martes, 5 de abril de 2011

La Ciudad





A los tiempos que acontecían las narranzas de caballeros eran las que mas satisfechos dejaban en cuanto a apetito por la aventura se refería si la población era lo que demandaba. Los grandes trovadores poblaban la ciudad donde en medio de todos esos recitales muchas buenas alianzas se llevaban a cabo y los carteles de monstruos a los que buscar se repartían en medio de toda una vorágine que supone las fiestas mas celebradas de la ciudad. los caballeros se cruzaban unos con otros ya fueren saludos o justas dignas de legendaria y odiséica narración. Los pícaros se dedicaban a pequeños hurtos que algunas veces se quedaban en sencillas escaramuzas pues la guardia estaba presente en cada esquina y los festivales eran especial motivo de celo para lo que ahí se regía, que era una paz duradera de cara afrontar los designios oscuros de la civilización en la cual los héroes nacían por doquier: unos se malograban, otros sin duda tenían la estrella a sus espaldas que les protegía de toda la mala suerte a que a otros les devoraba el alma .


En el interior del castillo, ahí por donde los altos poderes se reúnen, se toman las decisiones que respectan a todo tipo de designios que podrían afectar a la historia y bien progresar de las poblaciones que rigen ese bello reino que nombre no tiene pero futuro si, y mucho.  Los legisladores discuten las leyes entregados totalmente a su ideal de la justicia y con todo lo que a ellos le respecta por el bien de la civilización, por el bien del Estado. los jueces gritando órdenes que clamen la presencia del silencio en medio de una muchedumbre de fervorosos creyentes que pretenden el cisma de iglesia con Ciencia. los alquimistas, impertérritos a los ladridos de los creyentes en deidades que nunca vieron, se dedican a pensar en lo siguiente que harán cuando pisen sus valiosos y lujosos laboratorios amparados por el conocimiento y las subvenciones del estado que los avala como personas ilustres de la ciencia mas moderna, Los grandes genios de la ciencia que a veces se aúnan con los mayores expertos en minería y botánica para darle al mundo ingenios que sean capaces de curar alguna enfermedad que atosigue en buen desarrollo de las gente pobladoras de cada casa en ese lar de paz y prosperidad. 


En la parte del este los establos y cuarteles contienen a todas las filas de valientes soldados que han sido criados de jóvenes para entregar su vida en las miles de batallas que se acercan al destino de la nación que deben cuidar y por la que deben guardar fidelidad eterna, incluso mas allá de toda muerte que el enemigo oportunista les pudiera dar, prevalecerían a la espera de ser algún día despiertos por algún tipo de magia con la que sostenerse en la lucha por la paz de la ciudad que vieron nacer y los vio a ellos crecer. Esos jóvenes soldados amparados por los duros entrenamientos de comandantes tenientes y entrenadores que sumidos en la fe de tener un poderoso ejército, hostigaban a esos muchachos hasta el desfallecimiento, los alentaban a no retroceder, a no dar paso atrás ni para tomar impulso. A los espadachines se les exigía mas agilidad, a los arqueros mas precisión y a la caballeros mas capacidad de destrucción en las filas enemigas. Cada regimiento, cada batallón, cada componente individual de cada escuadrón estaba diseñado para llevar a cabo una perfecta colaboración conjunta con su compañero. los generales que poseía ese reino ideal eran expresándolo de forma sencilla los mejores de entre los mejores. principiantes al principio, siempre fueron una mezcla de genios de la guerra y dioses de la misma, nadie se les enfrentaba salvo que lo generales, en acto de enardecer a las tropas, se enfrentasen unos a otros en reñidas batallas para dar ejemplo de lo que hace la buena preparación y los años de experiencia. Ahí es donde muchos jóvenes se ven amparados por el sueño de llegar a ser grandes héroes. 


De las rutas comerciales llegan por mar los grandes barcos de ricos comerciantes que, rodeados de cientos de criados o esclavos venidos de otras tierras para ofrecer sus mercancías que van desde las mas ilustres y bellas telas hasta las mas delicadas obras de arte y piezas de cerámica o mármol. miles de obsequios llegan a la presencia del rey que gobierna todo eso, un hombre ya anciano pero sabio que ha sabido llevar a cabo todas las acciones que su corazón y la verdad le dictaban para que sus expectativas de futuro crecieran y le hicieran rodearse de miles de buenos sirvientes y consejeros, buenos aliados en la batalla y amigos en las dificultades. Las flotas llevaban en el mascaron de proa la efigie de ese ser que llenaba el corazón de los piratas de pavor pues los capitanes de esos barcos estaban repletos de experiencia y nada los detenía a la hora de usar los vientos para arrasar a esos malhechores que pretendían el saqueo y el robo de las mercancías de interés para el estado. Las batallas navales llenaban también gran parte del repertorio de bardos y trovadores que se dedican a endulzar la mente y la predisposición de todas las gentes que estén dispuestos a escucharlos. Decenas de nombres de caballeros, capitanes, tenientes, coroneles y generales se expandían a lo largo de todo el mapa y llegaba a otras culturas que presurosas se ponían en marcha para encontrarse con todas esas leyendas vivientes a la busca de consejo o conocimientos. Y así lo idílico es sencillamente perfecto. 


Las alianzas surgen aunque algunas envidias despiertan y muchos pactos de paz aparente se quiebran por las malas palabras de mandatarios qu se corrompen por el poder.


y ese es mi paraíso... 

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