domingo, 13 de febrero de 2011

El escritor y la rosa

En la mas delicada de las oscuridades, con un manto de estrellas encima de su techo el se hallaba confinado mirando con franca ansiedad ese papel que lo atrapaba en su blancura poco a poco mientras su mente se empezaba a desencantar de toda esperanza de recuperar alguna bella y frágil linea de su mente que pudiera plasmar en en su papel. Cada una de las ideas que tenía se le escapaban., eran rápidas todas las cosas que quería escribir y de pronto se esfumaban. Cada uno de sus pétalos de esa rosa que estaban a su frente estaban medio marchitados y una tristeza inundaba su ser. cada una de las bellas canciones que le daba la naturaleza ahí a lo alto y rodeando esa bella casa no paraba de inspirarle el motivo de su tristeza. Cuando todo era claro de pronto todo era oscuro. Al cielo se le sumaba una fina nieve que caía de algún lugar desconocido pues no había nubes en medio de esa claridad nocturna perfecta. Su mano se acercó un vaso de agua mirando el papel y vio caer uno de los últimos pétalos de esa rosa. Una rosa que ella le había regalado que nada mas darle se abrió cuando ella la tocó. Simplemente maravilloso haber contemplado ese espectáculo. una fiesta de color en medio de ese pequeño espacio que los delicados pétalos pudieran abarcar. Con algo de desesperación miró la flor pensando que mala señal era pero el aun conservaba esa esperanza de verla florecer de nuevo algún día con ese agua que la nutría a ella y a sus hermanas del mundo. bellas damas escarlatas amarillas y blancas que se dedican en exclusiva e ignorantes de sus deberes a llenar el mundo de belleza y de amor, representando uno de los sentimientos mas bellos.


Y esa rosa que marchitaba no era la excepción. El pobre joven escritor se encontraba desesperado preguntándose que faltaba, porque esa rosa no crecía. Era la imagen descarnada de una de las tristezas mas hondas que pudiera tener delante en ese momento, que una muestra de lo que fue la gloriosa rosa de amor que ella le había entregado se marchitara...


sonó la puerta, ella venía cansada y con los ojos medio cerrados y como una bella aparición y en lo etereo de sus movimiento se dejó caer en el regazo del escritor, lo que provocó una sonrisa ante su teatralidad. Ella lo miró, él la miró, los labios se juntaron y la flor renació

3 comentarios:

  1. Ese sentimiento de ideas confusas queriendo ser expuestas en papel y siendo difuminadas en el momento de escribirlas es algo que reconozco.

    Hermoso relato querido, como siempre, mucho en nada.

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  2. Precioso mi amor asi de simple...precioso

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  3. Lo quería hacer mas bonito...para ti y para todos los que deseen algo de pura inspiración pero sobretodo para ti

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