martes, 8 de marzo de 2011

El encuentro de la cueva

La conversación se llevaba a cabo de forma animada mientras las risas salían del anfitrión ante los chistes de sus invitados. Era ya habítual que esas fiestas se llevaran a cabo en aquel ambiente cargado de historia y de una de tantas ocasiones en las cuales los inversores se estaban soltando en sus ideas para lograr nuevos fondos de inversión. Esto al anfitrión le encantaba y le hacía sentirse mas que a gusto cuando los números altos de grandes sumas de dinero llegaban a sus oídos. Con el panorama que se presentaba parecía que pronto su circulo de adineradas amistades se iba a aumentar un poco mas el capital y a el de seguro le tocaría un bien pellizco. 


Pasada la noche todos se esfumaron. los banqueros con sus puros, los comerciantes con sus ropas caras de china y de países exóticos, la mansión en la que el anfitrión recibía a sus invitados y les invitaba a caros vinos y deliciosos manjares que podía llenar de agua la boca de cualquiera que se preciara en algo por el gusto a la comida Era todo simplemente producto de la imaginación de un ser  oscuro que que lo estaba pasando mas que bien en medio de toda esa vorágine de locuras que se sucedían mezclándose con recuerdos del pasado y fantasías en las que no había límite para la imaginación. Sus ojos cargados de una rabia infinita simplemente se clavaron en ese fuego que ardía y mantenía encendido todo el rato para no perder un poco de la iluminación que se extendía por la cavernosa estancia. No la necesitaba pero era buena para atraer a las víctimas. Un gruñido salió de lo mas hondo de su garganta y se quedó quieto pensando en cuando sería su oportunidad de algo mas de libertad ya que lo tenían ahí encerrado por un estúpido trato que no sabía como había aceptado.  Una de sus ideas era simplemente escapar pero esos malditos lo podrían atrapar. Su esencia se sentía disolver con el paso del tiempo. Sus ojos se dedicaban a pasear por la estancia perforándolo todo con la mirada t dejaba pasar el tiempo sumido en pensamientos que lo llevaban a tiempos mejores, de gloria para el y sus camaradas armados hasta los dientes, traspasando colinas y mares en busca de alguna guerra por la cual vender sus servicios y arrasar con todo lo que encontraran. 


Cuando se encontraba a punto de romper ese trato parecía que al fin se habían acorado de el. Unos individuos que parecían no mas de 4 se habían encargado de traerle lo que se suponía era una de tantas partes de ese trato que nunca iba a cumplir del todo pues era un trato eterno en el cual si el incumplía lo mataban y siempre parecían tener una excusa para mantenerlo a su lado. Que tan fácil sería matarlos a todos en ese mismo momento. Pero el era paciente. Tenía paciencia, siempre la tubo para lograr lo que se proponía y espero que que vieran el sobre que había en la entrada. Se quedó escuchando y el sonido de una hoja arrugándose por una mano furiosa y el susurro de ´´adoptado será tu padre´´ le llegó a los oídos lo cual le hizo reír oscuramente, lo cual resonó en toda la estancia oscura y se quedó quieto y callado esperando a que lo que le habían traído despertara. 


Noto su esencia llegar a ese olfato suyo que tantos cuellos había aspirado y que tantas veces había disfrutado de desgarrar en medio de un éxtasis de placer y sangre. Se acercó y rodeándola por detrás con sus brazos poso los labios en el cuello de esa linda esencia que ahora se hizo mas corpórea al notar el latír de un corazón protegido por unas costillas que a su vez se encontraban recubiertas por una piel suave, tersa, cálida. Y ella se quedó quieta como por instinto pensando que tal vez ese ser lleno de maldad y oscuridad la ignorara y la dejara ir en caso de que se quedara eso, muy muy quieta. Con suavidad, sin que ningún sonido lo delatara, fue aspirando su aroma a la par que recorría con unos labios de sonrisa cruel esa delicada piel que ahora estaba erizada. La sensación de rendirse empezó a deslizarse por sus instintos y de inmediato como por resorte se alejó de ella dejándola cerca de la hoguera que extendía su calor por toda la cueva o al menos eso parecía intentar las llamas con su sensual baile. Ella empezó a llorar en silencio aterrada por esa presencia que se dedicaba  observarla y él deseaba consolarla en parte y matarla por otro lado. Es para lo que había sido diseñado. Él era el asesino pero muchas veces se había planteado que diablos hacía ahí, con la de putitas que podía matar en miles de ciudades. Se plantó delante de ella mirándola a través de las llamas y sabedor de que se había llevado el susto de su vida. Unos ojos azules le miraron con un toque de locura y una chispa de odio en ellos y habían preguntado. 


-¿Que la trae por mis cueva, bella señorita?- y así comenzó una conversación que desencadenaría en un curiosos final según para quien lo mire. 

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