jueves, 3 de marzo de 2011

Un hombre

Yaciendo de bruces, en medio de toda esa tormentosa lluvia., se hallaba ese hombre que había llegado a aquel lugar en medio de las lágrimas que se confundían con las gotas caídas del cielo. Su barba no era muy abundante, incluso tenía escasez. Sus ojos abiertos de par en par con una mirada que simplemente reflejaba y señalaba que se cuerpo estaba vacío, que ya no habitaba nada en el. Solo vida. Solo vida. 

Una vida que lo había llevado a una existencia tranquila, una existencia de una vida normal, de alguien que pasea por esa calle por la que mucha gente paseaba o corría en el transcurso del día. En esa calle quizás es donde se llevó a cabo ese miserable crimen. Acuciado por las deudas de su alma, ese hombre, con un solo pensamiento peregrino, cayó al suelo y de ahí no se levantó hasta que su vida simplemente se fue apagando de su mirada. una vida que nunca terminaba de escapársele del todo. Simplemente era eso, un hombre que podía hacer miles de cosas pero que no iba a mover un dedo mas. Su interior ya estaba consumido. nada lo podía elevar ya y hacer luchar. Era solamente ese huevo vacío de yema y clara, una mezcla de patetismo y de falta de voluntad. nada ni nadie lo podrían levantar de ahí. Solamente cae el agua en esa triste ciudad donde muerto en vida, yace un hombre. 

Sus ojos se encuentran constantemente con los pies de al gente que pasa por su lado, ignorándolo como una piedra mas en medio de ese camino de baldosas. Nadie repara en él, quizás un niño que otro, que rápidamente es apartado por los apurados brazos de su madre o padre, o de ambos quizás si se da el caso. Todo es indiferente para la sociedad que se mueve alrededor de ese hombre y todo es indiferente para ese hombre que ya no siente mas que un vacío que lo tiene ahí tendido. Simplemente demoledora la imagen. Si todos esos transeúntes supieran lo que no hay dentro de ese hombre, se aterrarían de tristeza, enloquecerían, porque dan por muerto a alguien que nunca terminará de estarlo. 

En ese hombre hubo todo. Un amor que nadie mas podía sustituir y que el demonio de nombre desconocido correspondiente le quitó de sus manos. Ese hombre ya no iba a ser feliz nunca mas, los motivos que mantienen a alguien en la vida (el trabajo, los amigos, la mujer que se ama o el hombre que se ama) habían desaparecido cuando despertó de un simple sueño. Sus labios estaban entreabiertos, paralizados por esa última palabra que nadie escucharía nunca mas y que nadie llegaría a conocer. Su piel ya era fría por la acción de los fríos elementos ante los que estaba expuesto. Nada importaba ya para ese cadáver vivo que yacía ahí. Porque era solo eso 

Un hombre. 

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