lunes, 7 de febrero de 2011

El casual encuentro

Con el brillo del alba los diminutos pies de los niños ya se empezaban a escuchar en acompañamiento de sus voces adorables e infantiles que enternecerían el corazón de mas de un asesino o ladrón de crueles procederes. Todos ellos, un buen grupo, iban y venían entre los árboles cantando alguna canción que las gentiles maestras les enseñaban al son de flautas y acordes de liras y demás instrumentos de bello y perfecto sonido. Iban todos ataviados con esas ropas de los plebeyos de todo pueblo que está subordinado a un castillo de provincia que a su vez se subordina a una nación o país que lucha por sus intereses. 


Las brisas y el aire que se colaba entre las hojas no alertaba para nada del ser que los estaba observando. Dos ojos azules que estaban entre muertos y curiosos por acercarse mas a ellos. En un simple movimiento de alas este e poso a la perfecta visto de los niños que lo miraron con estupor y los ojos abiertos como platos. Las maestras de la guardería en medio de ese monte tan bello colmado de bellas criatura se quedaron alertas solo medio segundo mientras los ojos del ángel se dedicaban a escrutar cada mirada y fijó la vista en una de las maestres y varios de los niños dejando salir una pequeña sonrisa. Con un pequeño suspiro una de las maestras se dirigió a los los niños:


-Mirad niños, uno de los guardianes de nuestra tierra se ha cruzado en nuestro camino y parece que no le ha hecho ascos a nuestra presencia, vamos saludadle como es debido a alguien que se encarga de llevar a cabo el cuidado de la naturaleza- Los niños saludaron todos en un delicioso coro discordante. Esto hizo sonreír mas al ángel que los miraba con cierto toque de afinidad y alegría en su mirar. Poco a poco el árbol en el que se encontraba posado se empezó a teñir de un musgo brillante que el dio mas viveza y empezaron a llenarse sus ramas de flores multicolor de todos los tamaños y formas. 


En un simple movimiento el ángel emitió un silbido que se prolongo con una candencia perfecta por todo el bosque y el bosque quedó en silencio, produciendo una sensación de quietud que podría revitalizar o congelar el alma para siempre. En medio de esa quietud y la completa ausencia de silencio, Dos ojos rojos se aparecieron entre unos estos y pareciera que todo se empezó a bajar de luminosidad, Como si eso que se acercaba absorbiera la luz. Como compensación el espectáculo de luz que daba el ángel al extender sus alas pudo reconfortar los temores de los niños que se acercaron nerviosos a sus maestras en busca de una protección que quizás le fuera insignificante. El retumba de las patas sobre la maleza sin molestia alguna por disimular el sonido dio paso a que se mostrara ante ellos unos dientes que se dejaban ver por una sonrisa de lo mas siniestra pero que no dejaba de guardar algo de racional. Poco a poco un enorme lobo se dejó ver ante ellos, una bestia magnifica de ancho y largo porte que podría arrasar el solo una casa en unos pocos zarpazos. El lobo tenía como ya se dijo, dos luceros rojos en medio de ese peludo rostro con largo hocico que podía oler el temor de todas esas inocentes criaturas. Con sorpresa el lobo habló:


-Yo también soy un guardián de vuestras queridas plantas que tanto os afanáis en recolectar... el ángel aquí presente tiene una recua de seguir¡dores y a mi que me ignoren en lo mas absoluto ... con lo bueno que yo soy y nadie acaricia mi suave pelaje- la voz era suave pero tenía ese matiz oscuro que podía hacer ver en sus intenciones algún tipo de broma cruel y esa sonrisa que no desaparecía. El lobo se quedó en silencio y dirigió una mirada al ángel que también el devolvía la mirada de una forma tranquila en tanto que este descendía del árbol y le posaba una mano entre las orejas. El lobo se quedó ahí quieto, absorbiendo la luz que rodeaba a la gran mayoría de la espesura en la cual los niños se encontraban. 


Una valiente se adelantó y separó del grupo para acercarse a los extraños compañeros que se hallaban en frente suyo para a continuación, con todo su pequeño tamaño abrazarse a la pata delantera derecha de esa magnifica bestia que miró a la niña con una peluda e invisible ceja alzada y mas la alzó cuando esta le hizo una inocente pregunta. 


-Quieres ser mi papá?- Unos ojos marrones enormes, quizás los mas enormes que se pueda uno encontrar en una vida mortal se encontraron sin una sola pizca de temor con los del lobo que miró a una de las maestras en busca de una explicación a tan anómalo comportamiento. La maestra con una disculpa dijo en tono lo suficientemente alto para que le oyera el lobo mientras retiraba a la niña y al acercaba al grupo


-Discúlpela es huérfana-Dijo tan solo antes de abrazarla fuerte y seguir con los ojos esos tan grandes clavados en los del lobo que podría matarlos a todos. El ángel disimuló como pudo una leve sonrisa. 


El lobo se acercó al grupo ignorando a su alado compañero y al resto de niño. miró a la niña a los ojos, a unos ojos que destilaban tanto futuro como su dueña así lo quisiera. Tan solo dijo: 


-Eres una valiente, muy valiente. Ademas de que has tenido lo que hay que tener para acercarte con toda esa parsimonia y elegancia que ni ese de ahí atrás puede imitar en mil vidas, y ya ha vivido esas y mas. créeme, con todo mi poder, mis garras, mis afilados dientes, toda mi capacidad de hacer grandes cosas, no soy superior a ti, eres mi igual. Vas a pelear y lo estás haciendo a cada día que pasa en este mundo miserable que ya te ha quitado a tu padre, pero se que pronto encontrarás una fuerza que te hará engrandecer el alma que ahí dentro llevas y que no devoraré por el simple hecho de tener mucho que hacer en este mundo, cambiarlo, construirlo a imagen y semejanza de la justicia. Vas a llegar lejos Mar- Y con una siniestra sonrisa, una sonrisa cómplice a la que la niña correspondió gustosamente se dio media vuelta y con su amigo alado a su lado en todo momento se alejó del grupo no son antes lanzar una mirada a una de las maestras que sintió una extraña sensación en su interior.

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