba abrazando susurrando en el idioma de la sangre, el fuego, la tradición y la magia ancestral 


-Al fin te hemos encontrado hijo mio 



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