
Las brisas y el aire que se colaba entre las hojas no alertaba para nada del ser que los estaba observando. Dos ojos azules que estaban entre muertos y curiosos por acercarse mas a ellos. En un simple movimiento de alas este e poso a la perfecta visto de los niños que lo miraron con estupor y los ojos abiertos como platos. Las maestras de la guardería en medio de ese monte tan bello colmado de bellas criatura se quedaron alertas solo medio segundo mientras los ojos del ángel se dedicaban a escrutar cada mirada y fijó la vista en una de las maestres y varios de los niños dejando salir una pequeña sonrisa. Con un pequeño suspiro una de las maestras se dirigió a los los niños:

En un simple movimiento el ángel emitió un silbido que se prolongo con una candencia perfecta por todo el bosque y el bosque quedó en silencio, produciendo una sensación de quietud que podría revitalizar o congelar el alma para siempre. En medio de esa quietud y la completa ausencia de silencio, Dos ojos rojos se aparecieron entre unos estos y pareciera que todo se empezó a bajar de luminosidad, Como si eso que se acercaba absorbiera la luz. Como compensación el espectáculo de luz que daba el ángel al extender sus alas pudo reconfortar los temores de los niños que se acercaron nerviosos a sus maestras en busca de una protección que quizás le fuera insignificante. El retumba de las patas sobre la maleza sin molestia alguna por disimular el sonido dio paso a que se mostrara ante ellos unos dientes que se dejaban ver por una sonrisa de lo mas siniestra pero que no dejaba de guardar algo de racional. Poco a poco un enorme lobo se dejó ver ante ellos, una bestia magnifica de ancho y largo porte que podría arrasar el solo una casa en unos pocos zarpazos. El lobo tenía como ya se dijo, dos luceros rojos en medio de ese peludo rostro con largo hocico que podía oler el temor de todas esas inocentes criaturas. Con sorpresa el lobo habló:
-Yo también soy un guardián de vuestras queridas plantas que tanto os afanáis en recolectar... el ángel aquí presente tiene una recua de seguir¡dores y a mi que me ignoren en lo mas absoluto ... con lo bueno que yo soy y nadie acaricia mi suave pelaje- la voz era suave pero tenía ese matiz oscuro que podía hacer ver en sus intenciones algún tipo de broma cruel y esa sonrisa que no desaparecía. El lobo se quedó en silencio y dirigió una mirada al ángel que también el devolvía la mirada de una forma tranquila en tanto que este descendía del árbol y le posaba una mano entre las orejas. El lobo se quedó ahí quieto, absorbiendo la luz que rodeaba a la gran mayoría de la espesura en la cual los niños se encontraban.
Una valiente se adelantó y separó del grupo para acercarse a los extraños compañeros que se hallaban en frente suyo para a continuación, con todo su pequeño tamaño abrazarse a la pata delantera derecha de esa magnifica bestia que miró a la niña con una peluda e invisible ceja alzada y mas la alzó cuando esta le hizo una inocente pregunta.
-Quieres ser mi papá?- Unos ojos marrones enormes, quizás los mas enormes que se pueda uno encontrar en una vida mortal se encontraron sin una sola pizca de temor con los del lobo que miró a una de las maestras en busca de una explicación a tan anómalo comportamiento. La maestra con una disculpa dijo en tono lo suficientemente alto para que le oyera el lobo mientras retiraba a la niña y al acercaba al grupo
-Discúlpela es huérfana-Dijo tan solo antes de abrazarla fuerte y seguir con los ojos esos tan grandes clavados en los del lobo que podría matarlos a todos. El ángel disimuló como pudo una leve sonrisa.
El lobo se acercó al grupo ignorando a su alado compañero y al resto de niño. miró a la niña a los ojos, a unos ojos que destilaban tanto futuro como su dueña así lo quisiera. Tan solo dijo:

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