sábado, 26 de marzo de 2011

La danza de Gaia

Una oleada de vida crecía por donde pasaba el hada, dejando ver toda la maravilla que se ocultaba debajo del suelo, de ese suelo que estaba carente de los detalles que las bellas flores que ella creaba si tenían, y es que nadie como ella para darle la vida al mundo, un ser puro de ideas claras y que no dudaba a la hora de avanzar entre los escarpados bordes del mundo o los afilado acantilados dejando a su paso la vida vegetal mas rica del mundo. nada podía frenar a esa bella bailarina que estaba mas que exultante de poder bailar por el mundo entero, plantando una semilla y balando a su alrededor o dejándola caer en medio de alguna parte y bailando por todo el lugar hasta que esta o estas florecieran. 


Los sauces y los chopos se levantaban con toda su sabia estampa a la espera de la visita de los druidas que requirieran de los servicios de sus milenarias ramas. los cerezos estaban dispuestos para las fiestas de los hermanos del oriente, que comían sus extraños manjares de pescado apenas cocinado por no decirse crudo a la sombra de estos bellos árboles. Los eucaliptos se dispersaron entre los hermanos y los primos por el mundo entero dejando a su vera un montón de semillas duras como balas de cañón de juguete, semillas que no dan fruto o quizás quien sabe eso solamente el tiempo lo podría determinar ante los ojos de la bailarina. Las acacias se expandían por las tierras mas cálidas unas muy alejadas de otras en búsqueda de una soledad que solamente se viera interrumpida por los solitarios arbustos que tenían la suerte de crecer ahí. Los naranjos y los manzanos se dedicaban a crecer por todas las zonas cercana s a los ríos que las hadas del agua mantenían a salvo. Las plantas acuáticas no se quedaban atrás y por tanto las algas y todas sus derivaciones poblaron los mares y los océanos junto a  lagos y ríos en busca de un sitio con nutrientes y oxígeno. 


Junto a todas estas bellas creaciones y muchas mas que tardarían decenios en aparecer por esta historia de lo larga que sería la lista se le unieron las rosas, margaritas, tulipanes negros y rojos. Cada una simbolizando una cosa y uniéndose con su esencia a los bailes de al bailarina que regalaba la vida a todo el territorio por el que pasaba, dejando los aromas que después serían motivos de poesías y de guerras para muchos hombres y mujeres sobre ese bello mundo que estaba siendo creado. El bog, símbolo del estoicismo, le prestó la fortaleza y el ébano le dio su calidad de resistencia a la bailarina que incansablemente dejaba tras de si batallones de flores que podían ser la poesía de todo romántico que les diera la visión adecuada a sus formas tan perfectas en cada pétalo. Las rosas dieron protección al hada bailarina de los fuertes vientos, hiriendo con sus espinas a todo mal que le quisiera causar algún mal en este mundo. Los girasoles le dieron siempre una orientación adecuada para que los pasos d ella siempre hicieran referencia al dios sol. Las hojas de los árboles le hicieron un vestido nuevo cada día mientras su danza llenaba de vida vegetal el mundo. Muchos mas regalos le hizo la naturaleza al hada pero de tantos que son tendría que estar escribiéndolos por una vida entera pues son muchas las especies distintas de vegetales del mundo y cada una le hizo un regalo. 


Un día la bailarina se decidió a darse un descanso pero nada mas le apetecía que un panal de miel que se había aparecido mágicamente delante de ella en lo alto de una rama. Ella tenia control sobre la naturaleza pero no sobre lo animal por lo que sabia que si agarraba ese panal las abejas dentro del panal le picarían por lo que estuvo mirando ahí el panal un buen rato pensando en que hacer y nada le dejaba pensar con claridad pues tenía mucha hambre. Entonces un lobo se le acercó y se quedó mirando el panal mientras se sentaba al lado de la bailarina que también era un hada de la naturaleza. El lobo le dijo sencillamente:


-Quieres ese panal pero se que si lo agarras te vas a quedar un tanto herida por los picotazos de las abejas y las frutas de los árboles no son mas que simples capullos de sabor demasiado fuerte para un paladar tan refinado como el tuyo. Y no me mires así pues sé cuan refinada eres, llevo mirando todo tu trabajo y ciertamente me sorprende la belleza que despliegas con tus danzas, algunas de ellas me han hecho sentir cosas...extrañas. -se acercó un poco mas a ella y ella retrocedió un paso antes de quedarse en el puesto donde se había quedado anteriormente mirando al panal y las tripas del hada rugieron avisando que tenía hambre.-Se me ocurre que tu me dejas unos cuantos árboles para que mis criaturas, todos los animales del mundo, coman y crezcan y estos puedan ser comidos por los que solo tomen la carne de otros, y entonces tomaré ese panal por ti y te lo entregaré. las abejas no me harán nada ya que mi pelaje es muy grueso. 


El hada lo pensó y tras un instante aceptó con la condición de que los animales que comieran de sus árboles no destrozaran mas que un par de ramas únicamente para extraer el alimento justo con el que podrían sobrevivir en los inviernos y que ambos se respetarían mutuamente. Esto fue rápidamente aceptado por el lobo que de un salto agarró el panal y las abejas se lanzaron contra el y lo picaron por todas partes pero no daban atravesado el pelaje tan resistente del lobo. 


Esto asombró a la bailarina y se decidió a acariciarlo, quedando automáticamente y sin remedio enamorada del lobo. 


Un final extraño ¿verdad?

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